viernes, 26 de junio de 2020

Realidades del Medio Oriente: El Acuerdo Muerto



El “Acuerdo del Siglo” del Presidente Trump, que presentó en enero para la paz entre Israel y los palestinos, estaba muerto a su llegada. Era, de hecho, un acuerdo absurdo.

La paz entre las naciones requiere que ambas partes estén dispuestas a negociar. El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbás, ni siquiera asistió a la ceremonia. De hecho, durante los días previos al evento, incluso se negó a hablar por teléfono con el Presidente Trump.

Los Detalles

El “acuerdo” preveía el intercambio de algunos territorios en Cisjordania (Judea y Samaria) por tierra en el Desierto del Néguev, a lo largo de la frontera con Egipto. Los asentamientos de Israel en territorio “ocupado” permanecerían. Jerusalén continuaría siendo la capital indivisible de Israel. Los palestinos establecerían su capital en la frontera oriental de Jerusalén. Jordania conservaría su autoridad de status quo sobre el Monte del Templo, bajo soberanía Israelí. A los “refugiados” palestinos se les prohibiría regresar a Israel.

Las zonas palestinas estarían completamente desmilitarizadas. Israel sería responsable por la seguridad de ambas áreas, con un control absoluto sobre el Valle del Jordán.

Aunque en la propuesta hay referencias constantes a un “Estado palestino”, las referencias son sólo semánticas. La realidad es que el acuerdo no crea tal Estado. A lo sumo, daría lugar a lo que podría llamarse una “Entidad Palestina”.

Para endulzar el acuerdo, a los palestinos se les ofreció un plan de desarrollo económico de 50 mil millones de dólares.

Los Requisitos

Pero las exigencias impuestas a los palestinos, aunque necesarias, eran totalmente irrealistas. Para completar el acuerdo y obtener el dinero, tendrían que dejar de incitar el terrorismo y pagar a los terroristas. Tendrían que limpiar su corrupción gubernamental y comenzar a respetar los derechos humanos.

Además, tendrían que proporcionar libertad de religión y de prensa. Y, por supuesto, los palestinos tendrían que reconocer la existencia del Estado de Israel.

No hace falta decir que todos estos requisitos son cosas que los palestinos no tienen intención de hacer.

Hechos Ignorados

La propuesta de paz de Trump ignora varios hechos incontrovertibles y, por lo tanto, está condenada al fracaso, como todos los planes de dos Estados similares antes de ella.

El primer hecho que el Presidente ignoró es que los palestinos no quieren una solución de dos Estados. Ya han rechazado tales propuestas varias veces en el pasado, y continuarán haciéndolo porque su verdadero deseo es la aniquilación de Israel, y no se conformarán con nada menos.

El segundo hecho que hace imposible el acuerdo del Presidente es que la disputa del Medio Oriente no es política. Más bien, es espiritual y no se puede resolver con maniobras y acuerdos políticos. 

El tercer hecho que el Presidente no parece entender es que nunca habrá paz en el Medio Oriente hasta que el Príncipe de la Paz, Jesús, regrese para reinar sobre todo el mundo.

Hay un cuarto hecho que es muy siniestro. Es la advertencia en las Escrituras que Dios derramará Su juicio sobre todas las naciones en los tiempos del fin que se involucren en dividir Su tierra (Joel 3:2).


Realidades del Medio Oriente

La verdad del asunto es que ya existe un Estado palestino. Se llama Jordania. Constituye dos tercios de la tierra de Palestina que los británicos le prometieron a los judíos en la Declaración Balfour de noviembre de 1917. Los británicos luego renegaron de su promesa a favor de los judíos, para obtener el favor de los árabes y conseguir acceso a su petróleo. Dos tercios de las personas que viven en Jordania son palestinos.

Los así llamados refugiados palestinos son simplemente peones políticos usados por los Estados árabes para ganar simpatía mundial. La Guerra de los Seis Días de 1967 dio lugar a un millón de refugiados judíos que fueron desalojados por la fuerza de países árabes. Israel los absorbió. El mundo árabe se negó a absorber a los refugiados palestinos que huyeron de Israel, cuando los Estados árabes que atacaron a Israel les pidieron que lo hicieran.

Los árabes podrían haber declarado la existencia de un segundo Estado palestino el 14 de mayo de 1948 — el día que los israelíes establecieron su Estado. Habían sido autorizados para hacerlo por las Naciones Unidas. Pero en su lugar decidieron atacar a Israel y “hacer que el Mediterráneo se vuelva rojo con la sangre de los judíos”.

Conclusión

Abba Eban (1915-2002), Ministro de Relaciones Exteriores de Israel de 1966 a 1974, dijo una vez: “Los palestinos nunca han perdido una oportunidad de perder una oportunidad”.

Benjamín Netanyahu, el Primer Ministro en servicio más antiguo de Israel, ha dicho: “Si el mundo árabe se desarmara, tendríamos paz en el Medio Oriente. Si Israel se desarmara, Israel dejaría de existir”.

Golda Meir (1898-1978), una judía rusa que se crió en los Estados Unidos, y que se convirtió en Primer Ministro de Israel (1969-1974), una vez observó: “La paz llegará cuando los árabes amen más a sus hijos de lo que nos odian”.

En el Salmo 122 se nos ordena orar por la paz de Jerusalén. Cuando lo hace, no está orando por el “acuerdo del siglo” de Trump. No, está orando por el regreso del Rey de reyes y Señor de señores, Jesús. 

¡Maranata!


Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe

Original article
The Dead Deal

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