Por Dr. Charles C. Bing
¿Por qué los cristianos servimos a Dios? ¿Por qué debemos servir a Dios? Tal vez muchos nunca se han detenido a pensar en sus motivos. Aunque no necesitamos entender nuestros motivos para servir a Dios o crecer en devoción, mientras más estemos conscientes de ellos, mejor vamos a servir a Dios como Él se merece. Los motivos comúnmente son difíciles de discernir y a veces se empalman, pero la Biblia claramente dice que los cristianos pueden estar sirviendo por motivos dignos o indignos.
Motivaciones ilegítimas que no son bíblicas
Algunas motivaciones no son dignas de Dios o de los cristianos. Aunque el servicio puede venir de aquellos que están motivados erróneamente, en realidad ellos no están sirviendo a Dios, sino a sí mismos.
1. Legalismo: Algunas personas pueden tratar de servir a Dios con la esperanza de que esto les otorgará la vida eterna o que va a ayudarles a retenerla. Por supuesto, esto es contrario a la gracia de Dios para salvación y santificación (Ef. 2:8-9; Gá. 3:1-9).
2. Falsa culpa: La falta de confianza en que Dios va a perdonar sus pecados puede hacer que algunos traten de servir a Dios para borrar su culpa, como obras de penitencia. Pero esto ignora la promesa de Dios del perdón completo para todos los que confiesen sus pecados (Col. 2:13; 1 Jn. 1:9).
3. Egoísmo: Las ganancias financieras, la preeminencia, el poder, o el auto engrandecimiento pueden motivar a algunos a tratar de servir a Dios. Obviamente, sólo están sirviendo para sus deseos egoístas. La Biblia tiene ejemplos de los que se motivaron de esa manera (Mt. 6:1-6; Mr. 12:28-40; Fil. 1:15-18; 3 Jn. 9; 2 Pe. 2:14-15). El apóstol Pablo enseñó acerca de estos motivos (2 Cor. 4:2-5; Gá. 1:10; 1 Tes. 2:3-6; 1 Tim. 6:1).
Motivaciones legítimamente bíblicas
La Biblia presenta algunas motivaciones poderosas y claras para el servicio y la vida piadosa. Los buenos motivos se pueden superponer, y algunos parecen en principio ser más altos que otros. Aquí hay cinco motivos fácilmente identificables en el Nuevo Testamento ordenados por prioridad.
1. Amor: Esto incluye, en primer lugar, un amor por Dios, acompañado de amor por otros (Mt. 22:37-39). Un cristiano motivado por amor hace obras para el beneficio del Amado. El amor a Dios a menudo se demuestra obedeciendo ( Jn. 14:21; 1 Jn. 5:2). El amor se expresa en un deseo de glorificar (Jn. 12:27-28), agradar ( Col 1:10, Col 3:20; 1 Ts 4:1), y conocer a Dios ( Fil. 3:10-14; 1 Jn. 4:16). El amor a Dios también puede significar amor hacia lo que Dios ama, por eso amamos a otras personas ( 2 Cor. 5:14, 2 Cor. 12:15; 1 Jn. 4:11, 1 Jn. 5:2).
2. Agradecimiento: Porque nos beneficiamos de las acciones de Dios, nuestro deseo debe ser responder con gratitud. Nuestro servicio y nuestra vida se convierte en un “Gracias” a Él. En vista de las bendiciones de Dios, estamos motivados para ofrecerle nuestros cuerpos (Ro. 12:1-2) y a vivir para Él (Gá. 2:20). Pablo estaba motivado a servir a Dios con acción de gracias (1 Tim. 1:12).
3. Importancia Eterna: Podemos estar motivados por el deseo de cumplir nuestro deseo de trascender más allá de esta vida temporal de acuerdo con el propósito original de Dios. Dios nos creó para participar en Su gobierno sobre la tierra (Gn. 1:26-28). Esto se va a cumplir cuando venga Su reino, pero depende de qué tan fieles seamos en nuestras responsabilidades en esta vida (Mt. 19:27-30; Lc. 19:11-27) o nuestra fidelidad en las dificultades (Ro. 8:17; 2 Tim. 2:12). El deseo de disfrutar la herencia que ganemos nos debe de inspirar a tener una conducta piadosa (1 Cor. 6:9-11; Gá. 5:21; Ef. 5:5). El libro a los Hebreos promete que los que sean fieles van a compartir con Cristo su gobierno futuro (Heb. 1:14; 3:14; 4:1; 4:9; 6:11-12). El significado eterno puede empezar cuando nos comprometemos a servir a Cristo en esta vida (Mt. 10:38-39; 16:24-27; Lc. 9:23-26).
4. Recompensas: También podemos motivarnos por las recompensas dadas por Dios en esta vida ( Mr. 10:28-31) y en la eternidad ( Mt. 16:27; Ap. 22:12). El Tribunal de Cristo es la escena de las recompensas futuras. Allí todos los cristianos van a comparecer y dar cuentas ( Ro. 14:10-12; 2 Cor. 5:10; 1 Cor. 3:9-13). Las recompensas eternas incluyen tesoros ( Mt. 6:20) y coronas ( 1 Cor. 9:25; 1 Pe. 5:4; 2 Tm. 4:8). La motivación también puede ser la posibilidad de perder nuestras recompensas eternas ( M.t 22:1-14, Mt. 25:14-25; Lc. 19:11-27; 1 Cor. 3:12-15). Las recompensas no son una motivación egoísta si nuestro objetivo final es usarlas para la gloria de Dios.
5. Obligación: Algunos cristianos van a servir a Dios porque han hecho un compromiso para servirle, o porque ellos están viviendo para lo que Dios los ha llamado a hacer. La obligación no espera una recompensa, pero se hace por el compromiso (Lc. 17:7-10). Esto se ve en el mismo compromiso de Jesús de hacer los que Dios lo llamó a hacer (Mr. 1:38; Jn. 12:27, Jn. 17:4; Heb. 2:17, Heb. 5:5-10). Pablo estaba motivado a vivir su llamado de ser un apóstol para los gentiles (Hch. 20:24; 2 Tim. 1:1, 2 Tm 1:11, 2 Tim. 2:7). Los cristianos también se pueden sentir obligados a ser fieles administradores de sus dones (Ro. 12:6-8; 1 Tim. 4:14; 1 Pe. 4:10-11) o del evangelio (1 Cor. 9:17-18; Col. 1:25; 1 Tim. 1:11, 1 Tim. 1:18, 1 Tim. 6:20; 2 Tim. 1:14, 2 Tim. 2:2; Tit. 1:3).
6. Temor: Esta motivación es inferior al amor (1 Jn. 4:18) pero puede motivar a los cristianos a mantenerse alejados del pecado o la infidelidad y mantener una conducta piadosa. Uno puede temer a un resultado negativo en el Tribunal de Cristo (Stg. 2:13; 3:1) lo que también puede incluir vergüenza (2 Tim. 2:15; 1 Jn. 2:28) o la pérdida de las recompensas (1 Cor. 3:13-15, 1 Cor. 9:27). Los cristianos también pueden tener miedo a la disciplina temporal de Dios (1 Cor. 5:5, 1 Cor. 11:29-32; Col. 3:23-25; 1 Tim. 4:14; Stg. 5:15-16, Stg. 5:19). El libro de Hebreos utiliza efectivamente cinco espantosas advertencias para motivar a sus lectores a alejarse de la apostasía y a que maduren (Heb 2:1-4; 3:7-4:13; 6:1-12; 10:26-31; 12:25-29). También existe un aspecto positivo del temor en el sentido de reverencia, que también es una motivación para los cristianos (Hch. 10:2; 2 Cor 7:1; Ef. 5:21; Fil. 2:12; Heb. 12:28).
Conclusión
Así como existen motivaciones ilegítimas que no son bíblicas para servir a Dios, también existen motivaciones legítimamente bíblicas. Deberíamos aprender a buscar las motivaciones más altas en nuestro servicio. También debemos aprender a motivar a otros para servir a Dios o para vivir una vida piadosa con las mejores motivaciones. Es saludable evaluar lo que nos motiva a servir a Dios o a vivir una vida piadosa para que podamos servirle mejor.
Fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario