¿Merece el desprecio que recibe?
"¿El fin del mundo"?
Quiero comenzar con una paradoja: Adoramos a un Dios de profecía y, sin embargo, abusamos o ignoramos la Palabra Profética.
Que nuestro Dios Creador es un Dios de profecía está firmemente establecido por una proclamación que Él hizo a través de Isaías el profeta (Isaías 46:9-11, RVA-2015):
“…Yo soy Dios, y no hay otro. Yo soy Dios, y no hay nadie semejante a mí. “Yo anuncio lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no ha sido hecho. Digo: ‘Mi plan se realizará, y haré todo lo que quiero’…Yo hablé, y yo haré que suceda. Lo he planeado y también lo haré”.
Este pasaje deja en claro que el Dios de la Biblia tiene el conocimiento para predecir el futuro, la audacia de proclamarlo por adelantado, y el poder para hacer que lo que predice se cumpla.
Ser un Dios de profecía es una de las muchas pruebas de que el Dios de la Biblia es el único Dios verdadero. Esto fue enfatizado a través de Isaías en otra ocasión cuando Dios habló a través de él para burlarse de los dioses falsos hecho de madera y piedra (Isaías 41:21-24, NTV):
“Expongan el caso de sus ídolos
—dice el Señor—.
Que demuestren lo que pueden hacer
—dice el Rey de Israel—.
Que intenten decirnos lo que sucedió hace mucho tiempo,
O que nos digan lo que nos depara el futuro,
Sí, dígannos lo que ocurrirá en los próximos días.
¡Pero no! Ustedes son menos que nada y no pueden hacer nada en absoluto.
Quienes los escogen se contaminan a sí mismos”.
Una Triste Herencia
Sin embargo, a pesar del hecho de que el Dios de la Biblia claramente establece Sus credenciales como el único Dios verdadero al señalar y enfatizar Sus poderes proféticos, la Iglesia tiene una triste herencia de ignorar y abusar de la profecía.
De hecho, probablemente no hay otra porción de la Biblia que haya sido más ignorada y abusada en la herencia cristiana que las escrituras proféticas.
La profecía ha sido abusada por los apóstatas, los espiritualizadores y los fanáticos.
Los Apóstatas
Los apóstatas son los así llamados creyentes que se burlan de la idea misma que la Biblia contiene profecía. De hecho, odian a la profecía con pasión, debido a que rechazan la verdad de que la Biblia es la Palabra de Dios inerrante. Más bien, argumentan que ella representa la búsqueda de Dios parte del hombre y, por lo tanto, está llena de leyendas y supersticiones.
Si realmente hay profecías cumplidas en la Biblia, entonces el libro tendría que ser de origen sobrenatural. Como no están dispuestos a admitirlo, se niegan categóricamente a admitir que la Biblia contiene profecías. Ellos descartan los pasajes proféticos como “poesía” que no tiene significado literal, o argumentan que las profecías fueron escritas después de los eventos que profetizaron.
Ésta es la razón por la que el libro de Daniel ha sido tan castigado por los apóstatas liberales. En el libro, Daniel profetiza precisamente una secuencia completa de imperios mundiales. También profetiza muchos eventos que ocurrieron durante el periodo intertestamentario entre el cierre del Antiguo Testamento y la escritura del Nuevo Testamento. Los apóstatas desprecian a Daniel como un libro fraudulento que fue escrito 500 años después de lo que pretende ser.
Por supuesto, esta acusación acerca del libro de Daniel hace caso omiso del hecho de que Jesús citó el libro y lo trató como una escritura sagrada (Mateo 24:15-22).
Tuve una experiencia bastante brutal, de primera mano con esta actitud a principios de la década de los 80’s, cuando se me pidió hablar en una denominación protestante tradicional en el área de Dallas-Fort Worth. Después de unas pocas palabras de introducción, le pedí a la congregación que abriera el libro de Daniel. El pastor, quien estaba sentado en la primera fila, se puso de pie repentinamente y protestó: “No permitimos que el libro de Daniel sea leído en esta iglesia”. Cuando le pregunté por qué, se burló de mí y dijo: “Obviamente no eres un graduado del seminario, porque si lo fueras, sabrías que el libro de Daniel es un fraude”.
Los Espiritualizadores
Otro grupo de abusadores son los espiritualizadores. Éstos son personas que creen que la Biblia sí contiene profecía, pero argumentan que nunca significa lo que dice. En cambio, significa lo que ellos quieran que signifique.
A las personas les gusta espiritualizar la escritura porque les permite desempeñar el papel de Dios, ya que pueden usar el proceso de espiritualización para hacer que un pasaje profético signifique lo que sea que ellos quieran que diga.
Un buen ejemplo de lo que estoy hablando se puede encontrar en un libro llamado El Milenio del reconocido teólogo, Loraine Boettner.1 Dado que era un amilenialista que no creía que Jesús volvería alguna vez a esta tierra para reinar durante mil años, Boettner tuvo que espiritualizar el significado de Zacarías 14:1-9.
Ese pasaje clara y simplemente declara que, en los tiempos del fin, cuando la ciudad de Jerusalén esté rodeada por las fuerzas del Anticristo y esté a punto de caer, el Mesías regresará al Monte de los Olivos. Cuando Sus pies toquen el monte, éste se dividirá por la mitad. El Mesías entonces hablará una palabra sobrenatural, y todas las fuerzas alrededor de Jerusalén serán destruidas instantáneamente. El pasaje se cierra afirmando que, en ese día, el Mesías será “rey sobre toda la tierra” (Zacarías 14:9).
Boettner destruyó totalmente el significado de sentido llano de este pasaje, al espiritualizarlo hábilmente para que signifique algo más. Él argumentó que el Monte de los Olivos es un símbolo del corazón humano. Así pues, las fuerzas enemigas que rodean a Jerusalén representan la maldad en el mundo que rodea al corazón humano. Cuando una persona recibe a Jesús como su Señor y Salvador, su corazón (el Monte de los Olivos), se quebranta en contrición y, en ese día, Jesús se convierte en el rey de su vida. Así, el pasaje no tiene nada que ver con la Segunda de Venida. En cambio, ¡es un pasaje acerca de la salvación individual!
Crecí en una iglesia espiritualizadora, donde nos enseñaron que la Biblia nunca significa lo que dice cuando está hablando proféticamente. Debido a que espiritualizábamos la profecía, éramos amilenialistas en nuestra escatología, y negábamos que Jesús volvería alguna vez a reinar en esta tierra.
Nuestros predicadores rara vez hablaban sobre profecía bíblica, pero cuando lo hacían, siempre proclamarían con confianza: “No hay un solo versículo en la Biblia que siquiera implique que Jesús pondrá Sus pies en esta tierra otra vez”. Ése era nuestro mantra profético, y lo escuchaba una y otra vez.
Así pues, usted puede imaginar cuán sorprendido fui un día cuando tenía cerca de 12 años de edad y estaba hojeando la Biblia, y sucedió que se abrió en Zacarías 14. Fue fácil de leer y sencillo de entender. El mensaje era claro: el Mesías está regresando al Monte de los Olivos y, cuando Sus pies, toquen el suelo, el monte va a partirse por la mitad. ¡No podía creer lo que mis ojos veían!
La próxima vez que fui a la iglesia, enfrenté a mi pastor con temor y temblor con el pasaje. Le recordé su enseñanza de que “no hay un solo versículo en la Biblia que siquiera implique que Jesús pondrá Sus pies en esta tierra otra vez”. Luego le mostré Zacarías 14 y le pedí que lo leyera. Él lo hizo — una y otra vez —. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, él me miró, pegó su dedo en mi cara, y dijo: “¡Hijo, no sé lo que este pasaje signifique, pero te garantizo una cosa, no significa lo que dice!”. Cuando le pregunté por qué, él vociferó, “¡Porque es Apocalíptico!”.
No sabía lo que eso significaba, pero ciertamente sonaba autoritario, así que cuando comencé a predicar a los 20 años, usé la misma técnica para denigrar a cualquiera que cuestionara mi afirmación de que Zacarías 14 no significaba lo que decía. Yo sólo gruñiría, “¡Es Apocalíptico!”.
Y entonces, un día leí todo el libro de Zacarías, y noté que contiene varias profecías acerca de la Primera Venida del Mesías, y cada una de ellas significaba exactamente lo que dijeron. Considere:
El Mesías vendrá humildemente, cabalgando sobre un asno (9:9).
Él será aclamado como un rey (9:9).
Él será traicionado por un amigo (13:6).
Él será traicionado por treinta piezas de plata (11:12).
El dinero de la traición será usado para comprar el campo de un alfarero (11:13).
El Mesías será abandonado por sus discípulos (13: 7).
El Mesías será traspasado (12:10 y 13: 6).
Después de descubrir estas profecías, y darme cuenta de que todas fueron literalmente cumplidas en la vida de Jesús, de repente me di cuenta que si las profecías de la Primera Venida en Zacarías se cumplieron literalmente, entonces no había razón para asumir que las profecías de la Segunda Venida en el mismo libro no se cumplirían literalmente. Me di cuenta que “Apocalíptico” no era más que una cortina de humo para ocultar el verdadero significado de las profecías.
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
Original article:
The Abuse of Bible Prophecy
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