Por Donald Dolmus
Después de batallar varios años contra la diabetes, el día 24 de abril del año en curso, mi papá pasó a la presencia del Señor.
El Señor nos dio la paz, el gozo y el consuelo en medio de dicha tribulación. Pudimos ver Su mano proveedora, a través de varias manos que nos ayudaron a cubrir los gastos de la vela y el funeral.
Quiero agradecerles a todos aquellos de ustedes que, durante ese momento difícil, mostraron su amor hacia él y nosotros de diversas maneras.
Tal como lo afirma la Palabra de Dios, sé que está en un lugar mucho mejor. Por tal motivo, no le dijimos "¡Adiós!", sino "¡Hasta luego!".
Ahora tengo una razón más para desear más que nunca el pronto regreso de Jesús por nosotros.
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