El Rapto
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Hecho: A la Iglesia se le ha prometido liberación de este mundo antes de que la Tribulación comience.
Escritura Clave: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (Apocalipsis 3:10).
El Rapto es un evento glorioso que Dios ha prometido a la Iglesia. La promesa es que algún día muy pronto, al sonar de una trompeta y el grito de un arcángel, Jesús aparecerá en el cielo y llevará a Su Iglesia, vivos y muertos, al Cielo.
La Palabra
El término, Rapto, proviene de una palabra latina, rapio, que significa agarrar, arrebatar o sacar. Es, a su vez, una traducción de la palabra griega “harpazo”.
Rapto es una palabra bíblica que proviene directamente de la traducción de la Vulgata Latina de la Biblia. La palabra se encuentra en 1 Tesalonicenses 4:17. En la Nueva Versión Estándar Americana (NASV, por sus siglas en inglés), se usa la frase inglesa “arrebatar”. La misma frase se usa en las versiones King James y Nueva Versión Internacional.
Una Promesa a la Iglesia
El concepto del Rapto no fue revelado a los profetas del Antiguo Testamento porque es una promesa a la Iglesia del Nuevo Testamento y no a los santos de Dios que vivieron antes del establecimiento de la Iglesia. Jesús volverá como un novio para Su novia, y esa novia consiste sólo de los santos de la Era de la Iglesia.
Los santos de los tiempos del Antiguo Testamento serán resucitados al final de la Tribulación y no en el momento del Rapto de la Iglesia. Daniel revela este hecho en Daniel 12:1-2 donde él dice que los santos de esa era serán resucitados al final del “tiempo de angustia”.
Referencias Bíblicas
La primera mención clara del Rapto en las Escrituras se encuentra en las palabras de Jesús registradas en Juan 14:1-4. Jesús dijo: “Vendré otra vez y os tomaré a Mí mismo para que donde Yo esté, vosotros también estéis”.
La revelación más detallada de los eventos reales relacionados con el Rapto es dada por Pablo en 1 Tesalonicenses 4:13-18. Él dice que cuando Jesús aparezca, los muertos en Cristo (los santos de la Era de la Iglesia) serán resucitados y arrebatados primero. Luego, aquellos de nosotros en Cristo que estemos vivos seremos trasladados “para recibir al Señor en el aire”.
Pablo menciona otra vez el Rapto en 1 Corintios 15, su famoso capítulo acerca de la resurrección de los muertos: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta” (versículos 51-52).
La referencia de Pablo aquí a ser cambiados, es una alusión al hecho de que los santos recibirán cuerpos glorificados que serán perfeccionados, imperecederos e inmortales (1 Corintios 15:42-44; 50-55; Isaías 35:5-6).
Un Resumen
Para resumir, estos pasajes enseñan que el grito de un arcángel y el toque de una trompeta anunciarán la repentina aparición de Jesús en los cielos (1 Tesalonicenses 4:16). Los muertos en Cristo resucitarán y se levantarán para encontrarse con el Señor en el cielo. Luego, los santos que estén vivos serán “arrebatados” al Señor. Pablo concluye su descripción en 1 Tesalonicenses 4:18, al alentar a sus lectores a “consolaos unos a otros con estas palabras”.
¡Y ciertamente el Rapto es un pensamiento reconfortante! Considere las promesas contenidas en el concepto del Rapto. Jesús traerá con Él los espíritus de los que han muerto en Él (1 Tesalonicenses 4:14). Resucitará sus cuerpos en un gran milagro de recreación; reunirá sus espíritus con sus cuerpos, haciéndolos inmortales. Y aquellos creyentes que estén vivos ni siquiera probarán la muerte. Más bien, serán arrebatados al Señor y, en tránsito, serán trasladados de mortales a inmortales.
Un Regreso en Dos Etapas
Hay dos descripciones detalladas del regreso del Señor en el Nuevo Testamento, una escrita por el apóstol Pablo y la otra por el apóstol Juan.
El pasaje en 1 Tesalonicenses 4 presenta una escena de amor, misericordia y gracia. El cuadro que está pintado por Apocalipsis 19 es uno de venganza e ira. En el pasaje de Tesalonicenses, el Señor aparece en el cielo, pero no desciende a la tierra. En el relato de Apocalipsis, Él viene a la tierra. Zacarías 14 dice que Él regresará al Monte de los Olivos, desde el cual ascendió al Cielo.
Una de las diferencias más significativas entre los dos pasajes está relacionada con la Iglesia. En el relato de Tesalonicenses, el Señor viene con el propósito de sacar a Su Iglesia de este mundo, tanto a los miembros muertos como a los vivos. En Apocalipsis, en un marcado contraste, Él regresa con Su Iglesia. Esto se indica en Apocalipsis 19:14, donde dice que “Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos”. Sabemos que estas personas constituyen la Iglesia, debido a que el mismo grupo se describe unos versículos antes (versículos 7 y 8) como la “novia” de Cristo.
Así pues, en la descripción de Pablo del regreso del Señor, Él es retratado viniendo por Su Iglesia, para librar a los creyentes de “la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10). Pero en la descripción de Juan, Jesús es retratado regresando con Su Iglesia en gran ira. En Tesalonicenses, Jesús regresa como un Libertador. En Apocalipsis, Él regresa como un Guerrero. En una escena, viene para recuperar a los justos; en la otra, regresa para condenar a los injustos.
Un Problema de Reconciliación
¿Qué está pasando aquí? ¿Cómo podrían estos dos pasajes estar hablando sobre el mismo evento? ¿Cómo pueden reconciliarse?
Realmente hay sólo una manera de reconciliarlos y es concluir que están describiendo dos eventos separados. Eso, a su vez, implica muy claro que van a haber dos venidas futuras del Señor.
Uno de ésos — el que se describe en 1 Tesalonicenses 4 — será más una aparición que una venida, ya que el Señor en realidad no regresará a la tierra. En cambio, aparecerá en los cielos y atraerá sobrenaturalmente a la Iglesia, vivos y muertos, hacia Él.
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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