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viernes, 17 de abril de 2020

La Interpretación de la Profecía (parte 1 de 2)

¿Un ejercicio de la imaginación o la aplicación del sentido llano?



Cuando tenía unos 12 años, me topé con Zacarías 14. Fue un descubrimiento asombroso. Verá, crecí en una iglesia donde se nos decía una y otra vez que “no hay un solo versículo en la Biblia que siquiera implique que Jesús volverá a poner Sus pies en esta tierra”.

Lenguaje Sencillo

Bueno, Zacarías 14 no sólo implica que el Señor volverá a esta tierra de nuevo, ¡lo dice a quemarropa! Dice que el Señor regresará a esta tierra en una época cuando los judíos estén de regreso en la tierra de Israel y su ciudad capital, Jerusalén, esté bajo asedio. Justo cuando la ciudad está a punto de caer, el Señor volverá al Monte de los Olivos.

Cuando sus pies toquen el suelo, el monte se partirá a la mitad. El remanente de judíos que quede en la ciudad se refugiará en las hendiduras de la montaña. Entonces, el Señor pronunciará una palabra sobrenatural, y los ejércitos que rodean a Jerusalén serán destruidos en un instante. 

El versículo 9 declara que, en ese día, “el Señor será rey sobre toda la tierra”.

Interpretaciones Confusas

Cuando descubrí por primera vez este pasaje, se lo llevé a mi pastor y le pregunté lo que significaba. Nunca olvidaré su respuesta. Él pensó por un momento y luego dijo: “Hijo, no sé lo que significa, pero te garantizo una cosa: ¡no significa lo que dice!

Durante años después de eso, mostraría Zacarías 14 a cada evangelista que vino de visita a la ciudad predicando que Jesús nunca regresaría a esta tierra. Siempre recibí la misma respuesta: “No significa lo que dice”. Esa respuesta no me satisfizo.

Por último, me encontré con un ministro que era un graduado del seminario y me dio la respuesta con la que yo podía vivir. “Nada en Zacarías significa lo que dice”, me explicó, “porque todo el libro es apocalíptico”.

Ahora bien, yo no tenía la menor idea de lo que “apocalíptico” significaba. No sabía si era una enfermedad o una filosofía. Pero sonaba sofisticado y, después de todo, el tipo era un graduado del seminario, así que él debía saber.

Una Experiencia de Descubrimiento

Cuando empecé a predicar, repetía como loro lo que había escuchado toda mi vida desde el púlpito. Cuando hablaba acerca de profecía, siempre enfatizaba que Jesús nunca regresará a esta tierra. Ocasionalmente, alguna persona se acercaría después del sermón y me preguntaría, “¿Qué acerca de Zacarías 14?”. 

Yo les contestaba bruscamente con una palabra, “¡APOCALÍPTICO!” Por lo general, corrían asustados hacia la puerta. No sabían de lo que estaba hablando (ni yo tampoco).

Entonces, un día me senté y leí todo el libro de Zacarías. ¿Y adivinen qué? ¡Todo mi argumento se fue por el drenaje! 

Descubrí que el libro contiene muchas profecías acerca de la Primera Venida de Jesús y descubrí que todas esas profecías significaron lo que dijeron. Repentinamente, se me ocurrió que si las profecías de Zacarías acerca de la Primera Venida significaron lo que dijeron, ¿por qué entonces no lo harían también sus promesas acerca de la Segunda Venida?

La Regla del Sentido Llano

Ese fue el día que dejé de jugar con la Palabra Profética de Dios. Empecé a aceptarla por su significado del sentido llano. Decidí que:

Si el sentido llano tiene sentido, yo no buscaría otro sentido, para no terminar con un sinsentido”.

Un buen ejemplo del enfoque sin sentido es el que encontré en un libro sobre el Milenio. El autor espiritualizó todo Zacarías 14. Argumentó que el Monte de los Olivos es un símbolo del corazón humano rodeado de maldad. Cuando una persona acepta a Jesús como Salvador, Jesús entra en la vida de la persona y se para en su “Monte de los Olivos” (su corazón). El corazón de la persona se quebranta en contrición (el hendimiento del monte), y luego Jesús derrota a las fuerzas enemigas en la vida de la persona.

Difícil de creer, ¿no es así? Cuando las personas insisten en espiritualizar las Escrituras de esta forma, las Escrituras terminan entonces significando todo lo que ellas quieren que signifiquen.

Claves para la Comprensión

Creo que Dios sabe cómo comunicarse. Creo que Él dice lo que quiere decir y quiere decir lo que dice. No creo que usted tenga que tener un doctorado en hermenéutica para entender la Biblia. Lo esencial, en cambio, son un corazón honesto y la llenura del Espíritu de Dios (2 Corintios 2:10-16).

Una clave crucial es abordar las Escrituras con una fe infantil. El Dr. Henry Morris aborda este tema en su gran comentario sobre Apocalipsis, llamado The Revelation Record (El Registro del Apocalipsis). Él dice: “Apocalipsis no es difícil de entender. Es difícil de creer. Si usted lo cree, lo entenderá”.

Por ejemplo, en Apocalipsis 7 dice que, al comienzo de la Tribulación, Dios va a sellar una gran hueste de judíos para que sirvan como Sus “siervos” especiales. El texto especifica que el número será 144,00; y que 12,000 serán seleccionados de cada una de las 12 de tribus especificadas. 

Ahora, les pregunto: ¿Qué tendría que hacer Dios para convencernos de que tiene la intención de apartar a 144,000 judíos para un servicio especial durante la Tribulación? El texto es cristalino. Sin embargo, ¡cientos de comentaristas han negado el significado claro y han espiritualizado el pasaje para hacer que se refiera a la Iglesia! Éste es un manejo imprudente de la Palabra de Dios, y no produce nada más que confusión.


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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Interpretation of Prophecy

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