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domingo, 12 de febrero de 2012

Libro: Jesús - El Cordero y el León

Prefacio

 Portada del libro, Jesús - El Cordero y el León, escrito por el Dr. David R. Reagan, Fundador y Presidente del Ministerio Cordero y León. (Haga clic sobre la imagen para ir al Índice)

El nombre del Ministerio que fundé en 1980 es Cordero y León (Lamb & Lion Ministries). Por causa de ese nombre, cada semana recibimos mensajes preguntando, “¿En qué parte de la Biblia dice que el cordero yacerá con el león?”. La persona usualmente añade que ha pasado un tiempo considerable buscando el versículo sin éxito, y decidió ponerse en contacto con nosotros debido al nombre del ministerio. “Con un nombre como Cordero y León”, dicen, “seguramente saben dónde está ubicado este versículo”.

La Respuesta Sorprendente

Bueno, amigos, ¡la respuesta asombrosa es que no existe tal pasaje! La gente encuentra esto difícil de creer. Tal como una persona me lo expresó, ““¡He recibido demasiadas tarjetas de navidad con fotos de un cordero y un león como para que no exista tal versículo!” Creo que este verso mítico en particular está clasificado junto al que supuestamente dice, “El Señor ayuda a aquellos que se ayudan a sí mismos”.

El pasaje que la gente está buscando es Isaías 11:6. Es el primer versículo en un pasaje que describe cómo será transformada la tierra cuando Jesús regrese y cómo la maldición sobre la naturaleza será removida. El versículo dice: “Morará el lobo con el cordero”.

Sí, es el lobo el que está representado con el cordero, no el león. El león es mencionado en el versículo 7 donde dice: “El león como el buey comerá paja”.

No hay ninguna duda de que el cordero y el león yacerán juntos durante el reinado milenial del Señor, porque toda la naturaleza será reconciliada en paz, pero la referencia bíblica es al lobo y al cordero. Me parece que los artistas siempre han encontrado más dramático dibujar juntos al cordero y al león

Buscando un Nombre para el Ministerio

El nombre de nuestro ministerio no tiene nada qué ver con estos versículos en Isaías 11. Cuando formé este ministerio en 1980, busqué un nombre que estuviera relacionado con el propósito del ministerio, que era la enseñanza de la profecía bíblica y la proclamación del cercano regreso de Jesús. Mi primera opción fue el nombre Maranatha Ministries. Amaba ese nombre ya que en el lenguaje arameo, “Maranatha” significa “¡El Señor viene!” (1 Corintios 16:22). Pero cuando verifiqué con la Secretaría del Estado de Texas, descubrí que el nombre ya había sido escogido.

Entonces, empecé a orar para que el Señor me diera un nombre nuevo y distintivo. Ahí fue cuando Él puso en mi corazón Lamb & Lion Ministries. Me gustó el nombre ya que apuntaba a las dos grandiosas imágenes proféticas del Mesías que se hallan en las Escrituras hebreas. El Mesías es descrito como el Cordero Sufriente y como el León Conquistador.

Como el Cordero Sufriente, se profetizó que Él moriría por los pecados de la humanidad. Esa imagen se relaciona con Su Primera Venida. Su imagen como el León Conquistador tenía que ver con los tiempos del fin cuando vendría una segunda vez para derramar ira sobre los enemigos de Dios y luego empezar a reinar sobre toda la tierra.

Las dos imágenes eran tan distintas que los sabios judíos concluyeron que deben estar hablando acerca de dos Mesías. Llamaron al Cordero Sufriente “Messiah Ben Joseph” (Mesías hijo de José) y llamaron al león conquistador “Messiah Ben David” (Mesías hijo de David). No pudieron ver ni entender que los profetas estaban hablando acerca de un Mesías que vendría dos veces, cada vez en un papel y para un propósito diferentes.

El Cordero Sufriente

El concepto del Mesías como un Cordero Sufriente está arraigado en la Fiesta de la Pascua y el requisito de que cada familia sacrificara un cordero macho sin defecto como una expiación animal por sus pecados. Sabemos, por supuesto, que tal sacrificio era insuficiente, porque Hebreos 9 dice que la sangre de animales era insuficiente para verdaderamente expiar los pecados (Hebreos 9:11-16), pero era una expresión de fe que proveía una cobertura temporal de sus pecados. Su perdón total tendría que esperar el sacrificio de un hombre perfecto – el Cordero de Dios.

Ésa es la razón por la que cuando los santos del Antiguo Testamento morían, sus almas no iban al Cielo. En cambio, iban a un lugar temporal de espera llamado el Paraíso o “Seno de Abraham”, el cual era un compartimento en el Seol –llamado Hades en el Nuevo Testamento (Lucas 16:19-31). No podían ir al Cielo y vivir en la presencia de un Dios santo debido a que sus pecados sólo estaban cubiertos por su fe y no perdonados.

Cuando Jesús, el perfecto Cordero de Dios, murió en la Cruz, Su Espíritu descendió al Hades donde hizo una proclamación (1 Pedro 3:19 y 4:16). No se nos dice específicamente lo que Él proclamó, pero indudablemente ha de haber sido, “¡La sangre ha sido derramada!”

Sólo puedo imaginar el rugido de celebración que debe haber provenido de los santos que habían estado esperando durante todos esos años esa noticia gloriosa. Ahora, sus pecados estaban perdonados. Ahora, podían finalmente ir al Cielo.

Ése es el significado de un pasaje muy enigmático que se encuentra en Efesios 4:8 que dice, “Cuando [Jesús] ascendió a lo alto, se llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres” (NVI). Cuando Jesús ascendió al Cielo, se llevó el Paraíso con Él. Pablo después afirmó esto en sus escritos (2 Corintios 12:1-4).

Desde ese momento, cuando un creyente muere, su espíritu se va directamente al Cielo. La Cruz lo cambió todo. Hoy, cuando una persona pone su fe en Jesucristo como Señor y Salvador, sus pecados no sólo son cubiertos sino también perdonados porque “la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). y nace de nuevo, cuando esa persona muere su espíritu va directamente al Cielo y no al Hades. Es una situación diferente después de la Cruz que antes de la Cruz, porque cuando hoy ponemos nuestra fe en Jesucristo nuestros pecados no sólo son perdonados, también son olvidados. No sólo son cubiertos, son lavados. ¡Alabado sea Dios! Y, por lo tanto, cuando morimos vamos directamente al Cielo. La sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos limpia de todo pecado.

En las Escrituras hebreas, Isaías 53 es el grandioso pasaje acerca del Cordero Sufriente. Éste declara que los pecados de la humanidad serían colocados sobre el Mesías y “como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca" (Isaías 53:7). Él sería dado como “expiación” y como resultado de “la aflicción de Su alma”, Él “justificaría a muchos” (Isaías 53:10-11).

En respuesta a esta profecía, muchos, muchos años después, cuando Jesús apareció en el Río Jordán para ser bautizado, Juan el Bautista exclamó: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29 y 36). Usando la misma imagen, el apóstol Pedro escribió que hemos sido “rescatados no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:18-19).

El León Conquistador

La imagen del León Conquistador fue usada por los profetas hebreos para simbolizar lo que hoy en día “La Segunda Venida”. El Mesías fue descrito como un león rugiente que vendría para derramar la ira de Dios sobre aquellos que han rechazado la gracia, la misericordia y el amor del Señor.

Isaías 31:4-5, “Como el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion. Jehová de los ejércitos protegerá a Jerusalén. Él la protegerá y la librará, la defenderá y la rescatará”.

Jeremías 25:30, “Jehová rugirá desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra”.

Oseas 11:10-11, “El Señor rugirá como león; rugirá, y los hijos vendrán temblando desde el occidente. Como ave acudirán velozmente de Egipto, y de la tierra de Asiria como paloma; y los haré habitar en sus casas, dice Jehová”.

Joel 3:14-16, “Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel”.

El Libro de Apocalipsis

En el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan combina las imágenes del cordero y del león para expresar el significado pleno de Jesús como el Mesías.

Al comienzo del capítulo 4, Juan es arrebatado al Cielo (una forma simbólica del Rapto de la Iglesia antes de que la Tribulación comience).En los capítulos 4 y5 Juan describe la gloriosa escena celestial del magnífico trono de Dios rodeado por 24 ancianos y protegido por cuatro extrañas criaturas que representan toda la creación de Dios.

Al principio, Juan se enfoca en la adoración sin fin y los cánticos de adoración que celebran la santidad y el poder de Dios. Pero, en el capítulo 5, la atención de Juan cambia repentinamente hacia un pequeño rollo en la mano derecha de Dios. Está sellado con siete sellos. Juan parece percibir inmediatamente la importancia de este rollo el cual, en el capítulo diez, se revela que es el título de propiedad del planeta tierra.

Un “ángel fuerte” proclama de repente en voz alta, “¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?” (Ap. 5:2). Nadie parece ser digno y Juan comienza a llorar. Es en este momento que uno de los 24 ancianos le dice a Juan, “No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos” (Ap. 5:5).

Cuando Juan voltea para ver al león, mira en cambio a un Cordero que “estaba en pie…como inmolado”. Él busca al León y sólo mira a un Cordero ensangrentado. El Cordero toma el rollo de la mano de Dios, y todas las huestes celestiales irrumpen en alabanza:

“Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Ap. 5:9).

En el capítulo 10, se nos presenta un flash-forward* que muestra a Jesús en la Segunda Venida representado como un “ángel fuerte” que regresa a la tierra con el rollo abierto en Su mano. El regresa para reclamar la tierra para Sus santos quienes gobernarán con Él. Volviendo de nuevo a las imágenes del Antiguo Testamento, el pasaje dice que Él exclamará “a gran voz, como ruge un león” (Ap. 10:3)

Extrañamente, a lo largo del resto del libro de Apocalipsis, Juan usa las imágenes del Cordero en cuando se refiere al Mesías durante la Tribulación y en Su Segunda Venida. Es el Cordero quien es descrito derramando la ira de Dios (Ap. 6:16-17). Es el Cordero quien hace la guerra contra el Anticristo y sus fuerzas (Ap. 17:14).

Creo que Juan resalta al Mesías como un Cordero debido a que simboliza el gran precio que pagó por los pecados de la humanidad. También nos recuerda la reivindicación del Cordero cuando regrese para quitarle a Satanás el dominio de la tierra. Y recalca que Jesús va a recibir el honor y la gloria que tanto merece — el honor y la gloria que se le negaron cuando vino como el Cordero Sufriente.

Mientras aguardamos el cumplimiento de las profecías de Apocalipsis, exaltemos al Cordero y añoremos al León.

El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza…Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos — Apocalipsis 5:12-13

Dr. David R. Reagan
Allen, Texas
Primavera del 2011

Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

*Flashforward es una técnica utilizada tanto en el cine como en la literatura que altera la secuencia cronológica de la historia, conectando momentos distintos y trasladando la acción al futuro. El flashforward es una ida repentina y rápida al futuro de un personaje en una historia. Se asemeja a flashback con la única diferencia que en éste último se conectan el pasado y el presente.

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