[read in Lamplighter (pdf)]
Cuando pienso en el libro de Daniel, siempre me acuerdo de una experiencia notable que tuve en 1983, durante el tercer año de Lamb & Lion Ministries (Ministerios Cordero y León).
Comenzó con una llamada telefónica de una persona del área de las ciudades entre Fort Worth y Dallas. Él dijo que era un oyente regular del programa de radio que yo tenía en esa época. El quería saber si yo podría llegar a su iglesia en una noche de domingo y hablar acerca de profecía bíblica. Le dije que estaría feliz de hacerlo si su pastor me invitaba.
“Ése es el problema”, respondió él. “Verá, a mi pastor no le gustan los estudios de la Biblia, y prefiere el entretenimiento los domingos por la noche – como cantantes pop y bailarines. No va a ser fácil hablarle acerca de invitarle, así que por favor déme un título llamativo”.
Un “título llamativo” vino a mi mente instantáneamente. “Llamémosle ‘El Futuro del Gran Planeta Tierra´”.
“¡Hey! Eso es realmente llamativo”, replicó él. “Por favor ore que tendré éxito en convencerlo”.
La siguiente tarde el hombre me volvió a llamar y estaba tan emocionado que usted lo podría haber oído sin un teléfono. “¡Alabado sea el Señor!”, gritó él. “¡Mi pastor aceptó invitarlo sin que aun hayamos tenido que discutir al respecto. Todo lo que hice fue decirle su tema y él dijo, ‘Invítalo’!”.
Lo que el hombre no sabía, y que ambos íbamos a descubrir después, después de mi presentación, es que cuando la solicitud fue hecha, el pastor estaba sentado en su escritorio leyendo un libro titulado, “El Futuro del Gran Planeta Tierra”. Era un ataque vehemente contra Hal Lindsey y era una negación de la profecía bíblica. ¡El pastor pensó que debido a que yo había escogido el título del libro como el título de mi presentación, yo iba a estar de acuerdo con el punto de vista del autor del libro! (¡Dios tiene un gran sentido del humor!)
Nota del traductor: El título en español del libro de Hal Lindsey es “La Agonía del Planeta Tierra” (The Late Great Planet Earth en inglés).
Cuando llegó el tiempo para que yo hablara, no me tomó mucho tiempo para descubrir que estaba en problemas. El pastor me presentó como “un experto en profecía bíblica que les explicará que no hay tal cosa como la profecía en la Biblia y les ilustrará el porqué Hal Lindsey es un tonto”. No es necesario decir que yo estaba aturdido por la presentación.
Subí al podio, toqué al pastor en el hombro y susurré, “Temo que habido una terrible equivocación. Verá, yo creo en la profecía bíblica y creo que Hal Lindsey ha dado en el blanco. ¿Debo olvidarme de hablar e irme a casa?”
El pastor pensó por un momento y luego dijo, “No, continúe y hable, pero sea breve”.
Con manos sudorosas y la boca seca, subí al micrófono y dije, “Por favor abran sus Biblias y busquen Hechos capítulo 2”. Quería mostrarles cómo el primer sermón del Evangelio alguna vez predicado – el sermón del apóstol Pedro en Pentecostés – fue un sondeo de profecía bíblica de principio a fin, mostrando cómo Jesús había cumplido una variedad de profecías Mesiánicas.
¡Antes que empezara a leer Hechos 2, miré a la audiencia y noté que nadie tenía una Biblia! Les pedí que abrieran las Biblias de las bancas. Una persona espetó: “No tenemos Biblias de bancas en esta iglesia”. Entonces les pedí a algunos hombres que recorriesen el ala de educación del edificio y que recolectaran Biblias de los salones de clase. Dirigí tres cantos mientras esperábamos que ellos recolectaran las Biblias. Cuando regresaron, uno de ellos informó, “¡No podemos encontrar ninguna Biblia en esta iglesia!”
En ese momento el pastor anunció que sacaría algunas Biblias de su oficina. El regresó como con seis y las distribuyó entre las 200 personas que estaban presentes.
Una vez más, les pedí que buscaran Hechos 2. Las páginas empezaron a crujir - ¡y continuaron haciéndolo, porque nadie podía encontrar el libro de los Hechos! Así que, aproveché la oportunidad para presentarles la Biblia. Expliqué la división entre el Antiguo y Nuevo Testamentos. Señalé los tipos de libros en ambos testamentos y luego los dirigí al descubrimiento del libro de Hechos.
Después de que hice mi punto con el sermón de Pedro en Hechos 2, les pedí que abrieran el libro de Daniel en el Antiguo Testamento. De repente, el pastor se levantó y dijo, “Lo siento, pero no permito que el libro de Daniel sea leído en esta iglesia”.
Cuando pregunté por qué, él respondió, “Obviamente usted no es un graduado del seminario, porque si lo fuera, estaría consciente del hecho que Daniel es un libro fraudulento. Fue escrito como profecía, pero de hecho fue escrito mucho después de los eventos que alega profetizar”.
Yo estaba atónito. Y decidí que no iba a permitir que la reprimenda pasara sin una respuesta. Empecé a presentar un argumento tras otro a favor de la validez de Daniel y cada vez el pastor simplemente se burló de mí con desdén. Finalmente, pregunté, “¿Quiere que me vaya a casa?”
“No”, respondió, “simplemente no cite el libro de Daniel”. Me quedé allí por un momento, aún en estado de shock. Entonces, proseguí pidiendo a la congregación que buscaran Génesis 3:15. “Quiero mostrarles la primera profecía Mesiánica en la Biblia”. Pero antes de que pudiera leerla, el pastor me interrumpió otra vez.
Saltó sobre sus pies y dijo, “¡Lo siento, pero no puedo permitirle que lea ese versículo porque sé que va a afirmar que es una profecía acerca del nacimiento virginal y no creemos en el nacimiento virginal en esta iglesia!”
Todo esto ocurrió en una denominación protestante tradicional.
Comenzó con una llamada telefónica de una persona del área de las ciudades entre Fort Worth y Dallas. Él dijo que era un oyente regular del programa de radio que yo tenía en esa época. El quería saber si yo podría llegar a su iglesia en una noche de domingo y hablar acerca de profecía bíblica. Le dije que estaría feliz de hacerlo si su pastor me invitaba.
“Ése es el problema”, respondió él. “Verá, a mi pastor no le gustan los estudios de la Biblia, y prefiere el entretenimiento los domingos por la noche – como cantantes pop y bailarines. No va a ser fácil hablarle acerca de invitarle, así que por favor déme un título llamativo”.
Un “título llamativo” vino a mi mente instantáneamente. “Llamémosle ‘El Futuro del Gran Planeta Tierra´”.
“¡Hey! Eso es realmente llamativo”, replicó él. “Por favor ore que tendré éxito en convencerlo”.
La siguiente tarde el hombre me volvió a llamar y estaba tan emocionado que usted lo podría haber oído sin un teléfono. “¡Alabado sea el Señor!”, gritó él. “¡Mi pastor aceptó invitarlo sin que aun hayamos tenido que discutir al respecto. Todo lo que hice fue decirle su tema y él dijo, ‘Invítalo’!”.
Lo que el hombre no sabía, y que ambos íbamos a descubrir después, después de mi presentación, es que cuando la solicitud fue hecha, el pastor estaba sentado en su escritorio leyendo un libro titulado, “El Futuro del Gran Planeta Tierra”. Era un ataque vehemente contra Hal Lindsey y era una negación de la profecía bíblica. ¡El pastor pensó que debido a que yo había escogido el título del libro como el título de mi presentación, yo iba a estar de acuerdo con el punto de vista del autor del libro! (¡Dios tiene un gran sentido del humor!)
Nota del traductor: El título en español del libro de Hal Lindsey es “La Agonía del Planeta Tierra” (The Late Great Planet Earth en inglés).
Cuando llegó el tiempo para que yo hablara, no me tomó mucho tiempo para descubrir que estaba en problemas. El pastor me presentó como “un experto en profecía bíblica que les explicará que no hay tal cosa como la profecía en la Biblia y les ilustrará el porqué Hal Lindsey es un tonto”. No es necesario decir que yo estaba aturdido por la presentación.
Subí al podio, toqué al pastor en el hombro y susurré, “Temo que habido una terrible equivocación. Verá, yo creo en la profecía bíblica y creo que Hal Lindsey ha dado en el blanco. ¿Debo olvidarme de hablar e irme a casa?”
El pastor pensó por un momento y luego dijo, “No, continúe y hable, pero sea breve”.
Con manos sudorosas y la boca seca, subí al micrófono y dije, “Por favor abran sus Biblias y busquen Hechos capítulo 2”. Quería mostrarles cómo el primer sermón del Evangelio alguna vez predicado – el sermón del apóstol Pedro en Pentecostés – fue un sondeo de profecía bíblica de principio a fin, mostrando cómo Jesús había cumplido una variedad de profecías Mesiánicas.
¡Antes que empezara a leer Hechos 2, miré a la audiencia y noté que nadie tenía una Biblia! Les pedí que abrieran las Biblias de las bancas. Una persona espetó: “No tenemos Biblias de bancas en esta iglesia”. Entonces les pedí a algunos hombres que recorriesen el ala de educación del edificio y que recolectaran Biblias de los salones de clase. Dirigí tres cantos mientras esperábamos que ellos recolectaran las Biblias. Cuando regresaron, uno de ellos informó, “¡No podemos encontrar ninguna Biblia en esta iglesia!”
En ese momento el pastor anunció que sacaría algunas Biblias de su oficina. El regresó como con seis y las distribuyó entre las 200 personas que estaban presentes.
Una vez más, les pedí que buscaran Hechos 2. Las páginas empezaron a crujir - ¡y continuaron haciéndolo, porque nadie podía encontrar el libro de los Hechos! Así que, aproveché la oportunidad para presentarles la Biblia. Expliqué la división entre el Antiguo y Nuevo Testamentos. Señalé los tipos de libros en ambos testamentos y luego los dirigí al descubrimiento del libro de Hechos.
Después de que hice mi punto con el sermón de Pedro en Hechos 2, les pedí que abrieran el libro de Daniel en el Antiguo Testamento. De repente, el pastor se levantó y dijo, “Lo siento, pero no permito que el libro de Daniel sea leído en esta iglesia”.
Cuando pregunté por qué, él respondió, “Obviamente usted no es un graduado del seminario, porque si lo fuera, estaría consciente del hecho que Daniel es un libro fraudulento. Fue escrito como profecía, pero de hecho fue escrito mucho después de los eventos que alega profetizar”.
Yo estaba atónito. Y decidí que no iba a permitir que la reprimenda pasara sin una respuesta. Empecé a presentar un argumento tras otro a favor de la validez de Daniel y cada vez el pastor simplemente se burló de mí con desdén. Finalmente, pregunté, “¿Quiere que me vaya a casa?”
“No”, respondió, “simplemente no cite el libro de Daniel”. Me quedé allí por un momento, aún en estado de shock. Entonces, proseguí pidiendo a la congregación que buscaran Génesis 3:15. “Quiero mostrarles la primera profecía Mesiánica en la Biblia”. Pero antes de que pudiera leerla, el pastor me interrumpió otra vez.
Saltó sobre sus pies y dijo, “¡Lo siento, pero no puedo permitirle que lea ese versículo porque sé que va a afirmar que es una profecía acerca del nacimiento virginal y no creemos en el nacimiento virginal en esta iglesia!”
Todo esto ocurrió en una denominación protestante tradicional.
Continuará...
Artículos relacionados:
El Abuso de la Profecía
La Importancia de la Profecía Bíblica
La Interpretación del Libro de Revelación
Zacarías 14
Traducido por: Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (www.endefensadelafe.org)
Artículo original:
The End Times Prophecies of Daniel
1 comentario:
¡Que barbaroos! ¿Y ahi se llamaban "iglesia"? ¡Que el Señor tenga misericordia y les abra los ojos!
Publicar un comentario