miércoles, 23 de septiembre de 2020

Libro: El Plan de Dios para las Edades (2da. Ed.) – Capítulo 4

La Interpretación de la Profecía

¿Necesita la imaginación o el sentido común?


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Cuando tenía unos 12 años, tropecé con Zacarías 14. Fue un descubrimiento asombroso. 

Verá, crecí en una iglesia donde se nos decía una y otra vez que “no hay un versículo en la Biblia que implique siquiera que Jesús pondrá alguna vez Sus pies sobre esta tierra de nuevo”. 

Lenguaje Sencillo 

Bueno, Zacarías 14 no sólo implica que el Señor va a volver a esta tierra otra vez, ¡lo dice de forma categórica! Dice que el Señor regresará a esta tierra en un momento cuando los judíos estén de regreso en la tierra de Israel y su ciudad capital, Jerusalén, esté bajo sitio. Justo cuando la ciudad esté a punto de caer, el Señor volverá al Monte de los Olivos. 

Cuando Sus pies toquen el suelo, el monte se partirá a la mitad. El remanente de judíos que quede en la ciudad buscará refugio en las hendiduras de la montaña. El Señor pronunciará entonces una palabra sobrenatural y los ejércitos que rodeen a Jerusalén serán destruidos en un instante. 

El versículo 9 de Zacarías 14 declara que, en ese día “el Señor será rey sobre toda la tierra”. 

Interpretaciones Enredadas 

Cuando descubrí por primera vez este notable pasaje, se lo llevé a mi pastor y le pregunté lo que significaba. Nunca olvidaré su respuesta. Él pensó por un momento y luego dijo: “Hijo, no sé lo que significa, pero te garantizo una cosa: ¡no significa lo que dice!”.

Durante años después de eso, le mostraría Zacarías 14 a cada evangelista visitante que venía predicando que Jesús nunca regresaría a esta tierra. Siempre recibí la misma respuesta: “No significa lo que dice”. No podía creer esa respuesta. 

Por último, me encontré con un ministro que era un graduado del seminario y me dio la respuesta con la que yo podía vivir. “Nada en Zacarías significa lo que dice”, me explicó, “porque todo el libro es apocalíptico”. 

Ahora bien, yo no tenía la menor idea de lo que “apocalíptico” significaba. No sabía si era una enfermedad o una filosofía. Pero sonaba sofisticado y, después de todo, el tipo era un graduado del seminario, así que él debía saber. 

Una Experiencia de Descubrimiento 

Cuando comencé a predicar, repetía como loro lo que había escuchado desde el púlpito toda mi vida. Cuando hablaba acerca de la profecía, siempre enfatizaría que Jesús nunca regresará a esta tierra. De vez en cuando, la gente se acercaba después del sermón y me preguntaba, “¿Qué pasa con Zacarías 14?”. Les replicaba con una palabra, “¡APOCALÍPTICO!”. Generalmente corrían asustados hacia la puerta. Ellos no sabían de qué estaba hablando (ni yo tampoco).

Entonces, un día me senté y leí todo el libro de Zacarías. ¿Y adivine qué? ¡Todo mi argumento se fue por el drenaje! 

Descubrí que el libro contiene muchas profecías acerca de la Primera Venida de Jesús, y era evidente de que todas esas profecías significaron lo que dijeron. De repente se me ocurrió que, si las profecías de Zacarías acerca de la Primera Venida significaron lo que dijeron, ¿por qué entonces no lo harían también sus promesas acerca de la Segunda Venida? 

La Regla del Sentido Llano 

Ese fue el día que dejé de jugar con la Palabra Profética de Dios. Comencé a aceptarla por su significado del sentido llano. Decidí que si el sentido llano tenía sentido, no buscaría otro sentido, para no terminar con un sinsentido

Un buen ejemplo del enfoque sin sentido es uno que encontré hace varios años atrás en un libro sobre el Milenio. El autor espiritualizó todo Zacarías 14. Argumentó que el Monte de los Olivos es un símbolo del corazón humano rodeado por la maldad. Cuando una persona acepta a Jesús como Salvador, Jesús viene a la vida de la persona y se para en su “Monte de los Olivos” (su corazón). El corazón de la persona se quebranta en arrepentimiento (el hendimiento del monte), y entonces Jesús derrota a las fuerzas enemigas en la vida de las personas. 

Difícil de creer, ¿no es así? Cuando las personas insisten en espiritualizar las Escrituras de esta forma, entonces las Escrituras terminan significando todo lo que quieran que signifiquen. 

Claves para la Comprensión 

Creo que Dios sabe cómo comunicarse. Creo que Él dice lo que quiere decir y quiere decir lo que dice. No creo que tenga que tener un doctorado en hermenéutica para entender la Biblia. Lo esencial, por el contrario, son un corazón honesto y la morada del Espíritu de Dios (1 Corintios 2:10-16). 

Una clave crucial es acercarse a las Escrituras con una fe infantil. El Dr. Henry Morris aborda este tema en su gran comentario sobre Apocalipsis, llamado The Revelation Record (El Registro del Apocalipsis). Él dice: “Apocalipsis no es difícil de entender. Es difícil de creer. Si usted lo cree, lo entenderá”. 

Por ejemplo, en Apocalipsis 7 dice que, al comienzo de la Tribulación, Dios va a sellar a una gran hueste de judíos para que sirvan como Sus “siervos” especiales. El texto especifica que el número será 144,000, y que 12,000 serán seleccionados de cada una de las 12 tribus judías.

Ahora, le pregunto: ¿Qué tendría que hacer Dios para convencernos de que tiene la intención de apartar a 144,000 judíos para un servicio especial durante la Tribulación? El texto es claro como el cristal. Sin embargo, ¡cientos de comentaristas han negado el significado claro y han espiritualizado el pasaje, para hacer que se refiera a la Iglesia! Éste es un manejo imprudente de la Palabra de Dios, y no produce más que confusión. 

El Significado de los Símbolos 

“Pero, ¿qué acerca de los símbolos?”, preguntan algunos. Otra clave crucial es tener en cuenta que un símbolo representa algo, de lo contrario no sería un símbolo. Siempre hay una realidad literal o un significado de sentido llano detrás de cada símbolo.

En el Cantar de los Cantares 2:1, se hace referencia al Mesías como “la rosa de Sarón”. No es llamado “el cardo ruso de Texas”. La imagen que evoca una rosa es algo hermoso; un cardo ruso es feo. 

La Biblia es su propio mejor intérprete en cuanto al significado de los símbolos que usa. A veces, los símbolos son explicados claramente, como cuando Dios le revela a Ezequiel el significado de los símbolos en su visión del valle de los huesos secos (Ezequiel 37:11-14). De la misma manera, al apóstol Juan se le dijo el significado de ciertos símbolos que él vio en su visión en Patmos del Señor glorificado (Apocalipsis 1:20). 

Otras veces, una simple búsqueda de las Escrituras revelará el significado de un símbolo. Considere la declaración en Apocalipsis 12:14, donde dice que el remanente judío escapará del Anticristo al desierto “sobre las dos alas de la gran águila”. 

¿Es ésta un águila literal? O, ¿es un vuelo provisto por los Estados Unidos, cuyo símbolo nacional es el águila? 

Una búsqueda en la concordancia mostrará que el mismo símbolo se usa en Éxodo 19:4, para describir la huida de los hijos de Israel cuando escaparon de Egipto. El símbolo, como Éxodo 19 deja en claro, es una referencia poética al cuidado amoroso de Dios. 

La Importancia del Contexto 

Otra clave para entender la profecía es una que se aplica a la interpretación de toda la Escritura. Es el principio de que el significado de las palabras está determinado por su contexto. 

Recientemente, me encontré con un buen ejemplo de este problema en un libro en el que el autor estaba tratando de demostrar que Jesús nunca regresará para reinar sobre esta tierra. Tal posición, por supuesto, requirió que espiritualizara Apocalipsis capítulo 20, donde dice seis veces que habrá un reinado del Señor que durará mil años. 

En el intento desesperado de este autor para desestimar los mil años, se refirió a Salmos 50:10, donde dice que Dios es dueño “del ganado en mil montes” (NASB). Luego preguntó, “¿Hay sólo mil montes en el mundo?”. Él respondió su pregunta: “¡Por supuesto que no!”. Luego procedió a explicar que el término se usa figurativamente. Pero luego hizo un salto cuántico en la lógica, al proclamar: “Por lo tanto, el término ‘mil’, siempre se usa simbólicamente”. 

No es así. Depende del contexto. En Salmos 50, el término es claramente simbólico. Pero en Apocalipsis 20, no lo es. De nuevo, los mil años son mencionados seis veces. ¿Qué tendría que hacer el Señor para convencernos de que Él quiere decir mil años? ¿Ponerlo en el cielo con luces de neón? ¡Preste atención al contexto! 

Reconciliando Pasajes 

Una clave adicional para entender la profecía es una que se aplica a toda la Escritura. Es el principio de buscar todo lo que la Biblia tiene que decir sobre un punto en particular. 

Evite basar una doctrina en un versículo aislado. Todos los versículos sobre un tema particular deben ser buscados, comparados, y luego reconciliados. 

Permítame darle un ejemplo profético. Segunda de Pedro 3:10 dice que, cuando el Señor regrese, “los cielos pasarán con grande estruendo…y la tierra y las obras que están en ella serán consumidas”. Ahora, si éste fuera el único versículo en la Biblia acerca de la Segunda Venida, podríamos concluir con seguridad que los cielos y la tierra se quemarán el día que Jesús regrese. 

Pero, hay muchos otros versículos, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que dejan muy en claro que el Señor reinará sobre toda la tierra antes de que sea consumida por el fuego. Esos versículos deben considerarse junto con el pasaje de 2 Pedro 3, con el fin de obtener la visión general correcta. 

Problemas Especiales 

Hay algunos problemas especiales relacionados con la interpretación profética. Uno es que la profecía a menudo se cumple previamente en un tipo simbólico, antes de que se cumpla por completo. 

En este sentido, estoy seguro de que el pueblo judío debe haber sentido que Antíoco Epífanes (215-164 a.C.) cumplió las profecías de Daniel acerca de un líder tiránico que perseguiría severamente a los judíos. Pero, 200 años después de Antíoco, Jesús se refirió a esas profecías de Daniel y les dijo a Sus discípulos que aún debían cumplirse. 

Otro ejemplo es la señal que Isaías le dio al rey Acaz para asegurarle que la ciudad de Jerusalén no caería en manos de los asirios, que la tenían sitiada. La señal era que una joven daría a luz a un hijo, cuyo nombre sería llamado Emanuel (Isaías 7:1-19). El pasaje ciertamente implica que ese niño nació en ese momento. 

Pero, cientos de años después, Mateo, por inspiración del Espíritu Santo, se remontó a la profecía de Isaías y proclamó que su cumplimiento final se encontraba en el nacimiento virginal de Jesús (Mateo 1:22-23). 

Tiempo Comprimido 

Otra característica peculiar de la literatura profética es llamada “telescopía”. Esto ocurre cuando un profeta comprime el intervalo de tiempo entre dos eventos proféticos. Este fenómeno es muy común. 

La razón de esto tiene que ver con la perspectiva del profeta. Mientras mira hacia el futuro y ve una serie de eventos proféticos, le parecen como si estuvieran en una secuencia inmediata. 

Es como vislumbrar una cadena montañosa y ver tres picos, uno detrás del otro, cada uno secuencialmente más alto que el que está frente a él. Los picos parecen estar el uno contra el otro, debido a que la persona que los ve no puede ver los valles que los separan. 

En Zacarías 9:9-10, hay un pasaje con tres profecías que están comprimidas en dos versículos, pero que están ampliamente separadas en el tiempo. El versículo 9 dice que el Mesías vendrá humildemente en un burro. La primera parte del versículo 10 dice que el pueblo judío será apartado. La segunda parte del versículo 10 dice que el Mesías reinará sobre todas las naciones. 

Estos tres eventos — la Primera Venida, la puesta aparte de Israel, y el reinado de Cristo — parecen ocurrir en una rápida sucesión, pero, en realidad, hubo 40 años entre los primeros dos eventos, y ha habido casi 2,000 años hasta ahora entre el segundo y el tercer evento. 

Brechas Proféticas 

Otra forma de ver el fenómeno de la telescopía es centrarse en lo que son llamadas “brechas proféticas”. Éstos son los períodos de tiempo entre los eventos proféticos representados por los picos de montaña. 

Debido a que los rabinos del Antiguo Testamento no podían ver la brecha entre la Primera y la Segunda Venida del Mesías, algunos teorizaron que habría dos Mesías — un “Mesías hijo de José”, que sufriría, y un “Mesías hijo de David”, que conquistaría. 

Desde nuestra perspectiva del Nuevo Testamento, podemos ver que los profetas del Antiguo Testamento estaban hablando de un Mesías que vendría dos veces. Podemos ver la brecha entre las dos venidas. 

Un Desafío 

Le pregunto: ¿Cómo trata a Zacarías 14 — como hecho o como ficción? —. ¿Es culpable de jugar con la Palabra de Dios, con el fin de justificar tradiciones sagradas y doctrinas de hombres? 

Lo desafío a interpretar la Palabra de Dios — toda ella — por su significado de sentido llano. Al hacerlo, es muy probable que se enfrente al desafío de descartar unas doctrinas antiguas y a adoptar unas nuevas. Éste será un proceso doloroso, pero será uno fructífero, porque será bendecido con la verdad de la Palabra de Dios. 

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres — Juan 8:31-32.


Recurso recomendado:



Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

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