Retrato de un Rabino, por Isidor Kaufmann
De Vuelta a la Pregunta Básica
Así pues, nos encontramos aún lidiando con la pregunta con que comenzamos: ¿Cómo sobrevivieron los judíos? Y realmente hay sólo una respuesta: “Sobrenaturalmente”. Salmo 124 lo resume mejor:
1. “Si el SEÑOR no hubiera estado por nosotros”, dígalo, por favor, Israel,
2. “Si el SEÑOR no hubiera estado por nosotros cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
3. Entonces nos habrían tragado vivos cuando se encendió su furor contra nosotros;
4. Entonces las aguas nos habrían inundado; el torrente habría pasado sobre nosotros;
5. Entonces las aguas tumultuosas habrían pasado sobre nosotros”.
6. Bendito sea el SEÑOR, que no nos entregó como presa a los dientes de ellos.
7. Nuestra alma escapó como un pájaro de la trampa de los cazadores. Se rompió la trampa, y nosotros escapamos.
8. Nuestro socorro está en el nombre del SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra.
Aunque este pasaje probablemente habla específicamente acerca de la supervivencia de los hijos de Israel durante sus andanzas por el desierto bajo el liderazgo de Moisés, éste expresa un principio eterno concerniente a la relación de Dios con el pueblo judío. El autor del Salmo 121 lo expresó de esta manera: “He aquí, no se adormecerá ni se dormirá el que guarda a Israel” (Salmo 121:4).
La Promesa de Dios de Preservar a Su Pueblo
Los profetas hebreos fueron muy precisos acerca del hecho de que Dios siempre preservaría al pueblo judío. Considere esta profecía simbólica de Isaías, quien escribió hace 2,700 años, 700 años antes del nacimiento de Jesús (Isaías 49:14-16):
14) Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí.
15) ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
16) He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.
Hablando más específicamente, Isaías escribió estas palabras acerca de la preservación de los judíos (Isaías 41:10-11):
10) No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
11) He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.
Del mismo modo, el profeta Jeremías, quien escribió 75 años después de Isaías, declaró que Dios preservaría al pueblo judío (Jeremías 30:11):
“Porque yo estoy contigo para salvarte, dice el SEÑOR. Ciertamente haré exterminio en todas las naciones entre las cuales te he dispersado; pero en ti no haré exterminio, sino que te castigaré con justicia. De ninguna manera te daré por inocente”.
Una profecía más gráfica de Jeremías con respecto a la preservación de los judíos se puede encontrar en Jeremías 31:35-37:
35) Así ha dicho el SEÑOR, quien da el sol para luz del día, y la luna[a] y las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar de manera que rugen sus olas —el SEÑOR de los Ejércitos es su nombre—:
36) “Si esas leyes faltaran delante de mí, dice el SEÑOR, entonces la descendencia de Israel dejaría de ser nación delante de mí perpetuamente”.
37) Así ha dicho el SEÑOR: “Si se pueden medir los cielos arriba y se pueden explorar los cimientos de la tierra abajo, entonces yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice el SEÑOR.
Entonces, ¿cuándo dejará de existir el pueblo judío? Cuando el sol deje de salir y de ponerse, cuando las estaciones del año dejen de venir, y sólo después de que todos los cielos y las profundidades de los océanos hayan sido explorados. En resumen, el pueblo judío está aquí para quedarse.
¿Necesito informarle que estas profecías se han cumplido? A pesar de su dispersión, su persecución y los sanguinarios pogromos previos al Holocausto, 6.5 millones de judíos viven en Israel hoy (un poco más que el número de muertos en el Holocausto), con otros 7.5 millones en otros países.
Ahora, puede entender por qué la continua existencia del pueblo judío es una prueba positiva de que hay un Dios y que la Biblia es Su Palabra.
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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