El Presidente Obama ha hecho un trato con el diablo. Y, en el proceso, ha traicionado a nuestro aliado más grande, Israel. Los líderes iraníes deben estar muriéndose de la risa.
George Santayana (1863-1953), un filósofo estadounidense nacido en España, una vez observó: “Aquellos que no pueden recordar el pasado, están condenados a repetirlo”. Eso es precisamente lo que estamos presenciando hoy, mientras el Presidente Obama intenta convencer al Congreso de que debe aprobar el acuerdo nuclear que él ha negociado con Irán.
Nuestro Presidente evidentemente ha olvidado la experiencia del Primer Ministro británico Neville Chamberlain con Hitler, en 1938.
Olvidando la Historia
En 1936, Hitler envió tropas alemanas a Renania, y en marzo de 1938 anexó Austria. Estaba claro que el siguiente objetivo de su agresión serían los Sudetes. Éste era el extremo occidental de Checoslovaquia que estaba ocupado principalmente por personas de habla alemana.
En septiembre de 1938, el Primer Ministro de Inglaterra, Neville Chamberlain, voló a Munich, Alemania para reunirse con Hitler. Él acordó permitir que Hitler tomara los Sudetes si prometía que no haría más demandas territoriales en Europa. Chamberlain creyó que podía apaciguar a Hitler.
Cuando Chamberlain regresó a Inglaterra, sostuvo en alto el papel que él y Hitler habían firmado y proclamó, “Tenemos paz para nuestro tiempo”.
Winston Churchill inmediatamente atacó la fe de Chamberlain en el apaciguamiento: “Un apaciguador es alguien que alimenta a un cocodrilo, con la esperanza de que se lo comerá a él de último”. Churchill también advirtió que el acuerdo iba a garantizar la guerra, no la paz:
“Hemos sufrido una derrota total y absoluta… descubrirán eso en un periodo de tiempo que quizás se calcule en años, pero que quizás se calcule en meses, Checoslovaquia será engullida por el régimen nazi. Estamos en la presencia de un desastre de gran magnitud… hemos sufrido una derrota sin una guerra, cuyas consecuencias nos acompañarán a lo largo de nuestro camino… hemos pasado un horrible hito en nuestra historia, cuando todo el equilibro de Europa ha sido trastornado, y que las terribles palabras han sido pronunciadas contra las democracias de Occidente: ‘Has sido pesado en balanza y hallado falto’. Y no supongan que aquí acaba todo. La hora de la verdad no ha hecho más que comenzar. Esto no es más que el primer sorbo, el primer anticipo de una copa amarga que nos ofrecerán año tras año, a menos que, mediante una recuperación suprema de la salud moral y el vigor marcial, volvamos a levantarnos y a adoptar nuestra posición a favor de la libertad, como en los viejos tiempos”.
Churchill procedió a resumir sus sentimientos sobre el Pacto de Munich con estas palabras: “A Inglaterra se le ha ofrecido una opción entre la guerra y la vergüenza. Ella ha escogido la vergüenza, y tendrá guerra”.
Las advertencias de Churchill demostraron ser proféticas. Seis meses después, en marzo de 1939, tropas alemanas se apoderaron de toda Checoslovaquia. Y un año después del Pacto de Munich, en septiembre de 1939, Hitler invadió Polonia, y la II Guerra Mundial comenzó.
Chamberlain y Hitler en septiembre de 1938.
Chamberlain respondió a la agresión alemana observando, “Todo hubiera estado bien si Hitler no me hubiera mentido”. ¡Duh! ¿Por qué Chamberlain pensó lo contrario? La respuesta a esa pregunta es que Chamberlain era un Humanista, que no podía comprender la maldad inherente del hombre.
De igual manera, el Presidente Obama ha puesto su fe ingenua en el ayatolá Jamenei, quien ha prometido “borrar a Israel del mapa”. La increíble confianza de Obama en el líder terrorista número uno del mundo se resume magistralmente en la siguiente caricatura editorial de Michael Ramírez.
- Ellos simplemente no te entienden como lo hago yo.
- MUERTE a Estados Unidos.
Traicionando a Israel
El acuerdo con Irán allana el camino para que produzcan un arma atómica. El acuerdo es una traición flagrante a nuestro aliado más leal, Israel.
El Presidente Obama ha tratado a Israel con desprecio desde el momento en que asumió el cargo. Ha buscado el favor del mundo musulmán, al marginar a Israel y sus líderes. Ha tratado en varias ocasiones al Primer Ministro de Israel como si fuera el líder de una república banaera de Latinoamérica. Al igual que Chamberlain, quien se negó a permitir que los líderes checos participaran en sus negociaciones con Hitler, Obama se ha negado a permitir que los israelíes participen en sus negociaciones con Irán. Y, de hecho, voceros de su administración han condenado a los israelíes por “espiar” las negociaciones.
Israel es una pequeña nación que sólo tiene 300 millas de largo y 75 millas de ancho. Es del tamaño de Nueva Jersey. Una bomba atómica explotada sobre Tel Aviv destruiría la nación. Aquellos que no mueran en la explosión, morirían de la radiación, incluso la gente en Jerusalén a causa de los vientos dominantes del océano.
No hay manera de que los líderes israelíes puedan sentarse al margen y permitirle a Irán que produzca un arma atómica, cuando los líderes iraníes han dejado en claro que usarán la bomba para aniquilar a Israel.
Pero a Obama y el mundo no podría importarles menos porque el mundo odia a los judíos con pasión. Y así, nuestro Presidente trata de calmar a los israelíes con garantías paternalistas que Estados Unidos cuidará de ellos. Cualquier líder israelí con algún conocimiento de la historia y algún sentido del realismo no creerían en dichas garantías.
Lo que estamos haciendo es forzar a los israelíes a tomar acción militar. Y cuando lo hagan, puede estar seguro de que todo el mundo los va a condenar, tal como lo hicieron en 1981, cuando Israel destruyó el reactor nuclear iraquí que estaba siendo construido cerca de Bagdad.
Ignorando la Escritura
Más significativamente, los líderes de nuestra nación están ignorando las advertencias de la Escritura que Dios bendecirá a aquellos que bendigan a Israel y maldecirá a aquellos que maldigan a Israel (Génesis 12:3).
Nuestro Presidente disfruta hincar a Israel en el ojo, a pesar de la advertencia de que las naciones que maltraten a Israel están tocando la “niña de los ojos de Dios” (Zacarías 2:8).
Además, Joel 3:2 advierte a las naciones del mundo que Dios juzgará a cualquiera de ellas que venga contra Israel en los tiempos del fin y que trate de forzar al pueblo judío a dividir su tierra.
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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