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domingo, 27 de enero de 2013

Un Manifiesto Profético - Parte 4

Una Serie de Súplicas




La urgencia del momento exige acción – acción por parte de todos nosotros.

Una Súplica a los Incrédulos

Si usted nunca ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador personal, oro que lo hará en este momento. El tiempo es corto. Es necesario actuar ahora. Dios ha prolongado su vida hasta este punto debido a que Él no quiere que ninguna perezca, sino que todos puedan ser salvos (2 Pedro 3:9).

Quizá usted piensa que es salvo porque ha sido bautizado o se ha convertido en miembro de una iglesia – o porque se considera una buena persona.

Ninguna de estas cosas salvarán su alma del Infierno. La salvación no es un asunto de rituales religiosos, membresía de una iglesia o buenas obras. Es un asunto de relación. Jesús dijo, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).

¿Conoce a Jesús como su Señor y Salvador? ¿Ha comprometido su vida para Él? ¿Está confiando en Él o en sus buenas obras?

Para llegar a conocer a Jesús personalmente y para ser sellado por el Espíritu Santo para salvación, usted debe llegar a Dios en fe por medio de una sencilla oración como ésta:

Querido Padre Celestial, te confieso que soy un pecador y que lo siento mucho por mis pecados. Te doy las gracias por la salvación que haz hecho posible por medio del sacrificio de Tu Hijo. Lo acepto como Señor y Salvador y le doy la bienvenida al poder interior de tu Espíritu Santo. En el nombre de Jesús, Amén.

Una vez que haya hecho esta oración, busque una iglesia donde crean en la Biblia y donde la Palabra de Dios sea predicada y donde Jesús sea tenido como la única esperanza para este mundo. Haga una confesión pública de su fe en Jesús y bautícese para manifestar su compromiso hacia Él y para simbolizar su propia muerte, sepultura y resurrección como una nueva persona en Cristo (Juan 3:3; 2 Corintios 5:17).

Una Súplica a los Creyentes

Para aquellos de ustedes que verdaderamente han puesto su fe en Jesús como Señor y Salvador, mi súplica es que le darán toda la seriedad a alcanzar a los incrédulos con el mensaje del cercano regreso del Señor. El tiempo es corto. Se requiere una acción urgente.

También oro que examinarán todos los aspectos de su vida para ver dónde han hecho compromisos con el mundo – dónde han permitido sentirse cómodos con el pecado. El Espíritu Santo los está llamando a la santidad en preparación para el inminente regreso del Señor. Identifiquen esas áreas de su vida que no han rendido totalmente al Señor y crucifíquenlas.

Una Súplica a los Pastores

Mi súplica a los pastores es que se comprometerán a estudiar la Palabra Profética de Dios y que entenderán que lo que ella dice lo dice en serio.

Esto les permitirá reconocer las señales de los tiempos y la urgencia del momento. Luego necesitan comunicar este sentido de urgencia a su gente, convenciéndolos que Jesús vuelve pronto. Y necesitan enseñarles cómo pueden prepararse mejor para ese trascendental evento.

Una Súplica a Dios

Querido Padre Celestial, te alabo por las múltiples bendiciones que has dado a nuestra nación – por Padres Fundadores de gran sabiduría, por una libertad sin precedentes, por prosperidad abundante y por el gran gozo de servir como un conducto de Tus bendiciones espirituales al resto del mundo, ya que has utilizado nuestras riquezas e ingenio para comunicar el Evangelio a todas las naciones y para traducir y publicar Tu Palabra en muchos idiomas.

Te agradezco también, Señor, por la gran paciencia que has mostrado hacia nosotros en medio de nuestra rebelión contra Ti. Estoy profundamente adolorido, Señor, de que en nuestro orgullo te hemos abandonado. Reconozco que merecemos totalmente Tu ira, pero oro por misericordia. Oro para que antes de que nos entregues del juicio a la destrucción, hagas surgir un último avivamiento nacional para traer más almas a Tu reino.

Por encima de todo, Señor, oro por el cercano regreso de Tu precioso Hijo. Envíalo rápido, Querido Dios. Envíalo en gloria y majestad, y por medio de Él, por favor inunda este mundo perverso con paz, rectitud y justicia.

¡Maranata!
Amén.

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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