Los Judíos en la Profecía
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Hecho: El enfoque profético de la Biblia sobre Israel es el segundo después de sus profecías concernientes al Mesías.
Escritura Clave: “Porque eres [el pueblo judío] pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra” (Deuteronomio 14:2).
El Pueblo Escogido de Dios
El pueblo judío es el Pueblo Escogido de Dios eternamente. Eso no significa que sean salvos. Significa que Dios los escogió para que fueran testigos de Él al mundo. Y, por lo tanto, fue a través de ellos que Dios dio las Escrituras y proveyó al Mesías.
También sirven como testigo de lo que significa tener una relación con Dios. Por consiguiente, su historia muestra que cuando eres fiel a Dios y Su Palabra, Él bendice, y cuando eres infiel, Él disciplina. Pero su historia también demuestra que cuando te arrepientes, Dios perdona y olvida y comienza a bendecir de nuevo.
Esto es cierto incluso hasta este día. El pueblo judío actualmente está bajo disciplina, debido a su rechazo de Jesús como su Mesías, pero la profecía bíblica deja en claro que un gran remanente de ellos va a llegar a la salvación en los tiempos del fin, al aceptar a Jesús como su Mesías (Zacarías 12:10).
Profecías Cumplidas
Las Escrituras hebreas están llenas de profecía acerca del pueblo judío. Muchas de las profecías se cumplieron en los tiempos del Antiguo Testamento. Éstas incluyen profecías que la norteña nación de Israel sería destruida por los asirios (Isaías 8:1-10), y que la sureña nación de Judá sería llevada en cautiverio por los babilonios (Isaías 39:6). Jeremías también profetizó que la cautiverio en Babilonia duraría exactamente 70 años (Jeremías 25:8-12).
A lo largo de los tiempos del Antiguo Testamento, a los reyes judíos les fueron dadas profecías significativas. El profeta Micaías les advirtió a Acab y Josafat que serían derrotados en batalla (2 Crónicas 18:12-17). Isaías le aseguró al rey Ezequías que Jerusalén no caería ante los asirios (Isaías 37:6-7). El profeta Natán le dijo al rey David que, debido a su pecado con Betsabé, su bebé moriría y David sufriría una rebelión dentro de su propia familia (2 Samuel 12:7-15).
Profecías del Tiempo del Fin
Las profecías acerca del pueblo judío en los tiempos del fin se pueden encontrar a lo largo de las Escrituras hebreas y el Nuevo Testamento. Cuatro de ellas se cumplieron antes del comienzo del siglo XX.
1) Dispersión — Los judíos fueron advertidos repetidamente que serían dispersados por todo el mundo si no eran fieles a su pacto con Dios. Considere las palabras de Moisés: “Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo…” (Deuteronomio 28:64; vea también Levítico 26:33).
2) Persecución — El Señor también advirtió a los judíos que serían perseguidos dondequiera que fueran dispersados. De nuevo, las palabras de Moisés son gráficas en este sentido: “Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma” (Deuteronomio 28:65).
3) Desolación — Dios prometió que después de su dispersión, su tierra se volvería “desolada” y sus ciudades quedarían “desiertas” (Levítico 26:33). Moisés lo expresó más gráficamente cuando dijo: «[dirá]… el extranjero que vendrá de lejanas tierras,… (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna…” (Deuteronomio 29:22-23).
4) Preservación — Pero Dios en Su gracia maravillosa prometió que Él preservaría a los judíos como un pueblo separado durante sus andanzas por el mundo (vea Isaías 66:22; Jeremías 30:11; 31:35-37). Isaías lo pone de una manera vívida. Él dice que el Señor de ninguna manera se podía olvidar de Israel como una madre tampoco podría olvidarse del hijo de su vientre (Isaías 49:15). ¡Después agrega que Dios no puede olvidarse de Israel porque Él lo tiene grabado en las palmas de Sus manos! (Isaías 49:16).
Cumplimiento
Dios ha cumplido todas estas cuatro profecías durante los últimos 2,000 años. En el año 70 d. de C. los romanos destruyeron la ciudad de Jerusalén y llevaron a la nación judía al cautiverio, dejando la tierra desolada y esparciendo al pueblo judío por toda la faz de la tierra. Como había sido profetizado, por todas partes a donde iban eran perseguidos, con la culminación de su persecución en el Holocausto Nazi de la Segunda Guerra Mundial.
Pero Dios también preservó a los judíos, y el cumplimiento de esta profecía ha sido uno de los milagros más notables de la historia. Ningún otro pueblo ha estado tan disperso y, sin embargo, haber podido conservar su identidad como nación.
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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