El Cielo
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Hecho: La Biblia enseña que el Cielo será un lugar tangible ubicado en una tierra nueva.
Escritura Clave: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18).
La mayoría de los cristianos parecen creer que ir al Cielo significa ser un espíritu incorpóreo que reside en un mundo etéreo, flotando en una nube tocando un arpa. Y por decir lo menos, no parecen emocionarse con esa imagen.
La Biblia nos dice en gran detalle cómo será el Milenio, pero casi no nos da información detallada acerca del Cielo, o lo que podría llamarse el Estado Eterno. Lo que nos dice a menudo es una gran sorpresa para la mayoría de los cristianos, porque los versículos sobre el Cielo han sido terriblemente espiritualizados. Por ejemplo, la Biblia dice claramente que los redimidos vivirán eternamente en una tierra nueva, no en un lugar etéreo llamado Cielo.
La Tierra Nueva
Isaías fue el primero en hablar de esta verdad cuando habló de “los cielos nuevos y la nueva tierra” que perdurarán para siempre delante del Señor (Isaías 66:22). Esta verdad se repite en el libro de Apocalipsis, donde el apóstol Juan dice que se le mostró una tierra nueva, “porque el primer cielo y la primera tierra pasaron” (Apocalipsis 21:1).
Juan continúa describiendo la Nueva Jerusalén descendiendo a la tierra nueva “descender del cielo, de Dios” (Apocalipsis 21:2). Y luego declara que Dios mismo vendrá a vivir en la tierra nueva: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:3).
Esta verdad ya había sido revelada a los profetas del Antiguo Testamento. Mientras lo llevaban en una gira profética del templo milenial, a Ezequiel le dijo su guía (el Señor Jesús en una aparición pre-encarnada): “Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre” (Ezequiel 43:7).
Los redimidos van a morar para siempre en cuerpos nuevos en una tierra nueva en una nueva Jerusalén en la presencia del Dios Todopoderoso y Su Hijo, Jesús. ¡El Cielo vendrá a la tierra!
La Nueva Jerusalén
La información más detallada que las Escrituras dan sobre el Cielo se refiere a nuestra morada eterna — la nueva Jerusalén. Veinte versículos en el capítulo 21 de Apocalipsis están dedicados a una descripción de ella.
La información contenida en Apocalipsis 21 no es la primera referencia en la Biblia a la nueva Jerusalén. Se menciona en Hebreos 11:10 como una ciudad “cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Jesús hizo una referencia a ella que está registrada en Juan 14:1-4. Él la llamó la “casa de mi Padre”, y dijo que prepararía un lugar en ella para Su Iglesia.
La ciudad se describe en Apocalipsis bellamente decorada, como “una novia ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:2). Más tarde, Juan en realidad se refiere a la ciudad como la novia del Cordero (Apocalipsis 21:9), porque la ciudad contiene a la novia de Cristo, Su Iglesia.
Esto implica que al final del Milenio, todos los redimidos serán sacados de la tierra actual y colocados en la nueva Jerusalén, que probablemente estará suspendida en los cielos. Desde ese punto de vista, observaremos cómo Dios quema esta tierra y la remodela como una bola de cera caliente en una tierra nueva, una tierra perfeccionada como la que Dios creó al principio. Luego, descenderemos a esa nueva tierra dentro de la nueva Jerusalén.
El Tamaño de la Ciudad
La ciudad será espectacular, tanto en tamaño como en apariencia. ¡Tendrá la forma de un cubo de 2,400 kilómetros en todas las direcciones! Y reflejará “la gloria de Dios” (Apocalipsis 21:11, 16).
El increíble tamaño significa que la ciudad se extendería desde Canadá hasta el Golfo de México y desde la costa atlántica de los Estados Unidos hasta Colorado. También se extendería 2,400 kilómetros en la atmósfera.
Esta tremenda extensión de la ciudad verticalmente en el aire es una pista de que la nueva tierra podría ser considerablemente más grande que la actual. De lo contrario, la ciudad no sería proporcional a su entorno.
Es probable que tenga calles verticales así como horizontales, ya que nuestros cuerpos glorificados, que se nos dice serán como el cuerpo de Jesús después de Su resurrección (Filipenses 3:21), serán inmunes a las leyes actuales de la gravedad.
La Belleza de la Ciudad
¡Y qué calles serán! La Biblia dice que serán “de oro puro, transparente como vidrio” (Apocalipsis 21:21). De hecho, toda la ciudad estará hecha de oro puro con la apariencia de un vidrio transparente (Apocalipsis 21:18).
La ciudad se sentará sobre una base hecha de 12 capas de piedras preciosas (Apocalipsis 21:19-20). Cada capa tendrá el nombre de uno de los 12 apóstoles (Apocalipsis 21:14). La ciudad estará rodeada por un muro de jaspe de más de 60 metros (Apocalipsis 21:17). Habrá 12 puertas, tres en cada lado, y cada una de ellas tendrá el nombre de una de las tribus de Israel (Apocalipsis 21:12).
Y sí, las puertas serán “perlas”, cada una de las cuales consistirá de una perla enorme (Apocalipsis 21:21).
Lo mejor de todo será que Dios el Padre y Jesús residirán en la ciudad con nosotros (Apocalipsis 21:22). La gloria Shejiná de Dios iluminará la ciudad constantemente, y así no habrá noche ni habrá necesidad alguna de ningún tipo de luz artificial o de la luz del sol (Apocalipsis 22:5).
El trono de Dios y Su Hijo estará en la ciudad, y “un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal” fluirá por la mitad de la calle principal de la ciudad, con el árbol de la vida creciendo a ambos lados del río, produciendo 12 tipos de frutos — un fruto diferente cada mes (Apocalipsis 22:1-2).
Eso es todo. La Palabra de Dios sólo nos da un vistazo del Cielo. ¡Pero qué vistazo tan prometedor es! Es una escena de perfecta paz, gozo y belleza.
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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