Una Señal Cuestionable
¿Cómo sabemos que los tiempos del fin están sobre nosotros y que Jesucristo regresará pronto? Una de las formas más seguras en que podemos saberlo es a través de las señales de la naturaleza de los tiempos del fin. Pero, ¿hay profecías, que al principio suenan como desastres naturales, pero que en realidad son cataclismos hechos por el hombre? ¿Podrían estos llamados desastres naturales caer realmente en la categoría de Señales de la Tecnología en lugar de en Señales de la Naturaleza?
Uno de los muchos cataclismos interpretados como un acto de la naturaleza que debería ser asignado a la tecnología implica la inevitable liberación del arsenal nuclear del mundo. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento describen la destrucción de gran parte del mundo por una serie de cataclismos que suenan más nucleares que naturales.
Escrituras Nucleares
Por ejemplo, tanto en Isaías 17:1-14 como en Jeremías 49:23-27, se profetiza que Damasco será totalmente destruida en los tiempos del fin. Isaías lo expresa de esta manera: “Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo [Damasco] ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan [a Israel]…” (Isaías 17:14). Por lo tanto, una de las ciudades más antiguas de nuestro planeta será destruida repentinamente en una sola noche. ¿Cómo destruyes una ciudad entera en sólo una noche? Israel tendrá que usar una bomba nuclear.
En el Evangelio de Lucas, se cita a Jesús diciendo que, en los tiempos del fin, los hombres estarán “desfalleciendo por el temor” a “la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”. En otras palabras, los horrores de la Tribulación causarán ataques cardíacos. Y el horror particular retratado — la conmoción de las potencias del cielo — suena como la división del átomo.
En el sexto capítulo del libro de Apocalipsis, al apóstol Juan se le dio esta visión: “Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar” (Apocalipsis 6:14). El pasaje continúa diciendo que la gente se esconderá “en las cuevas y entre las peñas de los montes” (versículo 15).
Este Juicio del Sexto Sello asombrosamente describe cómo se ve una explosión nuclear, y cómo la gente se esconderá en cuevas para escapar de toda la destrucción y radiación que estas bombas harán caer sobre ellos.
La descripción de Juan de los Juicios de las Trompetas suena como si los Juicios de los Sellos se transformaran de una guerra tradicional a una guerra nuclear total: “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde” (Apocalipsis 8:7).
Como se puede ver en estos ejemplos, muchos de los juicios de Dios durante la Tribulación suenan como el intento de un hombre del primer siglo para describir un holocausto nuclear. Mucha gente cree que las dos bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial han sido las únicas armas atómicas jamás explotadas. Es cierto que son las únicas que se han usado en la guerra hasta la fecha. Pero, en los últimos 70 años, más de 2,500 ojivas nucleares han sido detonadas en pruebas. Nueve países han almacenado un estimado de 15,000 armas nucleares, con 1,800 siempre en alerta y preparadas para su lanzamiento inmediato.
El hecho de que el mundo no se haya aniquilado a sí mismo en un holocausto nuclear demuestra que la mano restrictiva de Dios está manteniendo a raya las peores inclinaciones destructivas de la humanidad. Pero, ese tiempo terminará cuando, en el Rapto de la Iglesia, se levante la influencia restrictiva de Dios. El resultado será que, durante los primeros tres años después de que comience la Tribulación, la mitad de la población del mundo perecerá.
Un holocausto nuclear está a punto de ser desatado sobre este mundo, y un día pronto. Mientras tanto, el mundo duerme felizmente, sin darse cuenta de la constante amenaza de la auto-aniquilación nuclear.
Reconociendo los Tiempos
Las señales de los tiempos del fin de la naturaleza y la tecnología son simplemente dos de las muchas categorías de señales que apuntan al hecho de que Jesucristo regresará pronto. Sabiendo que este maravilloso regreso del Rey es inminente, ¿cómo debemos aplicar esta verdad a nuestras propias vidas?
Primero, consuélese sabiendo que Dios lo tiene todo bajo control — que tiene un plan majestuoso y que los hijos de Dios juegan un papel vital en ese plan. La vida, por lo tanto, no es carente de sentido, sino que tiene un propósito. Los cristianos estamos llamados a servir a Dios en estos tiempos oscuros, así que sírvale con sus todos sus talentos únicos, dones, tiempo, dinero y experiencia.
Para aquellos de ustedes que aún no han aceptado a Jesucristo como su Salvador, pero que ahora reconocen que estamos viviendo en los tiempos del fin, esa comprensión debería actuar como un reloj despertador sonando para despertarlos al hecho de que al mundo no le queda mucho tiempo. La convergencia de todas las señales del tiempo del fin claramente indica que todos estamos viviendo en tiempo prestado.
Por lo tanto, abrace el hecho de que Dios amó tanto al mundo de que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él crea no se perezca, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16). ¡No pase otro momento sin haber aceptado a Jesucristo como su Salvador personal!
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Traducido por Donald Dolmus
Ministerio En Defensa de la Fe
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