Su origen, propósito y destino
Parecía como si apenas me hubiera ido a dormir, cuando fui despertado sacudidamente por el teléfono. Asumiendo que era mi llamada para despertarme, levanté el auricular y mascullé, “Gracias”.
Me sorprendí al escuchar una voz familiar del otro lado. “¡Hola David, te llamo desde Texas!”.
“¿De Texas?”, respondí. "¿Desde Texas?".
“Sí”, respondió mi amigo, “¿y adivina qué? ¡Han encontrado el arca!”.
“¿Qué cosa?”.
“¡El arca!”.
“¿De Noé?”.
“No, tonto, el Arca del Pacto”.
Demás está decir que esa declaración realmente me despertó.
Un Descubrimiento Sorprendente
Mi amigo procedió a explicarme que acababa de leer en el Dallas Morning News acerca del descubrimiento del Arca del Pacto perdida. Supuestamente había sido hallada en el Monte Pisga (Mt. Nebo) en Jordania, por un grupo religioso de Kansas.
Todo sonaba un poco raro para mí. Sospeché que alguien había perdido contacto con la realidad después de haber visto la popular película, Los Cazadores del Arca Perdida.
No obstante, descendí rápidamente al vestíbulo del hotel para conseguir la última copia de The Jerusalem Post. Efectivamente, ahí en la portada estaba la historia. El escritor evidentemente compartía mi escepticismo debido a que el titular decía: “¡Hay un Arca en esas colinas!”.
Un Descubrimiento Sospechoso
La historia era directamente de Alicia en el País de las Maravillas. Una secta del tiempo del fin de Winfield, Kansas, que se hacía llamar Instituto para la Restauración de la Historia Antigua Internacional, había emitido una declaración que afirmaba que habían descubierto el Arca en un pasaje sellado en el interior del Monte Pisga.
No ofrecieron ninguna evidencia, a pesar de que afirmaron haber tomado fotografías. También se negaron a revelar la ubicación exacta de su hallazgo.
El líder del grupo, quien tenía reputación de ser antisemita, dijo que iba a probar su buena voluntad hacia los judíos al entregar toda su evidencia a David Rothschild.
Cuando se le preguntó el porqué había escogido a Rothschild, él respondió que consideraba que Rothschild era el líder de los judíos (¡una antigua actitud antisemita!). También explicó que él pensó que Rothschild tenía el poder para ayudar a su grupo a lidiar con el gobierno jordano y el Vaticano.
Un Descubrimiento Provocador
Los titulares han disminuido desde entonces. El grupo de Kansas ha regresado a su anonimato en los campos de trigo. Y la película, Los Cazadores del Arca Perdida, se ha convertido en una aventura clásica.
Pero el incidente y la película motivaron muchas preguntas, algunas de las cuales se relacionan con los eventos del tiempo del fin. ¿Qué era el Arca del Pacto? ¿Por qué era tan importante para los judíos? ¿Qué le ocurrió? ¿Será hallada otra vez? ¿Es esencial para la reedificación del Templo judío?
La Biblia y el Arca
El origen del Arca se encuentra en Éxodo 25:10-22. Dios le ordenó a Moisés construir el Arca para que albergara las tablas de piedra en las que Él había escrito los Diez Mandamientos. El Arca era una caja de aproximadamente 4 pies de largo, 2 ½ pies de ancho y 2 ½ pies de altura. Estaba hecha de madera de acacia y estaba cubierta de oro por dentro y por fuera.
La tapa que cubría la caja era llamada el “propiciatorio”. Estaba hecha de oro puro. Dos querubines de oro estaban montados sobre la tapa, uno en cada extremo. Los querubines estaban el uno frente al otro y las alas de uno estaban extendidas hacia el otro, eclipsando al propiciatorio.
Según Hebreos 9:4, dos objetos más fueron añadidos después al contenido del Arca. Uno de éstos era una vasija con maná, la comida milagrosa que Dios suplió a los hijos de Israel en el desierto (Éxodo 16). El otro objeto era la vara de Aarón que floreció (Números 17). Y, según Deuteronomio 31:24-26, el Arca también contenía el Pentateuco de Moisés (los primeros cinco libros de las Escrituras hebreas).
Posteriormente, estos objetos adicionales debieron haber sido removidos del Arca, ya que cuando el Templo de Salomón fue dedicado, el Arca sólo contenía las tablas de piedra con los Diez Mandamientos grabados sobre ellas (2 Crón. 5:7-10).
El Arca estaba alojada en el Lugar Santísimo, la cámara más recóndita del Templo. Una vez al año, el Día de la Expiación, el Sumo Sacerdote entraba al Lugar Santísimo y rociaba sangre sobre el asiento de la misericordia para hacer expiación por sus pecados y los pecados de la nación de Israel (Lev. 16 y Hebreos 9). Debido a que Dios le había prometido a Moisés que Él comulgaría con Israel “de sobre el propiciatorio” (Éx. 25:22), se desarrolló el concepto de que Jehová de los Ejércitos estaba entronado en los querubines del Arca (vea 1 Samuel 4:4 e Isaías 37:16).
El Arca estaba alojada en el Lugar Santísimo, la cámara más recóndita del Templo. Una vez al año, el Día de la Expiación, el Sumo Sacerdote entraba al Lugar Santísimo y rociaba sangre sobre el asiento de la misericordia para hacer expiación por sus pecados y los pecados de la nación de Israel (Lev. 16 y Hebreos 9). Debido a que Dios le había prometido a Moisés que Él comulgaría con Israel “de sobre el propiciatorio” (Éx. 25:22), se desarrolló el concepto de que Jehová de los Ejércitos estaba entronado en los querubines del Arca (vea 1 Samuel 4:4 e Isaías 37:16).
El Simbolismo del Arca
Se ha hablado mucho del simbolismo del Arca, y con justa razón. Basta decir que cada aspecto del Arca apuntaba a Jesús.
La madera de acacia simbolizaba la humanidad de nuestro Señor. La incrustación de oro denotaba Su deidad. Los Diez Mandamientos y el Pentateuco en el interior del Arca describían a Jesús con la Ley de Dios en Su corazón, viviendo en perfecta obediencia a ella. La vasija de maná hablaba de Jesús como el Pan de Vida o como nuestro sustentador de la vida. La vara de Aarón que floreció profetizaba obviamente la resurrección.
El propiciatorio también era un símbolo que señalaba al Mesías. Representaba el hecho de que la obra de Jesús en la Cruz cubriría la Ley de Dios con Su misericordia, haciendo posible que aquellos que pongan su fe en Jesús sean reconciliados con Dios. Es una ilustración de cómo el trono divino se transformó de un trono de juicio en un trono de gracia, por la sangre expiatoria que fue rociada sobre él.
El Peregrinaje del Arca
Mientras los hijos de Israel vagaron en el desierto durante 40 años, el Arca fue llevada delante de ellos en postes dorados por los sacerdotes, siguiendo “la nube de Jehová” con el fin de “buscarles un lugar de descanso” (Núm. 10:33). El Arca fue llevada a Canaán cuando los israelitas cruzaron el Jordán, y fue decisiva en su victoria sobre Jericó (Josué 6). Durante el periodo de 400 años de los Jueces, el Arca estuvo alojada en el Lugar Santísimo del Tabernáculo, que fue erigido en el centro religioso de Shiloh (Jueces 18:31 y 1 Samuel 1:3).
Durante la última parte del período de los Jueces, cuando la apostasía era rampante en Israel, se tomó la decisión de llevar el Arca a una batalla contra los filisteos como un amuleto de buena suerte (1 Sam. 4:1-4). Esta profanación del Arca sagrada enfureció al Señor, y Él permitió que los filisteos ganaran la batalla y capturaran el Arca (1 Sam. 4:5-11).
Los filisteos llevaron el Arca a Asdod, donde la colocaron en el templo de Dagón. Pero el Arca demostró ser una caja caliente para los filisteos. Cuando toda clase de calamidades empezaron a afligirlos, decidieron regresar el Arca (1 Samuel 5 y 6).
Ilustración del libro Del Sinaí a Jerusalén, de Leen Ritmeyer.
Fue llevada primero a Gat, pero cuando los hombres de la ciudad fueron afectados con tumores, fue enviada a Ecrón, donde estallaron aflicciones similares. En ese punto, la cargaron sobre una carreta halada por dos vacas y apuntando en la dirección de Israel. Las vacas vagaron hasta que llegaron a la aldea llamada Bet-semes. Cuando la gente de esa ciudad se aventuró a mirar dentro del Arca por curiosidad, un gran número fue herido de muerte (1 Sam. 6:19-21). Decidieron rápidamente permitir que el Arca prosiguiera su viaje. Ésta acabó en la villa de Quiriat-jearim, localizada a pocos kilómetros del noroeste de Jerusalén (1 Sam. 7:1-2). Permaneció ahí durante casi 70 años en la casa de Abinadab. (Los 70 años fueron los últimos 20 años de la judicatura de Samuel, los 40 años del reinado de Saúl, y los primeros 7 años del reinado de David en Hebrón, antes que se mudara a Jerusalén).
La Iglesia del Arca del Pacto en la moderna Abu Gosh, la ciudad bíblica de Quiriat-jearim.
Cuando David llegó a Jerusalén, la primera prioridad de su administración fue proveerle al Arca un lugar adecuado de descanso, porque estaba ansioso por devolver el símbolo de la presencia de Dios a la vida de la nación (Salmo 132:1-5). El regreso del Arca fue una ocasión de gran regocijo (1 Cró. 15:25-29). David la puso en una tienda en el Monte Moriah (el Monte del Templo actual), donde permaneció hasta que su hijo Salomón construyó el Templo. El Lugar Santísimo en el Templo se convirtió en el lugar de descanso final del Arca (1 Reyes 8 y 2 Crónicas 5).
El Arca Perdida
Nadie sabe a ciencia cierta que pasó con el Arca. La última vez que se menciona en las Escrituras es en 2 Crónicas 35:3. Este pasaje deja en claro que el Arca seguía existiendo en la época del avivamiento espiritual dirigido por el joven rey Josías. 22 años después de la muerte de Josías, Judá cayó ante los babilonios (586 a.C.) y el Arca desapareció.
La mayoría de los eruditos creen que simplemente fue destruida cuando el Templo fue quemado. Otros creen que fue capturado como un trofeo de guerra, llevada a Babilonia y, probablemente, fundida por su oro. Pero muchos creen que sobrevivió y que en la actualidad está oculta en alguna parte.
La Teoría de la Destrucción
Aquellos que creen que el Arca se perdió cuando los babilonios conquistaron Jerusalén y destruyeron el Templo señalan a 2 Reyes 24:13 y el pasaje paralelo en 2 Crónicas 36:18. Ambos afirman que “todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, y los tesoros de la casa de Dios”, fueron llevados a Babilonia. Pero los sabios judíos han argumentado siempre que el Rey Salomón anticipó ataques contra Jerusalén y el Templo y que, por lo tanto, construyó una bóveda para el Arca que estaba ubicada en lo profundo del Monte del Templo y protegida por laberintos y pasajes secretos.1 Además, señalan que cuando los judíos fueron liberados de la cautividad babilónica por Ciro, el Arca no se menciona en la lista de tesoros del Templo que fueron dados a aquellos que regresaban a Jerusalén (Esdras 1:5-11).
La idea de una bóveda secreta debajo del Monte del Templo es ciertamente plausible. Por otra parte, la existencia de tal escondite está implícito en 2 Crónicas 35, donde se nos dice que el Rey Josías ordenó a los sacerdotes levitas que restauraran el Arca al Templo. Evidentemente había sido removida durante el reinado del malvado rey Manasés, quien profanó el Templo con altares dedicados a dioses extraños (2 Crónicas 33:1-5).
Evidencia adicional de que el Arca pudo haber sido destruida por los babilonios, es el hecho de que el Arca nunca fue restaurada al Lugar Santísimo cuando el Segundo Templo fue construido después del regreso de los judíos de la cautividad babilónica. Cada año, en Yom Kippur, cuando el Sumo Sacerdote entraba al Lugar Santísimo, rociaba la sangre en una porción del lecho de la roca que sobresalía del suelo – supuestamente la roca sobre la cual el Arca había descansado tradicionalmente. Esta roca era llamada “la piedra de fundamento”.2 El hecho de que el Lugar Santísimo permaneció vacío sin el Arca es atestiguado por el historiador romano, Tácito. Él declara que cuando el general romano, Pompeyo, conquistó a Judá en el 63 a.C., entró al Lugar Santísimo y lo encontró completamente vacío.3
Los sabios judíos contra argumentan que la razón por la que el Arca nunca fue restaurada al Lugar Santísimo en el Segundo Templo es debido a que los judíos nunca fueron independientes después que regresaron a su tierra. Primero estuvieron bajo el control persa, y luego fueron conquistados por los romanos. Mantienen que debido a esta dominación extranjera, el Arca fue dejada en su escondite durante el periodo del Segundo Templo (516 a.C. al 70 AD).
La Tradición Judía
Como se indicó anteriormente, la tradición judía es que el Arca fue colocada en una bóveda subterránea en la época del asedio babilonio de Jerusalén y que permanece ahí hasta este día. Esta tradición es afirmada por varios pasajes en el Talmud. Los sabios judíos también creen que sepultados con el Arca existen otros tesoros del Templo tales como el Tabernáculo de Moisés (el templo tienda usado durante la peregrinación por el desierto y el periodo de los Jueces), el altar del incienso, la vara de Aarón, la olla de maná y las tablas de Moisés.4
En 1967, durante la Guerra de los Seis Días, los judíos recuperaron el control de la Ciudad Antigua de Jerusalén por primera vez en la historia moderna. Las esperanzas se elevaron entre muchos de los judíos ortodoxos de que este evento trascendental les daría la oportunidad de explorar debajo del Monte del Templo para buscar la bóveda que contiene el Arca. Sin embargo, el General Moshe Dayán, actuando bajo su propia autoridad, decidió casi inmediatamente entregar de regreso el control del Monte a las autoridades musulmanas. Hizo esto para prevenir cualquier intento de destruir el Domo de la Roca. También consideró que tal gesto les indicaría a los árabes que los israelíes querían vivir en paz con ellos. Dayán era un judío secular, y el Monte del Templo significaba poco para él.
Desde ese entonces, Israel ha tenido soberanía sobre el Monte del Templo, pero ha cedido el control del mismo a las autoridades musulmanas. Esto ha hecho que sea imposible para los judíos llevar a cabo excavaciones arqueológicas en, o debajo, del Monte del Templo.
El Domo del Espíritu, en la cima del Monte del Templo, es el lugar que algunos arqueólogos creen fue el lugar real del Lugar Santísimo.
En 1981, algunos rabinos judíos comenzaron a limpiar los escombros de un área cercana a la zona del Muro de los Lamentos con el fin de establecer una sinagoga. En el proceso descubrieron lo que se llama La Puerta de Warren. Era una puerta que había sido descubierta un siglo antes por el explorador británico Charles Warren durante una investigación subterránea, pero que nunca había sido excavada en su totalidad. Se creyó que ésta era la puerta que conducía al área más cercana del Lugar Santísimo. La puerta estaba sellada, pero los rabinos la abrieron y empezaron a hacer un túnel debajo del Monte del Templo hacia el área que estaba debajo del Lugar Santísimo. Pero antes de que pudieran llegar muy lejos, fueron descubiertos por las autoridades musulmanes y fueron forzados a detenerse.
El Rabinato judío actual adopta la postura de que el Arca está ubicada definitivamente en una bóveda debajo del Monte del Templo, pero han dictaminado que ningún judío puede entrar a la bóveda hasta que el Mesías aparezca y revele la ubicación exacta del Lugar Santísimo.5
Una de las autoridades principales de la cristiandad en el tema del Arca es Randall Price, un experto de la profecía bíblica y un profesor de Estudios Judaicos en la Universidad Liberty en Lynchburg, Virginia. Él ha concluido que el Arca aún sigue existiendo y se encuentra debajo del Monte del Templo.6
La Tradición de Jeremías
Una de las tradiciones más antigua y fuerte con respecto al destino del Arca es una que se encuentra en el libro apócrifo de 2 Macabeos, que fue escrito durante el periodo inter-Testamentario. Ésta argumenta que Jeremías huyó de Jerusalén con el Arca y la enterró en una cueva en el Monte Nebo, que está ubicado en la moderna nación de Jordania.
La narrativa en ese libro dice:
“…el profeta Jeremías, obedeciendo a órdenes del Cielo, se hizo acompañar por el Arca de la Alianza con su toldo y fue al cerro donde Moisés había subido y desde el cual había contemplado la tierra prometida. Allí Jeremías encontró una caverna; metió en ella el Arca, el toldo que la cubría y el altar del incienso y luego tapó la entrada con piedras” (2 Macabeos 2:4-5).
Los dos libros de Macabeos no son parte del canon bíblico aceptado y, por lo tanto, no son considerados como inspirados por Dios. La historia acerca de Jeremías podría ser cierta, o podría ser simplemente una leyenda.
La Tradición Vaticana
Hay algunas personas que creen que el Arca del Pacto está en el Vaticano. Basan su creencia en el hecho de que el arco que se construyó en Roma en honor de la victoria de Tito sobre los judíos contiene un friso que muestra a los cautivos judíos cargando una gran menorá, que es un candelabro de siete brazos.
Una sección de un friso del Arco de Tito en Roma que muestra a cautivos judíos marchando hacia la ciudad cargando artefactos de Jerusalén, incluyendo una enorme menorá.
Muchos asumen que la menorá es una del Templo, pero eso es poco probable por muchas razones. En primer lugar, su base es de forma octagonal con imágenes grabadas. La menorah del Templo siempre es descrita en la literatura judía teniendo una base de tres patas o triangular. Y ningún objeto en el Templo habría tenido alguna imagen grabada en ellos. Eso habría sido considerado crasa idolatría. Además, la menorá del Templo estaba hecha de oro macizo y, de esta forma, habría sido demasiada pesada como para que una o dos personas la cargaran en sus hombros, como muestra el friso.
La teoría es que los tesoros del Templo, incluyendo el Arca, fueron llevados a Roma y, finalmente, terminaron en las bóvedas del Vaticano después del colapso del Imperio Romano. Con el paso de los años, el Vaticano ha negado firmemente que tenga posesión de alguno de los tesoros del Templo.
La Tradición Etíope
Ha existido un rumor durante muchos años de que el Arca del Pacto está en la Iglesia Santa María de Sión, en Axum, Etiopía. Durante los últimos años, esta idea ha sido popularizada en los escritos de Grant Jeffrey, un escritor canadiense de profecía bíblica.
Este rumor está basado en una historia extraña de que el Arca fue contrabandeada fuera de Jerusalén por Menelik I, el supuesto hijo de una unión entre la Reina de Saba y el Rey Salomón. Supuestamente, una réplica del Arca quedó en el Lugar Santísimo en el Templo en Jerusalén. La motivación para mover el Arca fue para protegerla del Rey Manasés, uno de los reyes más malvados de la historia de Judá.7
La Iglesia de Santa María de Sion en Axum, Etiopía, donde el Arca del Pacto supuestamente está alojada.
Hay todo tipo de problemas con esta leyenda. Por un lado, es dudoso que la Reina de Saba gobernara sobre Etiopía. Es más probable que su reino fuera el moderno Yemen.
En cuanto a Menelik I, gobernó sobre Etiopía alrededor del 950 a.C., según la tradición. Manasés no se convirtió en rey de Judá hasta 253 años más tarde. Por lo tanto, la supuesta remoción de Jerusalén del Arca por Menelik, no pudo haber tenido algo que ver con tratar de protegerla del rey Manasés.
Harry Atkins, un historiador etíope, sostiene que no existe ningún registro de esta leyenda en la historia etíope hasta a finales del Siglo XIII. En esa época, había una disputa sobre quién debería ser rey y uno de los contendientes afirmaba ser un descendiente del Rey Salomón y la Reina de Saba. Atkins dice que fue en ese momento que la leyenda del Arca entró en la historia etíope.
Otra teoría con respecto al destino del Arca es que fue trasladada o raptada, siendo llevada al Cielo para evitar que cayera en las manos de los babilonios. Esta teoría se basa en una referencia al Arca en Apocalipsis 11:19. Este pasaje es un flash-forward al final de la Tribulación, cuando el Cielo se abre y Jesús regresa en ira. El escritor afirma que cuando el Cielo se abrió “el arca de Su pacto se veía en Su templo”.
Descripción de un artista del Tabernáculo Celestial siendo revelado a Moisés en el Sinaí. Se le instruyó a Moisés a modelar el tabernáculo terrenal de acuerdo a él, incluyendo el Arca del Pacto (Éx. 25:8-9). [Artista desconocido]
Aquellos que rechazan esta teoría argumentan que el Arca vista en el Cielo en este pasaje es la realidad celestial de la que el Arca del Pacto fue sólo una sombra o copia terrenal (Hebreos 8:5).
El Arca Olvidada
Independientemente de lo que pasó con el Arca, las Escrituras sugieren que nunca se encontrará de nuevo. Ésta es una gran sorpresa para algunos cristianos que han asumido que se debe encontrar el Arca antes de que el Templo de la Tribulación sea construido y que el sacrificio de animales sea reinstituido. Otros simplemente han asumido que el Arca será reemplazada en el Lugar Santísimo cuando el Templo Milenial del Señor sea construido.
Pero Jeremías dice sin rodeos que “el arca del pacto del Señor… no vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra” (Jeremías 3:16). El contexto de este pasaje es el reinado Milenial de Jesús, por lo que no excluye la posibilidad de un descubrimiento antes de ese tiempo. De forma concebible, el Arca podría ser descubierta, y Satanás podría usar su descubrimiento para incitar la reconstrucción de un Templo donde un sistema sacrificial apóstata sería reinstituido. Sabemos que dicho Templo será construido, pero dudo que su construcción vaya a estar motivada por el descubrimiento del Arca.
El Arca No Esencial
El punto importante a tener en cuenta aquí es que el redescubrimiento del Arca no es esencial para la reconstrucción del Templo. Después de todo, el Templo fue reconstruido por Zorobabel después del cautiverio babilónico, y el Arca ya había estado perdida para esa época. No había ningún Arca en el Lugar Santísimo en el tiempo cuando Jesús adoró en el Templo.
Tampoco es necesaria el Arca para el Templo Milenial. Ezequiel describe el Templo con gran detalle (capítulos 40-42) y él nunca menciona el Arca. Hay un Lugar Santísimo (Ez. 41:4), pero está vacío, y no está separado del Lugar Santo por un velo.
Jesús ya ha entrado al Lugar Santísimo celestial en nuestro favor (Hebreos 4:14-16, 8:1-6). Él ha rasgado el velo que nos separaba de Dios, y sirve como nuestro Sumo Sacerdote, habiendo ofrecido Su propia sangre como el sacrificio perfecto por nuestros pecados (Heb. 9:11-16). Él sirve como nuestro Mediador ante el trono del Padre (Heb. 9:24-28).
Así pues, durante el Milenio, no habrá necesidad de un sumo sacerdote humano o de un Arca con un propiciatorio. Jesús servirá como rey y sumo sacerdote y, como tales, continuará sirviendo como el propiciatorio de la humanidad (Zacarías 6:12-13).
El Arca Verdadera
Con respecto a este concepto de Cristo como nuestro propiciatorio, permítame añadir una perspectiva penetrante que tomé de John MacArthur, uno de los más grandes predicadores de este país. El señaló un sencillo verso histórico que contiene una profunda verdad acerca de que Jesús es nuestro propiciatorio.
El verso es Juan 20:12. Hablando de María viendo dentro de la tumba vacía de Jesús, el verso dice, “y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto”. Lo que María vio, observó MacArthur, fue el nuevo propiciatorio, el propiciatorio perfecto.
Considere nuevamente lo que María vio. Ella observó a dos ángeles, sentado cada uno en cada extremo de la losa que había tenido el cuerpo quebrantado de nuestro Señor. Esa escena nos remite al Arca del Pacto, ¡donde dos querubines se cernían sobre su propiciatorio salpicado de sangre!
El Arca ya no es necesaria. Jesús ha cumplido todo lo que el Arca representaba. Él era Dios hecho carne. Él representó la obediencia completa a la Ley, habiendo sido perfeccionado y convirtiéndose en la fuente de nuestra salvación (Heb. 5:8-9). Su sangre fue derramada por nuestros pecados, y Su victoria está atestiguada por el hecho y el poder de Su resurrección.
Así como el Arca fue diseñada para ser un símbolo de la presencia de Dios en medio de Su pueblo, Jesús es la máxima expresión del amor, cuidado y presencia de Dios. Él es nuestra Arca. Él es nuestra Ley. Él es nuestro Maná. Él es nuestra Vara Florecida. Y, gracias a Dios, Él es nuestro Propiciatorio.
Notes
1) Randall Price, Searching for the Ark of the Covenant: Latest Discoveries and Research (Eugene, Oregon: Harvest House Publishers, 2005), p. 142.
2) Price, pp. 144-145.
3) Tacitus, Historiae, 5.9.1.
4) Babylonian Talmud, Yomah 52b and The Tosefta, Sotah 13:2).
5) Price, p. 150.
6) Ibid., p. 147.
7) "Menelik I," Wikipedia, http://en.wikipedia.org/wiki/Menelik_I.
8) Harry R. Atkins, "Ark of the Covenant: Not in Ethiopia," Queries & Comments, Biblical Archaeology Review (November-December, 1993), p. 78.
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Mateo 24
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
Original article:The Ark of the Covenant
Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
Original article:The Ark of the Covenant
Cortesía de:
Lamb & Lion Ministries (lamblion.com)
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