Por Bill Salus
Hamas lleva a cabo un simulacro en preparación para cualquier enfrentamiento próximo con Israel, en el sur de la Franja de Gaza, el domingo 25 de marzo.
Las actuales hostilidades experimentadas en el Medio Oriente entre los árabes y los judíos, se pueden remontar a una disposición de odio que se originó hace casi cuatro mil años.
En última instancia, se convirtió en un paquete religioso que le da licencia para desencadenarse en una guerra santa. La Yihad, como a menudo se etiqueta, actualmente en marcha en el Medio Oriente, encuentra su justificación en el islam, pero tiene sus raíces en este odio de larga data.
La Biblia describe esta disposición como un odio antiguo o, en algunas traducciones, como una enemistad perpetua. Las dos palabras hebreas son olam ebah y, cuando se usan juntas, describen una condición que se originó hace mucho tiempo en la antigüedad, perpetuada a través del tiempo, y que se manifiesta en hostilidad sin un final aparente a la vista. Están emparejadas juntas en toda la Biblia en los dos pasajes siguientes:
Por cuanto tuviste enemistad perpetua [olam], y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente malo (Ezequiel 35:5, RVR-2015).
Así ha dicho el SEÑOR Dios: “Por cuanto los filisteos procedieron vengativamente y tomaron venganza con despecho del alma, para destruir a causa de una perpetua [olam] hostilidad [ebah]…” (Ezequiel 25:15, RVR-2015)
El primer pasaje se refiere contextualmente al Monte Seir, ubicado en Edom, que es el territorio de Esaú. Hoy esta área es conocida como el Sur de Jordania. En el pasaje de Ez. 35:5, vemos que el odio se tenía en el territorio más estrechamente asociado con Esaú. En el segundo pasaje de Ez. 25:5, encontramos que los filisteos abrazaron lo que ya estaba precondicionado en Edom por Esaú. Hoy, lo que anteriormente era conocido como Filistea, la tierra de los filisteos, ahora es conocido como la Franja de Gaza. En ambas escrituras, es una enemistad exhibida exclusivamente contra el pueblo judío.
La Biblia enseña que esta disposición continua y contagiosa de odio se evidenciará en un enfrentamiento final. Ella predice una gran guerra en el Medio Oriente, entre aquellas naciones árabes que se han negado a abandonar la airada actitud antigua de sus ancestros, y los judíos. ¡Esto equivale a la disputa final sobre los contenidos benditos del pacto Abrahámico! ¡El vencedor es finalmente exaltado como el verdadero heredero aparente!
Si desea conocer más acerca de este tema, visite nuestra sección dedicada al estudio de la Guerra del Salmo 83:
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