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martes, 1 de diciembre de 2020

Folleto: Aguardando el Reinado de Jesucristo – Parte 3 (1)

Expectativas Premileniales

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El premilenialismo moderno representa una resurgencia del punto de vista sostenido por los apóstoles de Jesús — que Jesús establecerá un reino en la tierra cuando Él regrese en gloria. El premilenialismo enfatiza la interpretación literal de la profecía bíblica. Como dice el refrán, la filosofía que nos guía a los premilenialistas es: “Cuando el sentido llano tiene sentido, no busque ningún otro sentido, no sea que termine con un sinsentido”.

Con ese fin, proporcionaré una descripción general de las expectativas premilenialistas centrándome en las promesas gloriosas a Jesús, al pueblo judío y a la Iglesia. 

Las Promesas a Jesús

Los profetas del Antiguo Testamento predijeron una época cuando el Mesías venidero reinará sobre toda la tierra (Isaías 2:2-4; Daniel 7:13-14; Zacarías 14:1-9). Por ejemplo, el profeta Isaías describe el reinado como “una vara del tronco de Isaías” y “un vástago retoñará de sus raíces” (11:1). Describe a un juez que gobernará con justicia y equidad, que golpeará la tierra y matará a los inicuos. Habla de una tierra restaurada a la paz y serenidad edénicas, llena del conocimiento del Señor. 

Este pasaje en Isaías 11 fue dado al pueblo judío, para describir a su Rey venidero. Detalla Su genealogía (v. 1), Su carácter (vv. 2-5), el mundo natural restaurado (vv. 6-9), el papel de las naciones gentiles (v. 10), la restauración y preeminencia de Israel (vv. 11-14), y la topografía alterada que facilitará la reunión final de Israel (vv. 15-16).

Algunos afirmarían que Jesús cumplió estas antiguas promesas durante Su primera aparición. Pero eso claramente no es cierto. Isaías predijo una época en la que el Mesías regresará para manifestar Su gloria ante toda la tierra (Isaías 24:23; 66:18-19). Eso aún no ha ocurrido.

Cuando Jesús leyó de Isaías en la sinagoga de Su hogar en Nazaret, la porción que proclamó cumplida es reveladora (Lucas 4:16-21). Leyó lo que nuestros textos bíblicos llaman los versículos 1 y 2a de Isaías 61. Esto es lo que Lucas registra que Jesús declaró que había cumplido ese día (Lucas 4):

18) El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos,  y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;

19) A predicar el año agradable del Señor.

Ciertamente, en una mezcla de cumplimiento físico y espiritual, hizo todo eso. Predicó las buenas nuevas, liberó a los cautivos de los espíritus demoníacos y restauró la vista física a los ciegos. También ofreció libertad eterna de la opresión del pecado. Y, Su sola presencia validó Su proclamación del año favorable del Señor. 

Pero Jesús cerró deliberadamente el libro después de leer sólo la primera oración del versículo 2 en Isaías 61. Lo hizo porque la siguiente frase habla del “día de venganza del Dios nuestro”. El cumplimiento de ese versículo se cierne sobre el mundo hasta el día de hoy. El día de la venganza que profetizó Isaías dará lugar a un juicio terrible, pero merecido — un derramamiento de ira de Dios mismo. En Apocalipsis, Jesús advirtió a todos los que tenga oídos que esto ocurrirá durante los juicios de la Tribulación. 

El Nuevo Testamento también señala el futuro reinado de Jesús. En la Anunciación, Gabriel se apareció a María y le hizo una promesa de ocho partes (Lucas 1:30-33):

1) Ella concebiría un hijo.

2) Ella daría a luz un hijo.

3) El nombre del hijo se llamaría Jesús.

4) Será grande.

5) Será llamado Hijo del Altísimo.

6) Se le dará el trono de David.

7) Él reinará sobre la casa de Jacob para siempre.

8) Su reino no tendrá fin.

Las primeras cinco de estas promesas se cumplieron literalmente en la historia. Los amilenialistas argumentan que las tres restantes también se han cumplido espiritualmente en la Iglesia. Pero, ¿por qué se cumplirían las primeras cinco literalmente y las últimas tres espiritualmente? Obviamente, las últimas tres de estas promesas aún no se han cumplido: Jesús aún no ha recibido el trono de Su padre David (actualmente comparte el trono de Su Padre Celestial); aún no ha comenzado a reinar sobre la casa de Jacob para siempre; y Su reino aún no se ha manifestado en esta tierra. El reinado de Jesús en la tierra verá el cumplimiento de esas promesas y muchas más que se repiten a lo largo de las Escrituras. 

Lo que los profetas no abordaron fue la cantidad de tiempo que el Mesías reinaría sobre toda la tierra. Apocalipsis 20 revela esa información. Los primeros siete versículos de ese capítulo se centran en la atadura de Satanás y el reinado de 1,000 años de Jesús y Sus santos glorificados. Seis veces se nos dice que este reinado durará mil años. Así que la Biblia abunda con descripciones del reinado terrenal del Mesías y la Revelación del Mesías mismo nos dice que durará 1,000 años. 

Haciéndose eco de esta verdad revelada, la tradición judía ha enseñado durante mucho tiempo que Génesis 2:1-3 apunta a un reposo sabático sobre la tierra. En otras palabras, siguiendo el patrón de Dios de seis días de trabajo, seguidos de un día de descanso, propusieron que habría 6,000 años de agitación en la tierra, seguidos por 1,000 años de descanso. Así que incluso la tradición judía ortodoxa anticipa un Milenio de santidad y reposo. 

Cuando Cristo regrese, juzgará a los vivos y muertos. Los creyentes mortales que hayan soportado la Tribulación entrarán al Milenio con sus cuerpos físicos. Con la tierra restaurada a su estado original perfecto, rápidamente repoblarán el mundo. Los santos glorificados reinarán sobre estas personas bajo la autoridad de Jesús durante 1,000 años (Daniel 7:27; Apocalipsis 2:26-27).

La razón más grande para el reinado terrenal de Jesús es para que pueda manifestar Su gloria a hombres y mujeres mortales y recibir el honor que se le negó en Su Primera Venida (Isaías 2:11; 2 Tesalonicenses 1:7-10). A través del profeta Isaías, Dios dijo (Isaías 45):

23) Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.

24) Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza; a él vendrán, y todos los que contra él se enardecen serán avergonzados.

25) En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.

Sería prudente reconocer que Dios une Su gloria con la bendición y la gloria de Su Pueblo Escogido.

Para leer la conclusión, haga clic aquí 


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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