miércoles, 20 de junio de 2018

La Iglesia en la Profecía – Parte 1 de 4

Pasado, Presente y Futuro




Se habla mucho hoy en día acerca de cuán unificada, triunfante y gloriosa será la Iglesia en los tiempos del fin justo antes del regreso de Jesús. Esta imagen optimista de la Iglesia es ciertamente atractiva, pero ésta sólo se corresponde parcialmente con lo que la Biblia profetiza.

Pero antes de que echemos un vistazo a las profecías del tiempo del fin con respecto a la Iglesia, echemos un vistazo a la Iglesia en la Profecía Bíblica en el pasado y presente. 

Profecías del Antiguo Testamento

Algunos teólogos toman la posición de que la Iglesia no está mencionada en las Escrituras hebreas. Esto es correcto e incorrecto. Es correcto en que no hay una mención específica de la Iglesia. Pero, por otro lado, la Iglesia es ciertamente insinuada en una serie de profecías en el Antiguo Testamento. 

El apóstol Pablo se refirió a cinco de estos pasajes proféticos en Romanos 15, donde justificó su predicación del Evangelio a los gentiles. Citó específicamente:

1. 2 Samuel 22:50 y Salmos 18:49 — ambos hablan de un tiempo cuando Dios será alabado entre los gentiles (Romanos 15:9).

2. Deuteronomio 32:43 — que dice que vendrá un tiempo cuando los gentiles se regocijarán con los judíos (Romanos 15:10).

3. Salmos 117:1 — que dice que habrá un día cuando los gentiles alabarán al Dios de los judíos (Romanos 15:11).

4. Isaías 11:10 — que dice que cuando venga el Mesías (“la raíz de Isaí”), los gentiles hallarán esperanza en Él (Romanos 15:12).

5. Isaías 52:15 — que dice que un día los gentiles llegarán a conocer entender al Mesías (Romanos15:21).

Y éstas son sólo algunas de las profecías del Antiguo Testamento acerca de la futura inclusión de los gentiles en el Plan de Dios para las Edades. Isaías 42:1 dice que el Mesías traerá “justicia a las naciones” [gentiles]. Unos versículos después, Isaías proclama que el Mesías será una “luz de las naciones[gentiles] (Isaías 42:6). Isaías repite esta profecía en el capítulo 49 donde cita a Dios diciendo que Él hará que el Mesías sea “una luz de las naciones [gentiles] para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” (Isaías 49:6b).


Una de mis referencias proféticas favoritas de la futura inclusión de los gentiles en el reino de Dios se encuentra en Isaías 9:1-2, donde el profeta dice que un día Dios hará gloriosa la “Galilea de los gentiles. Específicamente, declara que “el pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz” [el Mesías]. Otra se encuentra en Isaías 54:1, donde el profeta declara que vendrá un tiempo cuando “los hijos de la desolada [los gentiles] serán más numerosos que los hijos de la casada” [Israel].

La profecía angular acerca de la inclusión de los gentiles en el plan de salvación de Dios se encuentra en el Pacto Abrahámico, que se enumera primero en Génesis 12:1-3. En este pasaje, Dios le dijo a Abraham que a través de sus descendientes “serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Esa promesa ciertamente incluía a los gentiles.

Cumplimiento de las Profecías

Aunque siempre fue posible que los gentiles fueran salvos durante los tiempos del Antiguo Testamento al responder al Creador en fe (Joel 2:32 y Romanos 2:14-15), su inclusión específica en el Plan de Dios para las Edades no ocurrió hasta el Día de Pentecostés alrededor del año 30 d.C. Esto fue cuando la Iglesia fue establecida. El apóstol Pedro predicó el primer sermón del Evangelio (Hechos 2:14-36), y tres mil almas respondieron. 

Es cierto que todos ellos eran judíos. Es cierto que la Iglesia comenzó con el pueblo judío respondiendo a un mensaje judío acerca de un Mesías judío. Y, por lo tanto, la Iglesia comenzó como lo que parecía ser una secta judía. Pero, a los pocos años de su establecimiento, la Iglesia se abrió a los gentiles, en cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. 

Esto comenzó cuando el apóstol Pedro recibió una visión de Dios que dejó en claro que los gentiles iban a ser incluidos en la Iglesia (Hechos 10:9-15). Ese mismo día, Pedro fue convocado a Cesarea Marítima para predicarle a un soldado romano llamado Cornelio (Hechos 10:19-22). Cuando Pedro compartió las buenas nuevas de salvación con este soldado, él y toda su casa recibieron a Jesús como Señor y Salvador. El Espíritu Santo cayó sobre ellos, y fueron bautizados en el nombre de Jesús (Hechos 10:34-48).

Este evento decisivo causó una crisis en la Iglesia. Algunos cuestionaban si los gentiles paganos deberían ser incluidos o no. Otros argumentaban que si iban a ser incluidos, se les debería exigir someterse a la circuncisión y las leyes de la Torá.

Estas controversias dieron como resultado una conferencia en Jerusalén, donde se decidió que era la voluntad de Dios incluir a los gentiles (Hechos 15:6-29). También se determinó que los gentiles no deberían ser obligados a convertirse en practicantes de las leyes judías. En el proceso, Pedro citó una profecía de las Escrituras hebreas que preveía un día cuando “el resto de los hombres busque al Señor”, incluyendo a “todos los gentiles” (Hechos 15:14-18 en referencia a Amós 9:11-12).

Cerca del final del segundo viaje misionero de Pablo, después de su llegada en Corinto, se enojó con la persistente resistencia de los judíos al Evangelio. Esta frustración lo llevó a declarar, “desde ahora me iré a los gentiles” (Hechos 18:6). Y en los años siguientes, toda la complexión de la Iglesia cambió de una secta judía a una congregación gentil.

En la segunda parte de este estudio de la Iglesia en la Profecía Bíblica, exploraremos los mensajes de las Siete Iglesias del Apocalipsis. 


Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

Original article:
The Church in Prophecy 

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