martes, 5 de enero de 2021

Folleto: Aguardando el Reinado de Jesucristo – Parte 6

Aplicación

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Para concluir, consideremos cómo debe responder a la información contenida en este folleto. Su respuesta dependerá de quién sea.

Implicaciones para un Creyente

Si ya ha puesto su confianza en Jesucristo como su Señor y Salvador, puede anticipar Su llamado con gran gozo. Sin importar las circunstancias de su vida o las tormentas que se desaten a su alrededor, su destino eterno está seguro. El Señor lo llamará a Sí mismo en el Rapto, antes del comienzo de la Tribulación. Él glorificará su cuerpo en un abrir y cerrar de ojos y le traerá de regreso con Él en Su Segunda Venida, cuando regrese en gloria. Entonces reinará con Él por mil años (Apocalipsis 20:6).

Hasta que lo haga, oro para que este folleto lo ayude a motivarlo a un evangelismo urgente, una vida santa y a una mirada hacia el cielo. 

Implicaciones para un Judío

Todas las bendiciones que acompañan a la elección de Dios pueden ser suyas si pone su fe en el Dios de Abraham, Isaac and Jacob, y acepta que Yeshúa es el Mesías a quien todos los profetas anticiparon. Considere por sí mismo todas las profecías mesiánicas que Él cumplió. Al poner su fe en Él, puede darse cuenta de la bienaventuranza que es su derecho de nacimiento. Pero si lo rechaza, no hay otro camino, ninguna otra puerta, para entrar al descanso sabático eterno de Dios. 

Vuélvase a Yeshúa ahora. Reconózcalo como el Mesías judío predicho por los profetas judíos. No espere hasta que la Tribulación comience para clamar: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”.

Implicaciones para un Incrédulo

Si es un gentil que aún no conoce a Jesús, no espere un día más para alejarse de ira que vendrá (Juan 3:36). Jesús está a las puertas mismas del cielo. Él podría llamar a Su Iglesia en cualquier momento, pero no desea que perezca (2 Pedro 3:9). No se arriesgue a otro momento con la terrible ira de Dios sobre usted (Juan 3:36). Acepte Su regalo gratuito de salvación y llegue a conocerlo como Salvador y Señor. 

Reconozca en su corazón y confiese con su boca: “Jesús, eres el Señor de todo. Confieso mi pecaminosidad y pongo mi confianza en ti. Con tu ayuda, me aparto de mi pecado. Anhelo una relación contigo y anhelo una eternidad contigo.

Abandone su incredulidad. Vuélvase a Jesús y descubra que: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).

Conclusión

Independientemente de la categoría en la que se encuentre, espero que haya sido alentado o desafiado en su comprensión de la profecía bíblica. Oro para que, como Jacob, haya luchado con el Señor, y salga cambiado pero bendecido. 

Más que cualquier otra cosa, le insto a poner su fe en Aquél que murió y resucitó y que viene en gloria para juzgar a los vivos y los muertos. Hasta que Él irrumpa desde los cielos, únase a mí para exclamar: “¡Maranata! ¡Ven pronto, Señor Jesús!”.

¡Vaya con Dios!


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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