Mientras veo hoy el futuro de nuestra nación, debo admitir que tengo sentimientos encontrados. Estoy extremadamente triste y, sin embargo, estoy lleno de una gozosa expectativa.
Siento un profundo sentido de tristeza mientras veo el Gran Experimento Estadounidense en el gobierno representativo llegar a su fin. Hemos sido bendecidos abundantemente por Dios durante los últimos 200 años, y hemos servido como un canal de Sus bendiciones a otras naciones, tanto como un proclamador del Evangelio y como un campeón de los derechos humanos.
Claves de Nuestro Éxito
Uno de los secretos de nuestro gran éxito fue nuestro compromiso a los principios judeo-cristianos revelados en la Palabra de Dios. Esos principios sirvieron como el fundamento de nuestros sistemas de gobierno, educación y economía.
Una razón aún mayor para nuestro éxito fenomenal fue nuestro compromiso al Evangelio del Señor Jesucristo. Nuestros ancestros vinieron a este continente en busca de libertad para proclamar el Evangelio. Nuestra nación fue establecida como una nación cristiana. Nuestras relaciones estaban gobernadas por principios cristianos. Nuestras leyes estaban basadas en los mandamientos de Dios. La Iglesia, fuera católica o protestante, nos proporcionaba nuestra razón de ser.
Nuestro Historial
Estábamos lejos de ser perfectos. Batallamos con asuntos difíciles como relaciones raciales, derechos de las mujeres y el balance entre los obreros y la administración. Pero nuestros corazones estaban en el lugar correcto, debido a los principios cristianos que nos impulsaban en la dirección correcta. Gradualmente progresamos en todas estas áreas difíciles, y en muchas otras.
A lo largo del siglo XIX, buscamos evangelizar el continente americano, y enviamos misioneros a las partes más remotas de la tierra.
En la primera mitad del siglo XX, nos remontamos a grandes alturas mientras llegamos al rescate del mundo en dos guerras mundiales. En ambos casos, entramos a estos conflictos internacionales por propósitos desinteresados — no para ganar territorio, sino para “hacer al mundo seguro para la democracia”.
Nuestro Punto de Tropiezo
Pero, en la cúspide de nuestra gloria y poder, después de nuestra victoria en la II Guerra Mundial, comenzamos a darle la espalda Dios. Quitamos nuestros ojos de Aquél que nos había bendecido tan abundantemente, y comenzamos a enfocarnos en nosotros mismos. Le entregamos nuestros corazones al materialismo.
En el proceso, comenzamos a divorciar a Dios de nuestras vidas — sacándole de nuestras escuelas y separándole de nuestros procesos de gobierno. La secularización de nuestra sociedad se convirtió en nuestra pasión, y el resultado fue el creciente paganismo en cada aspecto de la vida.
Nuestra Rebelión Persistente
Nos hemos burlado de Dios. Le hemos dado nuestros corazones a los ídolos. Nos hemos olvidado de la fuente de nuestras bendiciones. Hemos puesto oídos sordos a las voces proféticas que Dios ha levantado para llamarnos al arrepentimiento. Hemos ignorado los juicios correctivos que Él ha colocado sobre nosotros, descartándolos como coincidencia.
Ahora debemos enfrentar las consecuencias de nuestra rebelión. Dios ha retrocedido y ha bajado nuestra barrera de protección. Él está permitiendo que la maldad se multiplique. La codicia está destruyendo nuestra economía. La descortesía está destrozando nuestra estructura social.
- El dinero se ha convertido en nuestro dios.
- La creencia en el hombre se ha convertido en nuestra religión.
- La búsqueda del placer se ha convertido en nuestro estilo de vida.
- Y la recompensa es el nihilismo. Nos estamos revolcando en la desesperación.
Estamos destinados a la destrucción. Pero, aun cuando soy testigo de la desintegración de todo lo que aprecio, mi corazón está lleno de gozosa expectativa, porque las señales de los tiempos literalmente están gritando que toda la historia está a punto de llegar a su consumación con el regreso de Jesús.
Un Recordatorio Bíblico
Mis sentimientos mezclados me recuerdan a Jeremías, después de que su amada ciudad y su amado templo habían sido destruidos por los babilonios y su nación había sido llevada al cautiverio. Él escribió un lamento fúnebre llamado Lamentaciones, en el que ventiló la agonía de su corazón. Pero, justo a la mitad de él, en un gran acto de fe, repentinamente se detuvo e hizo una de las declaraciones más esperanzadoras que puedan hallarse en la Palabra de Dios (Lamentaciones 3:21-24):
"Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré".
Al igual que Jeremías, aun cuando soy testigo de la destrucción de todo lo que amo a mi alrededor, puedo mirar hacia el futuro con gran esperanza y gozosa expectativa debido a las maravillosas promesas sobre el futuro que están contenidas en la Palabra profética de Dios.
Algunas Certezas
Basado en esas promesas, sé con absoluta seguridad:
Que Jesús vuelve pronto.
Que Él derrotará a todos los enemigos de Dios.
Que Él establecerá un reinado mundial que traerá paz, rectitud y justicia a todas las naciones.
Y que, a todos nosotros que somos creyentes, nos será dada la increíble bendición de gobernar con Él.
Difícilmente puedo esperar. Todo dentro de mí anhela el día glorioso muy pronto cuando Jesús irrumpirá de los cielos.
El Nuevo Mundo en el Horizonte
El sistema mundial corrupto que actualmente domina a este mundo está destinado a ser destruido. Un nuevo mundo se acerca donde no habrá desamparados, pobres, ni hambre. La justicia prevalecerá. La justicia y la equidad abundarán.
Las naciones de ese mundo estarán comprometidas con el Señor, y las bendiciones del Señor cubrirán la tierra como las aguas cubren el mar.
No es de extrañar que el apóstol Pablo escribió: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).
En los días tenebrosos que tenemos por delante, tengamos en cuenta que Dios está en Su trono, aún escucha las oraciones, aún responde las oraciones y tiene la sabiduría y el poder para orquestar toda la maldad de Satanás y del hombre para el triunfo de Jesús. También tenga en cuenta que:
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).
Pero Dios nos ha revelado estas cosas en Su Palabra. Aférrese a estas revelaciones en los días venideros. Aférrese a Sus promesas gloriosas y usted será sostenido.
"!Oh Señor, Señor nuestro, cuán majestuoso es tu Nombre en toda la tierra!" (Salmos 8:1).
Nota del traductor: Este artículo está tomado del Epílogo de la tercera edición del libro del Dr. Reagan, America the Beautiful? The United States in Bible Prophecy (disponible sólo en inglés).
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