La Gama de la Profecía
Hebreos 1:1 dice que Dios habló por medio de los profetas “muchas veces y de muchas maneras”. ¿Alguna vez se ha detenido a pensar en la variedad de personas y formas que Dios usó?
Profetas Escritores
Por supuesto, el método que inmediatamente viene a la mente es la forma escrita. Los profetas que escribieron sus mensajes son los que mejor conocemos — personas como Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y los llamados “Profetas Menores”, como Habacuc y Sofonías. En el Nuevo Testamento, los profetas escritores incluyen a Pedro, Pablo, Juan, Jacobo (Santiago) y Judas.
Pero, agrupar a todos estos profetas escritores en una categoría amplia es engañoso, ya que hay una gran variedad de personas y estilos entre ellos.
En cuanto a las personas, la variedad es asombrosa. Los profetas van desde granjeros sin educación, como Amós, hasta poetas sofisticados, como Isaías; desde voceros reacios, como Jonás, hasta hombres de gran valor, como Daniel; desde los pocos conocidos, como Joel, hasta los famosos, como el rey David.
Hay una variedad igual en los estilos de escritura. Algunos, como Ezequiel, Daniel, Hageo y los profetas del Nuevo Testamento, usaron principalmente un estilo de prosa. Otros, como David, Isaías, Joel y Miqueas, expresaron sus ideas en forma poética. Jonás escribió una autobiografía. Hacabuc se lee como una obra dramática. Y luego están los predicadores cuyos libros son principalmente colecciones de sermones — profetas como Jeremías, Amós y Zacarías.
La mayoría recibieron revelaciones directas — “Así dice el Señor”. Otros recibieron su conocimiento a través de sueños y visiones. Algunos, como Oseas y Jonás, simplemente registraron sus experiencias.
Profetas que Hablan
Algunos de los profetas más importantes no escribieron nada en absoluto, al menos nada que se haya preservado. Sabemos acerca de ellos porque otros escribieron sobre sus revelaciones, pronunciamientos y hazañas. Elías y su sucesor, Eliseo, entran en esta categor
También lo hace el profeta más grande que jamás haya vivido — el Profeta predicho por Moisés (Deuteronomio 18:15-18). Estoy hablando, por supuesto, de Jesucristo (Mateo 21:11). Los únicos escritos de Jesús que tenemos son Sus siete cartas a las siete iglesias de Asia, registradas por Juan en Apocalipsis 2 y 3. La mayor parte de las profecías de Jesús, como Su Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21), fueron escritas por Sus discípulos. Jesús fue un profeta oral.
La mayoría de los profetas orales no son bien conocidos. Sólo unos pocos son mencionados en el Nuevo Testamento — como las cuatro hijas de Felipe (Hechos 21:9) y Agabo, el profeta que aconsejó a Pablo (Hechos 21:10).
Pero el Antiguo Testamento está lleno de profetas orales. Está Natán, quien confrontó a David (2 Samuel 12); Micaías, quien vio al Señor sentado en Su trono (1 Reyes 22); Ahías, quien condenó a Jeroboam (1 Reyes 14); Ananías, el falso profeta que habló contra Jeremías (Jeremías 28); y muchos profetas sin nombre como el “varón de Dios de Judá”, quien profetizó el nacimiento de Josías (1 Reyes 13).
Profetas Actores
Mis favoritos son los profetas que fueron llamados por Dios para actuar las profecías. Algunos eran profetas escritores; algunos eran orales. El caso es que Dios les diría de vez en cuando que dejaran de escribir o hablar y comenzaran a actuar.
Dios usó a menudo el drama para llamar la atención de la gente. Por ejemplo, le dijo a Isaías que anduviera descalzo y desnudo durante tres años (Isaías 20:2ss). Sí, ¡Isaías fue el exhibicionista original! Uso un método poco convencional para llamar la atención de la gente. El mensaje era gráfico y claro: Arrepiéntanse o serán desnudados como Isaías.
A Jeremías se le dijo que llevara un yugo de bueyes en su cuello, para enfatizar el mensaje de Dios de que el rey Sedequías de Judá debía someterse a Nabucodonosor (Jeremías 27).
Ezequiel fue llamado a actuar muchas veces. En una ocasión, el Señor le dijo que empacara todas sus cosas y las llevara por Jerusalén, a la vista del pueblo, como una señal de que, si no se arrepentían, Dios los enviaría al exilio (Ezequiel 12). ¡En otra ocasión, Dios le ordenó a Ezequiel que jugara en un montón de arena! Dios le dijo que etiquetara un ladrillo, “Jerusalén”, y que construyera rampas de tierra alrededor del ladrillo, para ilustrar el asedio de la ciudad que se avecinaba, si el pueblo no se arrepentía (Ezequiel 4).
El Óscar Profético
El mejor actor de todos, el que sin duda ganará el Óscar profético a la mejor interpretación, fue el profeta Oseas.
Dios le dijo que buscara una prostituta y se casara con ella. Debe haber sido una de las cosas más difíciles que Dios le pidió a un hombre justo que hiciera. Oseas obedeció, y Dios le dijo que predicara el mensaje de su acción.
El mensaje era que Israel era como esa prostituta, cuando Dios seleccionó a la nación como Su Pueblo Escogido. No fueron escogidos por su belleza, sabiduría o rectitud. No tenían algún mérito propio. Fueron escogidos por gracia.
Éste era un mensaje insultante para los judíos. No entendían lo que significaba ser “elegidos”. Pensaron que eran mejores que otros pueblos y, en su arrogancia espiritual, se negaron a escuchar a los profetas de Dios, que estaban llamando al arrepentimiento.
Cuando Oseas regresó a casa de su gira de predicación, descubrió que su esposa había sucumbido a sus antiguas pasiones. Había dejado la dignidad y el honor de su hogar y había regresado a las calles, vendiéndose al mejor postor. El corazón de Oseas estaba roto. Dios le dijo que predicara el mensaje de su acción. El mensaje era que — al igual que la esposa de Oseas — Israel había sido infiel a Dios, siguiendo a dioses extraños. Y, como Oseas, el corazón de Dios estaba roto.
Cuando Oseas regresó a casa, Dios le habló de nuevo y le pidió que hiciera algo increíble. Dios le dijo que se tragara todo su orgullo y que fuera a la plaza de la ciudad e hiciera una puja por su esposa, cuando se ofreciera a la venta. Se le instruyó que pagara todo lo que tenía, si era necesario, para redimirla de la prostitución.
Ella no se lo merecía. Ella no se había arrepentido. Pero Oseas obedeció. Pagó el precio, y ella fue redimida.
De esta manera, Dios usó a un profeta actor para representar la historia de lo que haría por nosotros en la Cruz, cuando pagó el precio de Su Hijo, para redimirnos de nuestra infidelidad.
Profecía Simbólica
Un cuarto tipo de profecía es la profecía simbólica, o lo que a menudo se denomina “profecía en tipo”.
La comprensión de los tipos proféticos es esencial para comprender el Antiguo Testamento. Jesús se puede encontrar en casi todas las páginas del Antiguo Testamento, si sabe cómo buscarlo. Está allí simbólicamente en los tipos. Buscarlo y encontrarlo en estos tipos hace que el Antiguo Testamento cobre vida. Estoy convencido de que éste es el tipo de enseñanza que Jesús le dio a Sus discípulos durante los 40 días entre Su resurrección y Su ascensión (Lucas 24:45).
Hay tres clases de tipos proféticos: vidas individuales, eventos históricos y objetos inanimados.
Personas como Tipos
Casi todas las personas principales en el Antiguo Testamento son tipos de Cristo, en el sentido de que algunos eventos en sus vidas profetizaron cosas que le sucederían a Jesús.
Tomemos a José por ejemplo. Fue rechazado por sus hermanos. Fue dado por muerto, pero fue “resucitado” de la fosa en la que había sido lanzado. Tomó a una novia gentil y luego redimió a sus hermanos de su hambruna.
Del mismo modo, Jesús fue rechazado por Sus hermanos (los judíos), experimentó la muerte y la resurrección, ahora está tomando una Novia gentil (la Iglesia), y pronto regresará para salvar a un remanente de Sus hermanos de su hambre espiritual.
Eventos Simbólicos
Las profecías acerca de Jesús también están simbolizadas en eventos históricos.
Las siete fiestas de Israel son un buen ejemplo. Jesús fue crucificado en la Fiesta de la Pascua. Se convirtió en nuestro “pan sin levadura” mientras Su cuerpo sin pecado descansaba en la tierra ese día de fiesta. Resucitó de entre los muertos en la Fiesta de las Primicias, y la Iglesia fue establecida en la Fiesta de Pentecostés.
Las tres fiestas incumplidas en el otoño del año — Trompetas, Expiación, y Tabernáculos — debe, de la misma manera, apuntar a eventos que aún están por ocurrir. Estos eventos son probablemente el Rapto, la Segunda Venida, y el Reino Milenario de Jesús.
La historia de la nación judía es la historia de Jesús en tipo profético. Los hijos de Israel nacieron en Canaán, migraron a Egipto, atravesaron el Mar Rojo (el bautismo de Moisés), soportaron las pruebas en el desierto, y luego entraron a la Tierra Prometida.
Del mismo modo, Jesús nació en Canaán, fue llevado a Egipto, emergió públicamente en Su bautismo, soportó las tentaciones del desierto y abrió el camino al Cielo.
La Importancia de los Objetos
Incluso los objetos inanimados como el Tabernáculo y el manto del Sumo Sacerdote son tipos proféticos que apuntan a Jesús.
Considere el Arca del Pacto. Todo en él era un símbolo del Mesías. Estaba hecho de madera, lo que indica que el Mesías sería humano. Estaba recubierto de oro, lo que significa que el Mesías sería divino. Contenía tres objetos: las tablas de piedra, una olla con maná y la vara de Aarón que floreció. Las piedras significaban que el Mesías tendría la ley de Dios en Su corazón. El maná significaba que el Mesías sería el Pan de Vida. La vara con flores era una profecía de que el Mesías resucitaría de entre los muertos.
La tapa del Arca se llamaba Propiciatorio. Tenía un ángel dorado en cada extremo. Los ángeles estaban de frente y sus alas se cernían sobre la tapa. Una vez al año, el Sumo Sacerdote rociaba sangre sobre el Propiciatorio y comulgaba con la gloria Shejiná de Dios, que se cernía sobre los ángeles.
El propiciatorio apuntaba al hecho de que, a través de la obra del Mesías, la misericordia de Dios cubriría la Ley. La sangre presagiaba el hecho de que el Mesías tendría que derramar Su propia sangre para expiar nuestros pecados.
Jesús cumplió cada tipo profético del Arca. Era Dios hecho carne (Juan 10:30). Tenía la Ley en Su corazón (Mateo 5:17). Se declaró a sí mismo como el “Pan de Vida” (Juan 6). Derramó Su sangre en la cruz y fue resucitado con poder, expiando nuestros pecados y cubriendo la Ley con la Gracia (Romanos 3:21-26).
María vio el cumplimento del Arca cuando fue a la tumba y descubrió que faltaba el cuerpo de Jesús. Juan 20:11-12 dice que miró dentro de la tumba y “vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto”. ¿Entiende lo que vio? Vio el “propiciatorio” donde la sangre había sido derramada, con un ángel en cada extremo — ¡exactamente como el Propiciatorio que cubría el Arca!
Una Exhortación
Como puede ver, los tipos proféticos dan vida al Antiguo Testamento y nos dan una visión profunda de los eventos del Nuevo Testamento.
Le animo a leer la Biblia con una actitud de buscar siempre a Jesús. Él está allí en cada página, esperando que lo descubra en los símbolos y tipos.
Ore pidiendo la guía del Espíritu Santo mientras lee, y recuerde Apocalipsis 19:10 — “El testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Recurso recomendado:
Ministerio En Defensa de la Fe
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