Génesis 6
Por Dr. Henry Morris
"El Diluvio", por Francis Danby.
Llena de Violencia
Así como las condiciones del mundo en los días previos al Diluvio presagiaban una catástrofe venidera, así también las condiciones del mundo en los días postreros de esta era prefiguran una catástrofe aún mayor. Algunas de estas características se resumen a continuación:
1) Preocupación por los apetitos físicos (Lucas 17:27)
2) Rápidos avances en la tecnología (Génesis 4:22)
3) Actitudes e intereses groseramente materialistas (Lucas 17:28)
4) Filosofías uniformistas (Hebreos 11:7)
5) Devoción excesiva al placer y la comodidad (Génesis 4:21)
6) Creencia o conducta sin preocupación por Dios (2 Pedro 2:5; Judas 15)
7) Desprecio por la sacralidad de la relación matrimonial (Mateo 24:38)
8) Rechazo de la inspirada Palabra de Dios (1 Pedro 3:19)
9) Explosión de la población (Génesis 6:1, 11)
10) Violencia generalizada (Génesis 6:11, 13)
11) Corrupción en toda la sociedad (Génesis 6:12)
12) Preocupación por la actividad sexual ilícita (Génesis 4:19; 6:2)
13) Palabras y pensamientos generalizados de blasfemia (Judas 15)
14) Actividad satánica organizada (Génesis 6:1-4)
15) Promulgación de sistemas y movimientos de depravación anormal (Génesis 6:5, 12)
Estas condiciones prevalecían en los días de Noé y todas están creciendo rápidamente de nuevo hoy. Por lo tanto, hay una buena razón para creer que estos tiempos presentes son los que inmediatamente preceden al regreso del Señor Jesucristo.
Génesis 6:5, 6
Las intrigas antediluvianas de Satanás y sus ángeles rápidamente alcanzaron un éxito asombros, no sólo entre los cainitas y los descendientes de los otros hijos de Adán, sino que incluso entre los descendientes de Set. Dios había hecho al hombre a su propia imagen, para responder con un corazón de amor al amor de Dios, pero ahora “todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. Al hombre se le había dicho “multiplicaos y llenad la tierra” (Génesis 1:28), pero ahora “estaba la tierra llena de violencia” (6:11). Un estado de anarquía y terror debe haber reinado. No es de extrañar que el escritor bíblico (probablemente el propio Noé), hablando en términos del punto de vista humano, dijo: “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón”.
Si bien es cierto que Dios “no es hombre para que se arrepienta” (1 Samuel 15:29), parece, sin embargo, arrepentirse en ocasiones (es decir, “cambiar de parecer”) hacia el hombre, debido a que el hombre ha cambiado de actitud hacia Él. En la misma situación en la que la declaración anterior fue registrada, Dios había dicho: “Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras” (1 Samuel 15:11). De hecho, es precisamente porque Dios no se arrepiente, que debe parecer arrepentirse cuando el hombre “cambia de parecer”. La actitud de Dios hacia el hombre está condicionada por la actitud del hombre hacia Él.
A pesar de que Dios había creado un mundo perfecto para el hombre y de que había sido paciente hacia Sus criaturas, finalmente llegó un momento cuando, en justicia a Su propia santidad, tuvo que terminar con la iniquidad sin límites del hombre. Cualquier retraso adicional hubiera impedido por completo el cumplimiento del propósito de Dios en y para la humanidad. La maldad externa del hombre se había vuelto “grande en la tierra”, debido a que su imaginación interior se había vuelto completamente malvada y siempre malvada.
Aunque los ángeles malvados habían agravado esta condición, el hombre mismo era básicamente responsable. Los demonios sólo pueden controlar a aquellos cuyas mentes ya son tan rebeldes hacia Dios o tan obsesionadas con deseos ilícitos como para estar abiertas a tal posesión. Los ángeles no tomaron a todas las mujeres, sino sólo “a las que escogieron”. Sin embargo, todos los antediluvianos se habían vuelto incurablemente malvados, si no nada más a través del consentimiento en las anormalidades de aquellos que estaban tan poseídos.
Debido a que el mal llenaba los pensamientos del corazón del hombre, por lo tanto a Dios “le dolió en su corazón”. Aunque el proceso de razonamiento en realidad no se centra en el corazón como un órgano, ni que ni siquiera Dios tiene un corazón físico, esta figura se usa frecuentemente en toda la Biblia para expresar el asiento más profundo de las emociones y decisiones.
Aunque es cierto del hombre natural en general que “todos están bajo pecado” (Romanos 3:9), esta descripción del hombre antediluviano en el versículo 5 (también en los versículos 11-13) difícilmente pueden aplicarse a todos los hombres en todas partes. La maldad externa ciertamente no es “grande” en el caso de todo incrédulo farisaico, ni tampoco algunos sino sólo los más depravados imaginan “sólo el mal continuamente”. Hay ciertos grados de pecado y, por lo tanto, grados de castigo, en el caso de los incrédulos en general. Pero una acusación tan terrible como la inscrita en el versículo 5, ciertamente es algo grotesco y anormal, y por lo tanto, refleja una causa grotesca y anormal. Por lo tanto, ésta requería un remedio cataclismo, nada menos que la limpieza singular de un bautismo mundial en las aguas del gran Diluvio. Antes de que la maldad demoníaca pudiera ganar control de todo hombre, mujer y niño en todo el mundo, destruyendo así las promesas redentoras de Dios, Dios debe intervenir en un juicio catastrófico.
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Este artículo fue tomado de la magistral obra “The Genesis Record”, escrito por el Dr. Henry Morris.
El Dr. Henry Madison Morris nació en Dallas, Texas en 1918. Se licenció en Ingeniería Civil por la Rice University de Houston en 1939. Posteriormente obtuvo el grado de Master en Hidráulica en la Universidad de Minnesota (1948), y su Doctorado en Ingeniería Hidráulica en 1950 en la misma universidad.
Al año siguiente se convirtió en catedrático de Ingeniería Civil en la Universidad de Louisiana en Lafayette. Posteriormente fue profesor de Ciencia Aplicada en Southern Illinois y más tarde Jefe del Departamento de Ingeniería Civil de la Virginia Tech University.
El Dr. Morris fundó en 1970 el Institute for Creation Research con el propósito de llevar a cabo investigaciones científicas en el área de los orígenes e historia de la Tierra.
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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)
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