Según Lucas 1:24-26, María concibió a Jesús en el sexto mes del embarazo de Elizabeth con Juan el Bautista. Esto significa que Jesús nació 15 meses después de que el ángel Gabriel se le apareciera al esposo de Elizabeth, Zacarías, y le informara que su esposa daría a luz un hijo.
Según Lucas 1:5, Zacarías era un sacerdote de la división de Abías. Lucas 1:8 dice que Gabriel se le apareció a Zacarías mientras él estaba sirviendo como sacerdote en el Templo.
Sabemos por el Talmud y otras fuentes que la división de Abías servía como sacerdotes durante la segunda mitad del cuarto mes del calendario religioso judío — lo que lo habría puesto a finales de junio (el calendario religioso judío inicia en marzo con la Pascua).
Quince meses después pondría el nacimiento de Jesús en el séptimo mes del calendario judío. Eso sería en el otoño del año, a finales de septiembre o a inicios de octubre. Su concepción, no Su nacimiento, habría ocurrido en diciembre del año anterior.
El séptimo mes del calendario judío es el mes de las Fiestas de los Tabernáculos. Juan 1:14, hablando de Jesús como la Palabra, dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…, lleno de gracia y de verdad”. ¡La palabra “habitó” que se usa aquí es la palabra griega “skenoo”, que literalmente significa “hacer un tabernáculo”!
Así que, cuando Dios vino a la tierra para habitar (hacer un tabernáculo) entre los hombres, parece que programó Su llegada al pesebre en Belén para que coincidiera con la Fiesta de los Tabernáculos. Eso fue muy apropiado, ya que la Fiesta de los Tabernáculos es la más gozosa de todas las fiestas judías. Es, de hecho, su fiesta de acción de gracias.
El significado total de esa fiesta no se cumplirá hasta que el Señor regrese otra vez para tener un tabernáculo entre los hombres durante mil años, mientras reina sobre la Tierra desde el Monte Sion en Jerusalén.
¿No es la Palabra de Dios maravillosa?
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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