domingo, 10 de febrero de 2013

El Milenio en el Antiguo Testamento

¿Se puede encontrar ahí?




El punto de vista Amilenial acerca de la profecía bíblica del tiempo del fin es el punto de vista de la mayoría dentro de la Iglesia de hoy en día – sostenido por la Iglesia Católica y por la mayoría de las denominaciones Protestantes tradicionales (Nota del traductor: En este grupo el autor incluye a presbiterianos, metodistas y episcopales).

Los Amilenialistas son aquellos que creen que Jesús está reinando actualmente sobre todo el mundo desde el Cielo por medio de la Iglesia. Ellos creen por tanto que ahora estamos en el Milenio – que éste comenzó en la Cruz y continuará hasta la Segunda Venida. Ellos no creen que Jesús regresará algún día a esta tierra para reinar desde Jerusalén.

Para sostener su punto de vista, los Amilenialistas deben espiritualizar la mayoría de las profecías del tiempo del fin, argumentando que ellas no significan lo que dicen. Así, por ejemplo, descartan el hecho de que en Apocalipsis 20 se nos dice seis veces que el Milenio durará 1,000 años. Los Amilenialistas rechazan los mil años como “de naturaleza figurada”, es decir, significando sólo un largo periodo de tiempo.

Una cosa interesante que he notado a través de los años acerca de los Amilenialistas es que tienen poco o ningún conocimiento de las profecías del tiempo del fin contenidas en las Escrituras Hebreas. La mayoría de los Amilenialistas con los que me he encontrado creen que el único lugar en la Biblia donde el Milenio se menciona es Apocalipsis 20.

Una Experiencia Personal

Permítanme darles un ejemplo acerca de lo que estoy hablando. Hace muchos años atrás, fui invitado a hacer una presentación a una convención cristiana muy grande. Específicamente, se me pidió que hablara del tema, “Por qué creo que Jesús regresará para reinar sobre la tierra”.

Se me dijo que tendría 30 minutos para hacer la presentación. Cuando pregunté por qué se me estaba asignando un periodo de tiempo tan corto, se me dijo, “Es debido a que va a haber otro orador que dirá por qué no cree que habrá un futuro reinado de Jesús sobre la tierra. Cada uno de ustedes hablará 30 minutos y luego habrá 30 minutos para preguntas y respuestas”.

Acepté la invitación. El otro orador resultó ser un distinguido profesor de teología de una universidad bíblica. Sabía que mi audiencia estaría constituida por personas que creían que un futuro reinado de Jesús sobre esta tierra se menciona sólo en un lugar en la Biblia – en Apocalipsis 20. Así que decidí pasar todo mi tiempo hablando acerca de un pasaje en el Antiguo Testamento – la profecía contenida en Zacarías 14:1-9.

Esta profecía declara que llegará un día cuando Jerusalén será rodeada por fuerzas enemigas. La mitad de la ciudad caerá y entonces el Señor regresará al Monte de los Olivos. Cuando los pies toquen el monte, éste se partirá por la mitad y el remanente judío huirá de la ciudad y se esconderá en la hendidura del monte. El Señor pronunciará entonces una palabra sobrenatural y todas las fuerzas enemigas serán destruidas instantáneamente. Y en ese momento, “…el Señor será rey sobre toda la tierra” (verso 9).

El otro orador, que siguió después de mí, ignoró totalmente mi presentación. Leyó un estudio académico basado en las opiniones de teólogos y no en las Escrituras.

Cuando llegó el tiempo de las preguntas, al otro orador le preguntaron, “¿Cuál es su explicación de Zacarías 14:1-9?”. Sus palabras exactas en respuesta fueron, “No tengo ni idea de lo que el pasaje significa, pero puedo asegurarles que se ha cumplido en algún lugar en algún momento”.

Una Extraña Doctrina

Yo no estaba sorprendido por su bizarra respuesta porque yo había crecido entre las iglesias que estaban organizando la conferencia y estaba muy familiarizado con su actitud acerca de las profecías del Antiguo Testamento.

En su intento por defender su punto de vista Amilenial, habían desarrollado una doctrina que declaraba que “todas las profecías del Antiguo Testamento se han cumplido”. Para justificar esa afirmación, siempre señalaban las palabras de Jesús registradas en Lucas 24:44 –

Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.

El problema de usar este pasaje para justificar su rechazo de la profecía del Antiguo Testamento es que éste no dice que todas las profecías del Antiguo Testamento se han cumplido. Éste dice que deben cumplirse. Las profecías de la Primera Venida se han cumplido. Las profecías de la Segunda Venida aún deben cumplirse, y Zacarías 14:1-9 es una de esas profecías.

Espiritualización Temeraria

Al menos mi oponente no espiritualizó el pasaje, como hacen la mayoría de Amilenialistas. Tomen, por ejemplo, al teólogo del Siglo XX Lorraine Boettner. En su libro, El Milenio [The Millennium], argumentó que el Monte de los Olivos es un símbolo del corazón humano. Las fuerzas enemigas son un símbolo de la maldad en el mundo atacando el corazón. Cuando una persona recibe a Jesús como Señor y Salvador, Él entra en su corazón, causando que el corazón se parta en arrepentimiento. Él derrota entonces a todas las fuerzas enemigas y comienza a reinar sobre el corazón de esa persona.

Ésta, por supuesto, es una interpretación completamente ridícula de este pasaje, pero representa la clase de juegos que los Amilenialistas tienen que jugar con las Escrituras con el fin de sostener su posición.

En resumen, los Amilenialistas ignoran los pasajes del Antiguo Testamento acerca de la Segunda Venida y el Milenio o los espiritualizan, o argumentan que ya se han cumplido.

Un Problema Espiritual Importante

Pero la realidad es que la mayoría de los Amilenialistas simplemente no conocen las Escrituras del Antiguo Testamento, y éste es un problema importante en la Iglesia de hoy, porque afecta no sólo a la profecía sino a toda la doctrina.

Crecí en lo que era llamada una “Iglesia del Nuevo Testamento”. Centrábamos todo nuestro estudio bíblico en el Nuevo Testamento debido a que se nos enseñaba que el Antiguo Testamento había sido “clavado a la Cruz” y ya no era, por lo tanto, válido. La mayoría de nosotros no poseíamos una Biblia completa. Cuando íbamos a un estudio bíblico, llevábamos nuestros Nuevos Testamentos.

La idea de que el Antiguo Testamento había sido “clavado a la Cruz”, y que ya no era relevante estaba basada en una declaración en Colosenses 2:14 que dice, “…anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz”. Este verso está hablando de un “certificado de deuda”, no del Antiguo Testamento. Está hablando acerca de la deuda que debíamos a Dios por nuestros pecados. Al tomar nuestros pecados sobre sí, Jesús, que era inmaculado, pagó nuestra deuda por medio de Su crucifixión (1 Pedro 2:24).

La Importancia del Antiguo Testamento

Este padecimiento espiritual de ignorar el Antiguo Testamento es epidémico en la Iglesia de hoy, y es un serio problema porque no hay forma de entender el Nuevo Testamento sin conocimiento del Antiguo Testamento.

Por ejemplo, Jesús es llamado por Pablo en 1 Corintios 15:20 como las “primicias” de los que serán resucitados. No hay forma de entender esa expresión aparte de un conocimiento del sistema sacrificial del Antiguo Testamento.

De igual manera, Jesús es mencionado en el libro de Hebreos como el “Sumo Sacerdote de nuestra confesión” (Hebreos 3:1) y como un “sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:10). Estos términos no tienen ningún significado aparte de un conocimiento de la interacción entre Abraham y Melquisedec y el papel del Sumo Sacerdote según lo revelado en las Escrituras Hebreas.

Otra Experiencia Personal

Permítanme darles otro ejemplo de la relevancia de la ignorancia del Antiguo Testamento. Cuando estaba creciendo en una iglesia Amilenial, una de las declaraciones que oía en sermones una y otra vez era, “No existe ningún versículo en la Biblia que siquiera implique que Jesús pondrá sus pies en esta tierra de nuevo”.

Pueden imaginar lo sorprendido que estaba cuando, a la edad de 12 años, descubrí accidentalmente Zacarías 14:1-9 donde declara sin rodeos que el Mesías regresará al Monte de los Olivos y que cuando Sus pies toquen el suelo, el monte se partirá por la mitad.

Le mostré este pasaje a mi pastor y le pregunté lo que significaba. Lo estudió en silencio durante un largo tiempo y luego dijo, “Hijo, no sé lo que estos versos significan, ¡pero te puedo garantizar que no significan lo que dice!”.

Después descubrí que Zacarías 14 no es el único lugar en el Antiguo Testamento donde las Escrituras declaran que Jesús regresará a esta tierra. Considere, por ejemplo, Ezequiel 43:7 donde Jesús, en una aparición pre-encarnada, lleva a Ezequiel a un recorrido visionario del Templo Milenial, y a la mitad de ese recorrido, Él dice, Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre”.

Creo que también es importante observar que el profeta Ezequiel declara que cuando el Señor regrese, el nombre de la ciudad de Jerusalén será cambiado a “Jehová-Sama”, que significa “El Señor está ahí”.

Entendiendo la Profecía

El conocimiento de la profecía del Antiguo Testamento es particularmente necesario para la comprensión del Nuevo Testamento. Apocalipsis y Daniel encajan entre sí como una mano en un guante. Ninguno de los puede entenderse separado del otro.

El libro de Apocalipsis contiene más de 300 citas o referencias de pasajes del Antiguo Testamento y ni uno solo es identificado. Una persona sin conocimiento del Antiguo Testamento podría leer el libro de Apocalipsis y nunca darse cuenta de cuán entrelazado está con la profecía del Antiguo Testamento. Considere el tema del libro que se halla en Apocalipsis 1:7 –

"He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él".

Esta declaración está conformada por dos citas del Antiguo Testamento puestas en fila. La primera se halla en Daniel 7:13 y la segunda en Zacarías 12:10.

La Importancia del Antiguo Testamento

El apóstol Pablo enfatizó la importancia del Antiguo Testamento cuando escribió las siguientes palabras a Timoteo:

"…desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús" (2 Timoteo 3:15).

La mayoría de los cristianos leen estas palabras y asumen que Timoteo debió haber tenido un Nuevo Testamento que estudiaba. No es así. El Nuevo Testamento aún no había sido escrito ni compilado cuando Pablo dirigió estas palabras a Timoteo. Cuando Pablo se refirió a “las sagradas escrituras”, estaba hablando acerca de lo que hoy en día llamamos el Antiguo Testamento. Y el punto que él estaba haciendo es que el cumplimiento de Jesús de las profecías del Antiguo Testamento acerca de Su Primera Venida era suficiente para producir fe en Jesús como el Mesías prometido.

Pablo procedió en esa carta a Timoteo a declarar que Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia…” (2 Timoteo 3:16). El término, “toda la escritura”, significa exactamente lo que dice. Se refiere tanto al Nuevo como al Antiguo Testamento.

Evangelismo Basado en el Antiguo Testamento

El primer sermón del Evangelio alguna vez predicado – el sermón de Pedro en Pentecostés – estuvo basado completamente en profecías del Antiguo Testamento. Todo lo que Pedro hizo desde el comienzo del sermón hasta el final fue citar una profecía del Antiguo Testamento acerca del Mesías y luego proclamar que Jesús la había cumplido (Hechos 2:14-36).

Felipe el evangelista tuvo el mismo enfoque cuando fue confrontado con el eunuco etíope, un judío devoto que había estado en Jerusalén para observar las fiestas y que estaba regresando a su hogar en África (Hechos 8:26-39). Él descubrió que el hombre estaba leyendo un pasaje del Antiguo Testamento de Isaías acerca del Mesías viniendo como un “cordero sufriente” (Isaías 53:1-9). Felipe explicó el pasaje al etíope  y el hombre aceptó el hecho que Jesús lo había cumplido. En respuesta, él fue bautizado. Él continuó entonces su camino, regocijándose de que había encontrado al Mesías.

Profecía Mesiánica

Hay más de trescientas profecías en el Antiguo Testamento que conciernen a la Primera Venida del Mesías, pero muchas de éstas son repetitivas. Las que son separadas y distintas suman 109. Hay muchas más que éstas que se relacionan con la Segunda Venida y el Reinado Milenial del Señor.

Todas las profecías de la Primera Venida se cumplieron literalmente, y no existe ninguna razón para asumir que el cumplimiento de las profecías de la Segunda Venida será diferente. Necesitamos, por lo tanto, tomar el Antiguo Testamento seriamente y tenemos que estudiar lo que tiene que decir proféticamente acerca de los tiempos del fin.

La Segunda Venida

La Biblia enseña que Jesús establecerá su reinado personal sobre toda la tierra al momento de Su Segunda Venida, y el Antiguo Testamento contiene muchas profecías acerca de ese evento. Como ya hemos visto, Zacarías 14 dice que el Señor regresará al Monte de los Olivos desde el cual ascendió al Cielo. En el relato de Isaías del mismo evento, él menciona al Señor regresando al Monte Sión, que es un nombre alternativo para Jerusalén:

“Así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado. Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando” (Isaías 31:4b-5).

Tanto Isaías como Jeremías retratan al Señor regresando en ira. Jeremías dice que Él “rugirá” desde los cielos (Jeremías 25:30-31). Isaías dice que Él estará “lleno de indignación” y Su lengua será como “un fuego consumidor” (Isaías 30:27-28). Sofonías dice que el día de Su regreso será uno de “terrible aflicción y angustia” y de “ruina y desolación” (Sofonías 1:14-18).

El Reinado Milenial

Una vez que el Mesías haya derramado la ira de Dios sobre los enemigos de Dios, establecerá Su reinado sobre toda la tierra y comenzará a manifestar Su gloria:

La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso” (Isaías 24:23).

Una representación del Milenio por un artista desconocido. Jerusalén se muestra en el fondo, alzada como el lugar más alto en el planeta tierra (Isaías 2:2; Zacarías 14:10). La gloria del Señor irradia desde Jerusalén (Zacarías 14:16-18). Las espadas son martilladas en arados (Isaías 2:4), el lobo mora pacíficamente con el cordero (Isaías 11:6), y los niños juegan con cobras (Isaías 11:8). 

Todos los diversos aspectos acerca del reinado milenial del Señor se explican con detalles en el libro de Isaías. El libro de Apocalipsis es acerca de la Tribulación. Es el libro de Isaías el que revela los detalles del Milenio.

Características políticas – El reinado será mundial (Isaías 2:2; 9:6-7). Será de naturaleza pacífica (Isaías 2:4) y el mundo será bendecido con rectitud (Isaías 11:4-5) y justicia (Isaías 42:3-4).

El trono del Señor será establecido en Jerusalén, ya que Él ocupará el trono de David (Isaías 2:3). Su gobierno será uno teocrático en el que fungirá como rey, legislador y juez (Isaías 33:17-22). Los redimidos reinarán con el Señor como príncipes (Isaías 32:1). Y debido a que el Señor estará reinando desde Jerusalén, la nación de Israel será la nación más importante en el mundo (Isaías 2:2-3; 49:22-23; 60:1-62:7).

Características espirituales – Isaías pasa una gran cantidad de tiempo describiendo las bendiciones espirituales del Milenio, la mayor de las cuales es el hecho de que la gloria y la santidad del Señor se manifestarán (Isaías 40:3-5; 52:13-15; 61:3; 66:18). La santidad abundará (Isaías 4:2-4) y una actitud de gozo y alabanza prevalecerá:

Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido” (Isaías 35:10).

Un templo reconstruido en Jerusalén servirá como el centro de adoración del mundo (Isaías 2:2-3; 56:6-8; 60 7b, 13). De forma increíble, la gloria Shekiná de Dios se cernirá sobre la ciudad de Jerusalén como un dosel (Isaías 4:5). Y “la tierra será llena del conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9).

La Redención de la Naturaleza – Un aspecto del Milenio que es fuertemente resaltado por los profetas hebreos es la redención de la naturaleza. La tierra de Israel ya no será un lugar de desolación (Isaías 62:3-5). En cambio, “el fruto de la tierra”, será el orgullo de Israel (Isaías 4:2). “Aguas brotarán en el desierto” y los desiertos se volverán estanques de agua (Isaías 35:6b-7).

En adición a la abundancia agrícola, el reino animal será restaurado a su perfección original. Los animales venenosos dejarán de ser venenosos y los animales carnívoros se volverán herbívoros. Todos los miembros del reino animal vivirán juntos en perfecta paz entre ellos y con la Humanidad (Isaías 11:6-9; 65:25).

"Paz", por William Strutt (1896). Basado en Isaías 11:6-9.

La Calidad de Vida – En un emocionante pasaje en Isaías 65, el profeta revela que la esperanza de vida para aquellos que vivan en sus cuerpos físicos será grandemente  expandida a según los días de los árboles (Isaías 65:22). Por consiguiente, cualquiera que muera a la edad de 100 será considerado un joven (Isaías 65:20).

Toda persona tendrá su propia casa y un viñedo. No habrá desamparados o hambrientos (Isaías 65:21-22). Todo el trabajo será redimido (Isaías 65:23) en el sentido de que será productivo y no será confiscado por otros.

La enfermedad será reducida (Isaías 33:24) y las personas nacidas con desventajas físicas serán curadas:

Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo” (Isaías 35:5-6a).

El Clímax de Isaías

A Isaías le fueron dadas tantas visiones gloriosas y palabras de conocimiento en relación con el majestuoso reinado del Señor, que casi estaba rebozando con anticipación para cuando llegó al final de su libro. Esto lo motivó a exclamar repentinamente:

¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes [reinos], como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!” (Isaías 64:1-2).

Ahora bien, tengan en cuenta que sólo he compartido con ustedes unos cuantos pasajes del libro de Isaías. Hay muchos otros pasajes con respecto al Milenio que están esparcidos por todo el Antiguo Testamento.

Profecías de los Profetas Mayores acerca del Milenio

Jeremías describe el Milenio como un tiempo cuando Israel y Judá estarán unidos en paz y la ciudad de Jerusalén será llamada “El Trono del Señor” (Jeremías 3:17-18). Jesús, “el Renuevo justo”, reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra (Jeremías 23:5). Y por causa de Su nuevo papel como rey, el nombre de Jesús será cambiado a Jehová-Tsidkenu, que significa, “Jehová, justicia nuestra” (Jeremías 23:6).

David, en su cuerpo glorificado, fungirá como rey de Israel (Jeremías 30:9) y todos los enemigos de Israel serán destruidos (Jeremías 30:11). La ciudad de Jerusalén y el Templo serán reedificados (Jeremías 30:18) y la población se multiplicará (Jeremías 30:19). El luto del pueblo judío se convertirá en gozo (Jeremías 31:13).

El pueblo judío se arrepentirá del rechazo de su Mesías y entrará en un nuevo pacto con Dios que estará escrito en sus corazones (Jeremías 31:31-34; 32:37-40). Las calles de Jerusalén estarán llenas con voz de gozo y de alegría…” (Jeremías 33:11).

Ezequiel confirma que el pueblo judío entrará en un nuevo pacto con Dios que estará escrito en sus corazones (Ezequiel 11:19-20; 16:60-62). También confirma que el Señor garantizará su seguridad y hará juicios en todos los que los despojan en sus alrededores (Ezequiel 28:26). La tierra de Egipto será castigada particularmente por su trato de Israel y permanecerá desolada durante los primeros 40 años del Milenio (Ezequiel 29:9-16).

Ezequiel también confirma que David será hecho rey de Israel (Ezequiel 34:23-24; 37:24). El Señor derramará “lluvias de bendición” sobre Israel, incluyendo la abundancia agrícola (Ezequiel 34:26-29) y la reedificación de su Templo (Ezequiel 37:26-27). El resultado es que la gloria del Señor será establecida entre las naciones (Ezequiel 39:21).

Desde el capítulo 40 hasta el capítulo 46, Ezequiel se centra en describir el Templo Milenial. Es mucho más grande que cualquiera de los templos judíos anteriores y el Lugar Santísimo en el Templo no contiene ningún arca. Jeremías ya había profetizado que el arca no sería reconstruido ni recordado (Jeremías 3:16). Una de las profecías del tiempo del fin de Ezequiel que ya ha sido cumplida se relaciona con la Puerta Oriental. Él dice que ésta será sellada y no será reabierta hasta que el Mesías regrese (Ezequiel 44:1-3). La puerta fue cerrada en los años 1500’s y permanece así hasta este día.

Ezequiel revela que parte de la redención de la naturaleza será la conversión del Mar Muerto en un mar de agua dulce (Ezequiel 47:8-9). Él concluye su libro diciendo cómo la redimida y muy expandida tierra de Israel será dividida entre las 12 tribus (Ezequiel 48).

Las profecías del tiempo del fin de Daniel se centran en la Tribulación y el Anticristo. Su primera mención del Milenio ocurre en el capítulo 2, donde él interpreta el sueño de Nabucodonosor acerca de la secuencia de imperios gentiles. Él revela que el último imperio será destruido por el regreso del Mesías y el establecimiento de Su reino que no será jamás destruido (Daniel 2:44-45). En el capítulo 7, Daniel enfatiza que los redimidos reinarán con el Mesías: y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo…” (Daniel 7:27). Daniel concluye su libro indicando que habrá un interregnum de 75 días entre el momento del regreso del Señor y el establecimiento de Su gobierno mundial (Daniel 12:11-12). Éste es muy probablemente el periodo de tiempo cuando el Mesías juzgará a todos aquellos que queden vivos al final de la Tribulación para determinar si entrarán o no al Milenio en sus cuerpos físicos. Este periodo de tiempo muy probablemente también será usado para organizar el gobierno del Mesías, parte del cual será para hacer nombramientos de gobierno para los redimidos que estarán en cuerpos glorificados.

Profecías de los Profetas Menores acerca del Milenio

Oseas habla acerca de cómo Dios usará el Milenio para cumplir todas las promesas que les ha hecho al pueblo judío (Oseas 1:10-11; 2:14-20; 14:4-7).

Él confirma que Dios establecerá la paz en el reino animal y la paz entre las naciones (Oseas 2:18). Y él deja en claro que las bendiciones de Dios también serán derramadas sobre los gentiles (Oseas 2:23).

La profecía más fascinante de Oseas tiene que ver con el momento del regreso del Señor. Él indica que será “dos días” después de Su ascensión al Cielo (Oseas 5:15-6:2). El contexto del pasaje indica que los dos días representan 2,000 años. Oseas dice que después de los dos días, el Mesías “nos resucitará” (la resurrección) para que “vivamos delante de Él” durante “el tercer día” (los 1,000 años del Milenio).

Visión de una artista del suroeste de los Estados Unidos acerca del Reino Apacible. El cuadro se titula, “Cuando el coyote yazca con el cordero”. La pintora es Diana Brayer. Sus pinturas pueden verse en dianabryer.com. 


Las profecías del tiempo del fin de Joel se centran principalmente en “el día del Señor”, el cual, en su contexto, es el día de la Segunda Venida del Mesías (Joel 1:15; 2:1,13; 3:14). Pero nos da un vistazo del Milenio cuando declara que cuando el Mesías regrese, Él habitará “en Sión, mi santo monte” y que Jerusalén estará caracterizada por la santidad (Joel 3:17, 21). También confirma que la tierra será revitalizada para una gran producción agrícola: “Los montes destilarán mosto, y los collados fluirán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán aguas” (Joel 3:18). También afirma que Egipto será una desolación (Joel 3:19).

Amós presenta una imagen del Mesías regresando como un león rugiente (Amós 1:2). Lo único que él tiene que decir acerca del Milenio es que se caracterizará por la abundancia agrícola (Amós 9:14) – hasta el punto que el que ara alcanzará al segador” (Amós 9:13).

El único comentario significativo de Abdías acerca del Milenio es su declaración de que éste se caracterizará por la santidad (Abdías 17).

Jonás no tiene nada que decir acerca del Milenio.

Miqueas comienza su profecía con una visión de la Segunda Venida (Miqueas 1:3-4). Con respecto al Milenio, Miqueas presenta una visión gloriosa de él y lo hace con palabras que son casi idénticas a las de Isaías (Miqueas 4:1-7; Isaías 2:2-4). El enfatiza la paz y prosperidad que caracterizarán el Milenio (Miqueas 4:3-4). También subraya la promesa de Dios de que Él hará al pueblo judío la nación más importante del mundo durante el Milenio (Miqueas 4:6-7).

Nahúm se hace eco de Joel al centrar sus profecías en “el día del Señor” (Nahúm 1:1-8). Lo único que él tiene que decir con respecto al Milenio es que el pueblo judío disfrutará de perfecta paz (Nahúm 1:15) y que el esplendor de su nación será restaurado (Nahúm 2:2).

Habacuc comienza su libro asegurándole al lector que Dios será fiel en enviar al Mesías de regreso “en el tiempo señalado” (Habacuc 2:3 NVI). Luego presenta una visión muy dramática de la Segunda Venida (Habacuc 3:3-13). Él no tiene nada que decir acerca del Milenio.

Sofonías comienza su libro presentando una visión poderosa y aterradora acerca de la Segunda Venida (Sofonías 1:14-18). Él concluye su libro con una breve profecía acerca del Milenio (Sofonías 3:14-20). Él revela que el Señor reunirá a todos los creyentes judíos de regreso en la tierra y que Él vivirá en medio de ellos (Sofonías 3:17-20). Y él promete que Dios convertirá a la nación judía en la nación más importante del mundo (Sofonías 3:20).

Hageo afirma que en el momento de la Segunda Venida, Dios hará temblar los cielos y la tierra /Hageo 2:6-7), derrocando a todos los reinos gentiles (Hageo 2:22). La riqueza de las naciones será transferida a Jerusalén, y el Templo será reconstruido en gloria (Hageo 2:7). Y luego, usando a Zorobabel, el gobernador de Judá, como un tipo profético del Mesías, Hageo dice que Dios le dará Su “anillo de sellar” – lo que significa que él se convertirá en el Rey de reyes y Señor de señores (Hageo 2:23).

Zacarías dice que el Señor “volverá a Jerusalén” y reconstruirá el Templo (Zacarías 1:16). Exhorta al pueblo judío a “cantar y a alegrarse” debido a que el Señor le ha dicho que he aquí vengo, y moraré en medio de ti” (Zacarías 2:10).

En cuanto a la naturaleza del reinado del Señor, Zacarías dice que Él será “un sacerdote en su propio trono”, confirmando que el gobierno será una teocracia (Zacarías 6:12-13). La ciudad de Jerusalén será llamada “La Ciudad de la Verdad” y “El Monte de la Santidad” (Zacarías 8:3 NVI). Los creyentes judíos serán reunidos desde todas partes del mundo (Zacarías 9:14-17), y la población de Jerusalén vivirá en paz y prosperidad (Zacarías 8:8, 12). El pueblo judío será grandemente bendecido que cuando un judío camine, diez gentiles agarrarán su túnica y dirán, “¡Déjanos acompañarte! ¡Hemos sabido que Dios está con ustedes!” (Zacarías 8:23 NVI).

Zacarías también declara que durante el Milenio, todas las naciones del mundo deberán enviar delegaciones a Jerusalén para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos (Zacarías 14:16). Aquellas naciones que no lo hagan, no recibirán lluvia (Zacarías 14:17-18).

Zacarías concluye su libro haciendo hincapié en la santidad que abundará durante el Milenio. Él dice que las campanas en las bridas de los caballos estarán grabadas con las palabras “Santidad a Jehová” (Zacarías 14:20-21).

Malaquías contiene varios pasajes acerca de la Segunda Venida, pero lo único que tiene que decir acerca del Milenio es que el nombre del Señor será “grande entre las naciones” (Malaquías 1:11).

Otras Profecías del Antiguo Testamento

Hay referencias dispersas entre los libros históricos del Antiguo Testamento acerca de la Segunda Venida y el Milenio, y los Salmos están llenas de ellas, pero no tengo el espacio para enumerarlas en detalle. Puede encontrar esa lista en mi libro La Guía de Estudio de Cristo en la Profecía (disponible sólo en idioma inglés). Baste con decir que creo que he presentado evidencia más que suficiente para demostrar que el Antiguo Testamento está lleno de profecías acerca de los tiempos del fin y el Milenio.

Algunos Puntos Finales

Así que permítanme subrayar una vez más que Apocalipsis 20 no es el único capítulo en la Biblia donde el Milenio está profetizado. Sin embargo, sí nos presenta algunas novedades que no se mencionaron en otras partes:

1. Satanás estará atado durante el Milenio.

2. El reinado del Señor durará 1,000 años (Esto está fuertemente implicado en lenguaje figurado en el libro de Oseas).

3. El Milenio terminará con una gran rebelión que será dirigida por Satanás y que será sofocada por Dios.

Se nos dice en el libro de los Hechos que después de Su resurrección, Jesús pasó 40 días con Sus discípulos hablándoles acerca del reino de Dios” (Hechos 1:3). Al final de esos 40 días, cuando reunió a Sus discípulos en el Monte de los Olivos para Su ascensión al Cielo, ellos le preguntaron, “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Él no respondió diciéndoles que no habría ningún reino. Por el contrario, les dijo que no les correspondía a ellos saber el tiempo (Hechos 1:7).

Jesús nos dejó con muchas señales a vigilar que marcarían la época de Su regreso. Esas señales están por todas partes que vemos hoy. Jesús vuelve pronto. Él va a reinar en majestad desde Jerusalén y los redimidos compartirán ese reinado con Él (2 Timoteo 2:12; Apocalipsis 2:26-27). Estamos viviendo en tiempo prestado

¿Está usted listo? 

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Traducido por Donald Dolmus
En Defensa de la Fe (endefensadelafe.org)

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