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domingo, 3 de enero de 2016

¿Podría Regresar Jesús en el 2016?

Seis razones por las que los cristianos deberían anhelar el cercano regreso de Jesús


"El Heraldo de la Medianoche", por William Halmark (williamhallmarkart.com)
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A medida que un nuevo año inicia, me encuentro anhelando fervientemente que ése sea el año que iniciará los eventos del tiempo del fin que conducirán al regreso del Señor a esta tierra.

El primero de esos eventos será el Rapto de la Iglesia. Éste será seguido por la Gran Tribulación de siete años, un periodo de horror sin paralelo que culminará en el regreso de Jesús para reinar sobre todo el mundo.

Los escritos de los Padres de la Iglesia Primitiva (100 al 300 E.C.) revelan que una de las oraciones más tempranas de la Iglesia era “¡Maranata! (1 Corintios 16:22). Esa palabra en realidad es una frase aramea que significa “¡Nuestro Señor viene!”.

Esta oración expresa un hecho que es confirmado por muchas otras escrituras; a saber, que la Iglesia del Siglo I tenía un ardiente deseo por el cercano regreso de Jesús.

Un Decaimiento del Celo

La Iglesia del Siglo XXI parece haber perdido ese deseo. La mayoría de los cristianos profesantes de hoy en día no oran “¡Maranata!”. No anhelan el regreso del Señor. En lugar de estar añorando, están bostezando.

La Cristiandad en general se encuentra atrapada en la apatía con respecto al regreso de Jesús. Y eso es triste, ya que la Palabra dice que el regreso del Señor es nuestra “Esperanza Bienaventurada” (Tito 2:13).

Además, somos amonestados constantemente por la Escritura a vigilar la venida del Señor y a estar listos. Jesús mismo dijo, “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas… porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá” (Lucas 12:35, 40). Pablo exhortó a Tito a vivir “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). Y mientras Pablo enfrentaba la muerte en prisión, escribió: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:7-8).

Piense en ello, Pablo dice que una recompensa especial, “una corona de justicia”, será dada a cualquier persona que viva su vida amando la manifestación del Señor.

¿Es usted un candidato para esta recompensa? ¿Tiene un celoso anhelo en su corazón por el cercano regreso del Señor? ¿Ora diariamente, “¡Maranata!”?

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