Una Serie de Súplicas
La
urgencia del momento exige acción – acción por parte de todos nosotros.
Una
Súplica a los Incrédulos
Si usted
nunca ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador personal, oro que lo hará en
este momento. El tiempo es corto. Es necesario actuar ahora. Dios ha prolongado
su vida hasta este punto debido a que Él no quiere que ninguna perezca, sino
que todos puedan ser salvos (2 Pedro 3:9).
Quizá
usted piensa que es salvo porque ha sido bautizado o se ha convertido en
miembro de una iglesia – o porque se considera una buena persona.
Ninguna
de estas cosas salvarán su alma del Infierno. La salvación no es un asunto de
rituales religiosos, membresía de una iglesia o buenas obras. Es un asunto de
relación. Jesús dijo, “Y esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado” (Juan
17:3).
¿Conoce a
Jesús como su Señor y Salvador? ¿Ha comprometido su vida para Él? ¿Está
confiando en Él o en sus buenas obras?
Para
llegar a conocer a Jesús personalmente y para ser sellado por el Espíritu Santo
para salvación, usted debe llegar a Dios en fe por medio de una sencilla
oración como ésta:
Querido Padre Celestial, te confieso que
soy un pecador y que lo siento mucho por mis pecados. Te doy las gracias por la
salvación que haz hecho posible por medio del sacrificio de Tu Hijo. Lo acepto
como Señor y Salvador y le doy la bienvenida al poder interior de tu Espíritu
Santo. En el nombre de Jesús, Amén.
Una vez que haya hecho esta oración, busque
una iglesia donde crean en la Biblia y donde la Palabra de Dios sea predicada y
donde Jesús sea tenido como la única esperanza para este mundo. Haga una
confesión pública de su fe en Jesús y bautícese para manifestar su compromiso
hacia Él y para simbolizar su propia muerte, sepultura y resurrección como una
nueva persona en Cristo (Juan 3:3; 2 Corintios 5:17).
Una Súplica a los Creyentes
Para aquellos de ustedes que verdaderamente
han puesto su fe en Jesús como Señor y Salvador, mi súplica es que le darán
toda la seriedad a alcanzar a los incrédulos con el mensaje del cercano regreso
del Señor. El tiempo es corto. Se requiere una acción urgente.
También oro que examinarán todos los
aspectos de su vida para ver dónde han hecho compromisos con el mundo – dónde
han permitido sentirse cómodos con el pecado. El Espíritu Santo los está
llamando a la santidad en preparación para el inminente regreso del Señor.
Identifiquen esas áreas de su vida que no han rendido totalmente al Señor y
crucifíquenlas.
Una Súplica a los Pastores
Mi súplica a los pastores es que se
comprometerán a estudiar la Palabra Profética de Dios y que entenderán que lo
que ella dice lo dice en serio.
Esto les permitirá reconocer las señales de
los tiempos y la urgencia del momento. Luego necesitan comunicar este sentido
de urgencia a su gente, convenciéndolos que Jesús vuelve pronto. Y necesitan
enseñarles cómo pueden prepararse mejor para ese trascendental evento.
Una Súplica
a Dios
Querido
Padre Celestial, te alabo por las múltiples bendiciones que has dado a nuestra
nación – por Padres Fundadores de gran sabiduría, por una libertad sin
precedentes, por prosperidad abundante y por el gran gozo de servir como un
conducto de Tus bendiciones espirituales al resto del mundo, ya que has
utilizado nuestras riquezas e ingenio para comunicar el Evangelio a todas las
naciones y para traducir y publicar Tu Palabra en muchos idiomas.
Te
agradezco también, Señor, por la gran paciencia que has mostrado hacia nosotros
en medio de nuestra rebelión contra Ti. Estoy profundamente adolorido, Señor, de
que en nuestro orgullo te hemos abandonado. Reconozco que merecemos totalmente
Tu ira, pero oro por misericordia. Oro para que antes de que nos entregues del
juicio a la destrucción, hagas surgir un último avivamiento nacional para traer
más almas a Tu reino.
Por encima de todo, Señor, oro por el
cercano regreso de Tu precioso Hijo. Envíalo rápido, Querido Dios. Envíalo en
gloria y majestad, y por medio de Él, por favor inunda este mundo perverso con
paz, rectitud y justicia.
¡Maranata!
Amén.
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Traducido por
Donald Dolmus
En Defensa de la Fe
(endefensadelafe.org)
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