Es el tema del que nadie quiere pensar o hablar. Sin embargo, es un tema con el que la mayoría de la gente debe estar fascinada, porque el artículo principal de esta publicación, publicado por primera vez en julio de 1982, ha demostrado ser el artículo más popular que el ministerio ha producido.
La Biblia dice que la mayoría de las personas vive en esclavitud de por vida al temor a la muerte (Hebreos 2:15). La mayoría de las veces, ese miedo es suprimido, pero siempre está allí, justo debajo de la superficie. Normalmente aparece cuando un amigo o un miembro de la familia mueren; cuando una persona experimenta un evento cercano a la muerte, como un accidente automovilístico grave; o cuando una persona comienza a alcanzar la mediana edad. Y, por supuesto, ¡estar tumbado en una trinchera con bombas explotando por todas partes siempre da lugar a pensamientos de muerte!
Creo que una de las razones por las que la muerte de la Princesa Diana tuvo un gran impacto mundial fue porque era muy joven. Cuando somos jóvenes tendemos a pensar que somos invencibles y que viviremos indefinidamente. Siempre es aleccionador cuando experimentamos la muerte de una persona joven. Nos obliga a pensar en nuestra propia mortalidad, algo que es muy incómodo de hacer. Pero nunca dura mucho, porque siempre estamos ansiosos de poner el tema en el fondo de nuestras mentes.
Vi que esto sucedía cuando era un adolescente. Vivía en Waco, Texas en mayo de 1953, cuando el peor tornado en la historia del estado azotó la ciudad. Un total de 114 personas murieron por la tormenta. El área del centro parecía haber sido alcanzada por una bomba atómica.
El Dr. David Reagan grabando programas de televisión en un cementerio en McKinney, Texas.
Durante semanas después, las iglesias de Waco se llenaron al máximo mientras la gente intentaba lidiar con el terror de la tormenta. Pero, en unos seis meses, la asistencia comenzó a disminuir y, en poco tiempo, las iglesias volvieron a la normalidad en su asistencia.
La muerte es un hecho al que todas las personas deben enfrentar y para el que deben prepararse. Las únicas personas que no van a experimentar la muerte son aquellos creyentes en Jesucristo que estén vivos en el momento en que Él regrese para arrebatar a la Iglesia (1 Tes. 4:13-18). Aquellos creyentes que mueran antes de ese tiempo, vencerán la muerte por medio de la resurrección y glorificación de sus cuerpos.
Jesús de Nazaret nos dio las palabras más reconfortantes jamás pronunciadas sobre la muerte.
En la tumba de Lázaro, antes de que resucitara a Su amigo de entre los muertos, Jesús proclamó: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-26).
Sesenta y cinco años después de Su muerte, sepultura y resurrección, Jesús regresó a esta tierra y se le apareció a Su querido amigo Juan, en la Isla de Patmos (Apocalipsis 1). Juan estaba tan asombrado, que cayó al suelo como muerto. Jesús puso Su mano derecha sobre Juan y dijo: “No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.
Jesús mismo ha vencido la muerte y, en consecuencia, tiene el poder sobre la muerte. Vencer a la muerte es una cuestión de poner tu fe en Él (1 Juan 5:1-5). El artículo principal en esta publicación ha dado paz y esperanza a muchas personas que enfrentan la muerte. Inmediatamente después que lo escribí en 1982, lo leí por la radio, y literalmente nos cubrimos con solicitudes de copias.
Una de esas solicitudes vino de un capellán de la policía en Lexington, Kentucky. Llamó y dijo que estaba ministrando a un policía incrédulo que estaba al borde de la muerte. Preguntó si podíamos enviarle de inmediato una copia del artículo, para compartirlo con el policía. Lo hicimos. Lo compartió, y el policía aceptó a Jesús como su Señor y Salvador antes de morir.
¡Alabado sea Dios, de quien fluyen todas las bendiciones!
La Muerte
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario