Me he convencido de que el coronavirus es un juicio correctivo de Dios sobre todo el mundo, para llamar a la gente de todas las naciones a que se arrepientan antes del regreso de Jesús.
Dios, en Su misericordia, nunca derrama Su ira sin previo aviso. Sabemos por las señales de los tiempos reveladas en la profecía bíblica, que estamos en el umbral de la Tribulación. Y también sabemos por el libro de Apocalipsis que la Tribulación será un tiempo cuando Dios enfocará Su ira no mitigada en las naciones rebeldes del mundo, incluida la nuestra.
La profecía bíblica nos dice de forma rotunda que las sociedades de todo el mundo se volverán tan malvadas como en los días de Noé y que, cuando eso pase, sabremos que estamos en la época del regreso del Señor. Si lee Génesis 6, verá que las dos características fundamentales de la sociedad de Noé eran la violencia y la inmoralidad. Ése es el mundo en el que vivimos hoy.
En todo el mundo, la violencia es tan abrumadora debido al terrorismo que ha infectado a todas las sociedades. Y el grado de inmoralidad se ha vuelto alucinante. En nuestra nación, que fue fundada sobre valores judeocristianos, encontramos a nuestros líderes rindiéndose a las exigencias del Movimiento de la Perversión Sexual. Nuestras escuelas se han convertido en campos de batalla, y actualmente estamos criando a toda una generación de pigmeos morales. Además, seguimos asesinando bebés en el vientre de su madre.
La Biblia dice que, cuando alcanzamos este nivel de libertinaje social, la gente ignorará las voces proféticas de Dios y Sus juicios correctivos, como el hombre que aparece en la portada de este número de nuestra revista (Mateo 24:36-39). La mayoría de la gente simplemente se dedicará a sus asuntos como de costumbre, ignorando el hecho de que Dios está advirtiendo de Su ira inminente.
Oremos para que los ojos de las personas sean abiertos y que sus corazones sean impactados por sus pecados, y que eso los motive a volverse a Dios, a arrepentirse de sus pecados y a aceptar al Hijo de Dios, Jesús, como su Señor y Salvador.
Mientras tanto, para aquellos de nosotros que conocemos al Señor, el Espíritu Santo nos está llamando a la santidad y al evangelismo. Necesitamos prepararnos a nosotros mismos y a otros para el inminente Rapto de la Iglesia, y el horrible período de la Tribulación que seguirá.
Y, a medida que enfrentamos los juicios correctivos que Dios está infligiendo sobre la tierra, tengamos en cuenta las palabras reconfortantes del Salmo 91:
1) El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
2) Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.
3) El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.
4) Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.
5) No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día,
6) Ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.
7) Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará.
8) Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.
9) Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación,
10) No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.
11) Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.
¡Aleluya!
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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